La solución Pascual

El debate está en la calle, es lo bonito de poder volver a hablar de fútbol sin ningún condicionante más de diez años después. Atasco en la creación, problemas en la circulación de balón y un equipo que sufre cuando el rival repliega, regala iniciativa y elimina los espacios. Las miradas dirigidas al banquillo, Sarriugarte ya recibió el Domingo ante el Guijuelo la reprimenda del Tartiere y es que el nivel de exigencia ha aumentado más si cabe tras la feliz llegada de Carlos Slim.

Discusiones centradas en los medioscentros, Aitor Sanz y Cerrajería en el ojo del huracán, compatibilidad a prueba ya que ambos son los señalados por el público como el origen de todo. Futbolistas de recorrido y sacrificio, muchos metros para la recuperación, dominadores de la disputa y el balón dividido, responsables en gran medida de la solidez defensiva de un equipo que sin los accidentes en Matapiñonera y Salamanca sería el menos goleado del Grupo I con diferencia. Encasillados por su trabajo defensivo, señalados por una tarea que nunca debieron asumir.

Decía Juanma Lillo aquello de "dime qué mediocentro tienes y te diré qué clase de equipo eres". En el caso que nos ocupa más bien deberíamos decir "dime qué medioscentros tienes y te diré a qué debes jugar". Todas las cualidades para la fase defensiva, Aitor Sanz no necesita carta de presentación y la calidad individual de Cerrajería está fuera de toda duda. Asombró en el debut ante Fuenlabrada en el Tartiere, hacerle titular dos días después de aterrizar en Oviedo fue una declaración de intenciones por parte de Sarriugarte. Futbolista 'box to box' que dicen en Inglaterra, llegador desde segunda línea, tres tantos en su haber liguero y los que que quedan.

Medioscentros para trabajar, recuperar y llegar, no para mover de un lado a otro y llevar la manija. Ninguno tiene facilidad para el desplazamiento en largo, tampoco para el juego a pocos toques porque ambos abusan de la conducción, la fluidez no es su fuerte. Robar y soltar, ésa debe ser su función y no otra. Una plantilla con futbolistas para ir al espacio, calidad individual desbordante para marcar las diferencias en la categoría. Extremos imparables en 1vs1 con metros por delante, Íker Alegre como futbolista de segundo palo. Entre líneas, Josep Señé como hilo conductor o Manu Busto como finalizador, ahí estará el gran cambio. Si Sarriugarte quiere seguir con los intocables ha de plasmar el ida y vuelta como plan primario.

No será fácil, los rivales también juegan y sin marcador adverso no todos renunciarán a la idea inicial de regalar balón y vivir en la trinchera. Ante el Guijuelo Aitor Sanz quiso recibir de los centrales, desplazar en largo, nadie lo hace como Pascual y así lo hizo ver en pretemporada. Diagonales más propias de un quaterback, si se quiere someter y mandar, ha de ser de la partida. Juzgado más por su currículum que por sus aptitudes, pocos recuerdan que fue clave en la impecable remontada de Pacheta en su primer curso, aunque el año pasado él mismo fue su mayor hándicap. Aitor y Galder son inmejorables en su campo, Pascu se convierte en imprescindible para jugar a lo que se está pidiendo.

Cambio recurrente para salir desde el banquillo, el último encuentro en que no saltó al césped fue el 'lejano' empate ante el Ourense en el Tartiere. Siempre como mediocentro al uso, nunca en sustitución de Aitor Sanz o Cerrajería; un futbolista de banda o Señé, los sacrificados. El técnico ubica a Galder en la mediapunta, adelantarle conlleva eliminarle metros que recorrer para aparecer desde segunda línea, perder una de las virtudes del vasco en perjuicio de un Señé que sería el mejor socio de Pascual en tres cuartos de campo y el lanzador perfecto para el contragolpe que matase el partido.

Cambiar el dibujo, ajustar posiciones y reasignar roles si se quiere juntar a los tres, encontrar acomodo a Cerrajería es el mayor quebradero de cabeza. Tirar el equipo atrás, conceder metros para ganar fútbol y verticalidad si se quiere seguir con la pareja indivisible. Apostar por Pascual y sacrificar a un intocable si se quiere poner remedio a la actual hoja de ruta. Los deberes de Sarriugarte, si quiere salir airoso deberá mojarse y decidir.

Foto: Irma Collín