Real Oviedo-Eibar, la tercera batalla

Nueva batalla en el horizonte, otro paso por delante en pos del sueño. El bombo parece caprichoso, Albacete y Eibar son dos rivales de otro tiempo que ahora están en la misma lucha que nosotros. El objetivo de todos es volver a la LFP, el camino para ello se dignifica si quien está enfrente tiene una historia detrás, por más que en el campo todo se reduzca a un once contra once. Mañana toca el primer asalto, el Carlos Tartiere está listo para repetir un ambiente de Primera.

La guerra psicológica empieza durante la semana, son eliminatorias a 180 minutos pero los partidos duran mucho más de 90'. Diego Cervero traslada el favoritismo a los armeros, Granero los encumbra en rueda de prensa para activar al oviedismo pero seguro que de puertas adentro les muestra a los suyos que si siguen la hoja de ruta habrá opciones de victoria. El Eibar repite errores en la previa que ya cometió el Albacete: Rubén Suárez minimiza el fútbol del Real Oviedo como ya hicieran los manchegos tras el 1-0 de la ida, el secretario técnico armero resta importancia al factor Tartiere como antes hizo Sampedro, que después tuvo que rendirse ante los medios a un ambiente incomparable.

El equipo de Garitano es un rival fuerte, de una dificultad máxima. Subcampeones del Grupo II, expertos en fases de ascenso, con experiencia sobrada a sus espaldas, saben moverse en estos ambientes de playoff. Se debe desterrar la idea de fútbol directo, balón por arriba y brega que siempre viene a la cabeza cuando nombramos al Eibar. Son un bloque que trata bien al balón, con laterales largos para dar amplitud en ataque, con Capa como hombre para el 1vs1 en banda derecha. Arruabarrena hace función de '9' jugando de espaldas a portería, pero lo hace desde la mediapunta. Y Mainz como agitador entre centrales para separar líneas.

Dice Granero que el Eibar se adaptará a cualquier partido que se plantee desde el bando azul. En saques largos inscrustan un mediocentro como tercer central, intentarán anular el 'efecto Cervero' y atascar a los nuestros desactivando la segunda jugada. Si el Real Oviedo es capaz de combatir aquí y generar peligro, el partido estará más cerca. El objetivo será repetir el guión de hace quince días: dominio territorial, iniciativa sin asumir riesgos, alejar al máximo el peligro de Orlando Quintana para jugar con la ventaja que puede suponer la vuelta en Ipurúa.

Ida en el Tartiere, prioridad máxima el dejar portería a cero. El empate sin goles está condenado ante la luz pública, pero abre un panorama en el que dos de los tres resultados posibles para la vuelta te meten en la última ronda. Buscar la victoria sin estridencias, no conceder oportunidades para que el Eibar haga daño a balón parado, acumular posesiones más largas que en el Carlos Belmonte para que la sensación positiva del partido sea nuestra. Y partiendo de estas premisas, intentarlo todo sabiendo que la eliminatoria dura 180' y que hay unos objetivos irrenunciables para el primer envite.

La afición, a lo nuestro. Ya lo dice Torla, el ambiente del Tartiere no trata sobre encoger y desactivar al rival sino sobre espolear a los nuestros. El apoyo está garantizado, y siempre ha de ser una baza positiva. Con la ilusión por bandera todo es posible. Sigamos soñando.

Foto: La Nueva España