Carlos Tartiere, urge solución

Problema recurrente en los últimos doce años, el césped del Tartiere ha sido un quebradero de cabeza desde el día de su inauguración. Pasto indigno, tan solo un paréntesis de dos-tres temporadas tras la visita de la Selección Española allá por 2007, todos recordamos la alfombra que recibió al equipo de Luis Aragonés allá por el mes de Septiembre de aquel año. La situación actual es insostenible, hasta llegar al punto de que entre lo que se ve cada quince días en la Ería y el fútbol, cualquier parecido es pura coincidencia.

Sarriugarte lleva meses de quejas ante la prensa, quizó dejamos pasar en Navidad la oportunidad de ser más directos que nunca en la denuncia. Vivimos unas Fiestas sin lluvias, aunque todos sabemos que un problema como el del Tartiere no se soluciona en tres semanas. Fue el primer reclamo de Arturo Elías en su visita al Real Oviedo, detectado el problema pero sin tiempo para la solución. Motivo de inocentada en Ovieditis, el césped sintético sigue siendo un 'tabú' pero visto lo visto al menos ha de ser unas de las opciones sobre la mesa.

Condiciona al bloque, el equipo va sacando partidos y manteniendo portería a cero pero el déficit es notorio. Un equipo que intenta tocar, jugar el balón, que necesita de velocidad en la circulación para crear situaciones de remate. Habrá que vivir del balón parado, como se intentó el Domingo con Álvaro Cuello; dos acciones que pudieron dar tres puntos pero que no quisieron entrar. Daba lástima ver a Héctor Simón o Javi Casares intentar jugar en corto y que el balón se quedase en el barro, dando lugar a una batalla más propia de rugby semi-profesional que de un partido del Real Oviedo.

Muchas cosas en juego. Necesidad imperiosa de ascenso, volver a la LFP es la única manera de aportar sentido a la inversión y al proyecto del Grupo Carso. La Segunda es la categoría estándar, aquella en la que cimentar bases y desarrollos futuros. El barro del Tartiere compromete los puntos, la caza al Tenerife más cuesta arriba que nunca y las opciones de ascenso más complicadas si no es con el primer puesto bajo el brazo. Exigencia física llevada al extremo, el cuerpo del futbolista empieza a decir 'basta' y no contar con todos es el primer paso para dejarse victorias por el camino.

La salud del futbolista en riesgo: Manu Busto fue el primero, más de dos semanas lleva el cántabro en la enfermería. Turno para Diego Cervero: se perdió el duelo en Alcalá, ahora estará fuera un mes porque su cuádriceps no resistó la exigencia del Tartiere. Siguen las dudas para Cerrajería, pinzamiento en el menisco y pendiente de pruebas y sensaciones. Las roturas musculares son 'recuperables', perder a alguien por un mal giro de rodilla daría al traste con su temporada. Inadmisible que en cada partido como locales la integridad física de nuestros chicos (y de los rivales) esté en peligro, ellos son los primeros en hablar sin tapujos.

Problema insubsanable, al menos mientras haya fútbol y competición por el medio. A tratar desde el primer día de post-temporada, levantar todo y empezar de cero. Las previsiones hablan de tres meses y medio, los tiempos no encajan para comenzar la Liga que viene porque el verano no da para tanto. Mientras tanto, y aunque sea por jugar en un césped en condiciones y no poner en riesgo al futbolista, la opción del exilio ha de tenerse en cuenta. Dos partidos, Rayo B y Caudal, suponen mes y medio de descanso para el césped del Tartiere. Doloroso, peculiar, pero no descabellado. Ni seríamos los primeros, ni seguramente los últimos...

Foto: @ACampoPhoto