Césped artificial para el Tartiere

Fue la primera urgencia que apreció Arturo Elías en su reciente visita a la ciudad. Conoció futbolistas, empleados, palpó muy de cerca el sentir de la afición azul pero también apreció las deficiencias en las instalaciones, que a día de hoy son un lastre para la puesta a punto del ambicioso proyecto que el Grupo Carso tiene para con el Real Oviedo. Carlos Tartiere y Requexón, los dos campos de batalla en la inversión mexicana en el Club, más allá del par de refuerzos que se esperan para la primera plantilla.

"A este césped no se le puede llamar ni cancha". Fueron las palabras de Arturo Elías tras salir por el túnel de vestuarios del Estadio de la Ería. Un problema que no por antiguo deja de ser de urgente solución. Las deficiencias vienen desde el primer día, el Tartiere era un patatal aun con el equipo en Primera División. La ubicación no permite que penetre la luz suficiente, la humedad es abrumadora; las raíces no arraigan y los tapes de césped se levantan en cada frenada, en cada sprint. Cualquier cosa menos una superficie para la práctica del fútbol de alto nivel.

Las conversaciones del Grupo Carso y el Ayuntamiento se centraron desde un primer momento en el problema del césped del Carlos Tartiere. Los operarios que allí trabajan día a día bastante tienen con conseguir que el terreno no se convierta en un barrizal, los medios para el mantenimiento son a todas luces insuficientes. Inversión importante, de ahí la llegada por sorpresa de Carlos Slim Jr a Oviedo; había que manejar cifras y cálculos, negociar posturas. Agus Caunedo da facilidades para hacer y deshacer, el Estadio es municipal y la última palabra siempre será del Consistorio. Pero las arcas están vacías, la patata de la inversión es para Grupo Carso.

Mantener la hierba natural siempre fue la primera opción. Se encargan estudios, todos coinciden en señalar a la falta de luz como el principal problema del Tartiere. Macroproyecto para cambiar la cubierta del Tartiere por una translúcida, fue desechado a las primeras de cambio porque la inversión se escapaba de las manos incluso para alguien como Carlos Slim. Arturo Elías propuso enfocar al maltrecho césped los cañones solares que ya funcionan en el Bernabéu, Camp Nou o Amsterdam Arena, pero fueron descartados por el alcalde Caunedo dada la imposibilidad de disponer de la fuente de corriente necesaria para su funcionamiento.

Surge el plan de emergencia, aquel que todos quieren evitar pero al que, por el momento, no queda más remedio que recurrir. El césped artificial llegará al Carlos Tartiere la próxima temporada. Pionero en los estadios de Europa del Este para combatir las inclemencias del frío, como en Luzhniki, hogar del Spartak de Moscú. Proyecto de la UEFA para modernizar el deporte rey; el máximo organismo europeo financiará la implantación del sintético en Oviedo con el fin de promover su uso por todo el continente y al más alto nivel, confiados en la proyección deportiva de los azules. Nueva apuesta, como lo es la del ojo de halcón para acabar de una vez por todas con los goles fantasma.

Materiales de última generación, las diferencias son inapreciables a simple vista, aunque el aroma a hierba tradicional sea irrecuperable. El Barça visitó Luznhiki en la fase de grupos de la Liga de Campeones, todos los futbolistas culés destacaron la similitud del césped artificial del Estadio ruso con las de la hierba natural de cualquier otro campo. El Real Oviedo rompe con la tradición y el pasado. Medida desesperada para enmendar un error de bulto que viene de lejos y por el que alguien debería, al menos, dar explicaciones.