Director deportivo, el olvidado

Apenas 48 horas después de la eliminación en Eibar, el oviedismo ya está ansioso por conocer cuáles serán las armas para el intento del año que viene. Unos pendientes del Grupo Carso y su grado de implicación, otros atentos a las palabras de Toni Fidalgo en lo que a la confección de la futura plantilla se refiere. Listas de altas y bajas, empieza el baile de nombres y no son pocos los futbolistas en las agendas de los aficionados de cara a reforzar al equipo. Aquí evitaremos el juego, lo primero será evaluar el rendimiento de la plantilla y analizar puntos mejorables y roles a asignar.

Pero siempre nos han enseñado que las casas nunca hay que empezar a construirlas por el tejado. En fútbol se va de la 'A' a la 'B', y de ahí a la 'C'; saltarse pasos no hace ir más rápido. En ese sentido se pronunció el presidente cuando dice que la figura del director deportivo "es prescindible en Segunda B". Unos hablan de sueldo innecesario,  se apoyan en el ahorro del Club para encomendar esa misión a otro trabajador que ya está dentro; en este caso sería Carmelo del Pozo siempre que Granero continuase como entrenador azul. Ya desempeñó esa función en el Hércules, posee informes de futbolistas como para ser reconocido como un hombre que controle el mercado.

Pero por primera vez en mucho tiempo el Real Oviedo tiene una solvencia detrás. Ha sido esta la temporada de la salvación económica, la que asegura la viabilidad del Club en el medio plazo. Situación idílica para sentar las bases del futuro de la entidad, sobre todo cuando se ha fijado una meta a lo lejos, que no es otra que el retorno a Primera División en un futuro próximo. Nadie dudará de la capacidad de Del Pozo para rastrear el mercado, pero: ¿qué pasará si Granero es cesado de su puesto? ¿Habrá que volver a empezar de cero cuando llegue un nuevo entrenador con nuevos gustos? Con el cargo de preparador físico como puesto oficioso, ¿es la persona ideal para crear lazos entre primer equipo, Vetusta y Requexón, sabiendo que su presencia va ligada a la de Granero?

No se cuestiona la capacidad de Del Pozo. Se cuestiona el proyecto de Club. Se equivoca Toni Fidalgo cuando relaciona la presencia de un director deportivo con la categoría en la que limita el primer equipo. Su función va más allá. Un director deportivo marca el camino a seguir en todos los equipos del Real Oviedo. Ha de ser quien detecte cuál es la manera de subir el escalón hacia Segunda y contratar a entrenador y plantilla en consecuencia. En base a lo que hay, el entrenador propone posiciones y perfiles a reforzar, y el director deportivo ofrece tres-cuatro alternativas para tomar entre ambos una decisión de consenso deportiva-económica. También será el encargado de detectar qué futbolistas del Vetusta están capacitados para dar el salto, estudiar cesiones con vistas a un posible retorno, así como evaluar el mismo salto de futbolistas del División de Honor al propio filial. E instaurar una línea de trabajo en las categorías inferiores que después sea controlada en el día a día por el coordinador del Requexón.

Será el director deportivo quien evite absurdos como el paso de Pascual al Vetusta con prórroga de contrato como compensación. O la titularidad de Adrián Torre en la meta del filial en la segunda vuelta, cerrándole las puertas a un proyecto de portero futuro como es Adán, cuando resulta que Torre no será el portero del Vetusta la próxima temporada. Como mayor despropósito, la nula coherencia del papel de Jandro este año en sus sube y baja entre primer equipo y filial. Debió salir cedido en Julio, última oportunidad para demostrar gen competitivo lejos del Real Oviedo tras dejar alguna duda como líder del Vetusta en la recta final de la temporada pasada. Al final, no ha contado para Granero y ha sido una muestra más de la falta de decisión en el Club a la hora de elegir el camino para el equipo de Palacios: competir en Tercera o formar futbolistas potenciales para el primer equipo.

La del director deportivo es la figura sobre la que se ha de cimentar un proyecto a medio y largo plazo. Elección vital y complicada, acertar o no marcaría el futuro del Real Oviedo. Encontrar al adecuado necesita de muchas horas de conversación y análisis, pros y contras; la del director deportivo no es, o no debería ser, una figura tan fácilmente reemplazable como lo es la del entrenador. Que no engañen experiencias pasadas con Díaz Galán o José Manuel, vividores de despacho a la espera de videos enviados por sus allegados. Un director deportivo viaja, ve partidos y entrenamientos entre semana de otros clubes, hace más vida en la carretera que en el propio Oviedo.

Aquí no se darán nombres a la ligera, no es tan fácil como pensar en un ex-jugador con caché reputado como hacen los 'grandes' del fútbol español. Quizá el propio Del Pozo reúna todos los requisitos para ser el elegido. Pero designar un director deportivo conlleva el entregarle las llaves del Real Oviedo a ese profesional. Paso arriesgado, a meditar. Pero obligado si se quieren empezar a sentar las bases de lo que un día fuimos.