1. Señé en escena, la gripe de Manu Busto le abrió las puertas de la titularidad al catalán la misma semana en la que Sarriugarte se pronunciaba sobre su ausencia. Imagen de la victoria, el chico ya es uno más para la causa azul, una baza a añadir al repertorio de la plantilla. No debe haber enfrentamiento, técnico y futbolista van en el mismo barco. Cuando esta afición elimine el pequeño gen autodestructivo que siempre aparece, será imparable.
2. Las bandas más reclamadas, Xavi Moré y Javi Casares pegados a la cal. Objetivo claro, estirar la lona por fuera para crear espacios por dentro. Dos estacas clavadas en los extremos para abrir la defensa del Leganés y hacer difíciles las ayudas de los de Pablo Alfaro en fase defensiva. La idea de los primeros minutos, ganar línea de fondo y pase al punto de penalty; si no se abrió antes la cuenta fue por la falta de acierto a la hora de entrar al remate.
3. Apareció la ansiada formación tortuga, equipo replegado en campo propio y esperando al Leganés; falta saber si por elección propia o por mérito de los madrileños. Tras robo, lanzamiento al espacio; Xavi Moré buscando la espalda de Dani Gómez para seguir reencontrando el fútbol que lleva dentro, la definición irá a más con el paso de los partidos. Javi Casares la pedía al pie, más pausa para parar el correcalles en momentos de ida y vuelta.
4. Valiente Leganés, atrevido Pablo Alfaro. Línea adelantada, sabían de las dudas oviedistas y que el Tartiere puede llegar a pesar si aparecen el ansia y la precipitación en los azules. Consigna clara, volcar el juego a banda derecha para buscar la debilidad de Javi Cantero en fase defensiva. Castigaron al lateral zurdo, todas las llegadas visitantes al área de Dani Barrio surgieron de ese costado y es que el chaval no pasa por un buen momento. Problema más anímico que futbolístico, la capacidad está fuera de duda pero hay un antes y un después de Salamanca.
5. Lo apuntábamos en la previa, que el rival vea la debilidad oviedista es un arma de doble filo. Creer en ellos mismos, verse capaces de sacar algo positivo de Oviedo les lleva a descuidar la retaguardia, las dimensiones del Tartiere son un paraíso para contragolpear y atacar los espacios a la espalda. Por primera vez hemos visto un equipo dispuesto a no llevar la batuta, con Aitor Sanz y Cerrajería más oscuros que de costumbre pero sin tanta responsabilidad en la creación.
6. Partido sin dueño. Leganés estirado y ambicioso, pero insuficiente para asustar a Dani Barrio. Extraños los de Sarriugarte sin balón: veían la vía de agua pero la posesión madrileña aumentaba las dudas, la falta de definición en el último pase no hacía sino que acrecentar los nervios de los azules por la posibilidad de un 0-1 devastador. Intenso, alocado, impreciso, así transcurría el duelo en busca de un tanto que hiciese explotar todo por los aires.
7. Ahí apareció Josep Señé. Descarado, atrevido, vertical, lanzador de toda la ofensiva azul. Encontró su sitio a la espalda de Nogueira, batió líneas conduciendo para atraer rivales y soltar con apertura a banda. Notó el calor del Tartiere desde el primer día, por eso peleó cada balón como si fuese el último. Buscó el último pase con Cervero, le brindó el segundo a Diego tras el descanso para tranquilidad de todos y a la espera ya de cerrar con el tercero. Intenso con balón y sin él, aprovechó su oportunidad y ahora le toca competir en el día a día con Manu Busto.
8. Con el 2-0 se acabó el partido, nunca pudieron los de Pablo Alfaro sobreponerse a la expulsión de Carmona. Dos mazazos en cinco minutos tras la salida de vestuarios hunden a cualquiera, todo el plan trazado en la caseta se va por el desagüe. Bajaron los brazos, la trayectoria a domicilio también pesaba y es que el Leganés tan solo ha sumado un punto lejos de Butarque. Quedaba el paso de los minutos, esperar con paciencia la última transición para cerrar el marcador y vivir unos minutos plácidos en el Tartiere.
9. La culminación no llegó antes porque a pesar del 3-0, no fue el día de los azules en la toma de decisiones. Nuevo contexto, verticalidad y transición fiera y veloz, exigencia de rápidez de piernas pero también de cabeza. Cambiar el chip nunca es fácil, no confundir con precipitación será el paso pendiente para ser competitivos cada fin de semana. De todos los colores, por dentro, en derecha y en izquierda, se perdonó para prolongar la agonía de un Leganés que sólo intentaba aguantar los 90' de pie.
y 10. Fueron Pascual y Óscar Martínez, los dos refrescos para poner la guinda a un marcador que ha de servir de estímulo para darle la vuelta al del Hermanos Antuña dentro de cuatro días. Segunda mitad vital la de Mieres, partido contrarreloj. Sarriugarte tendrá más posibilidades que nunca, tres cambios en 45', todas las opciones del mundo para sorprender al Caudal.
Foto: Irma Collín
2. Las bandas más reclamadas, Xavi Moré y Javi Casares pegados a la cal. Objetivo claro, estirar la lona por fuera para crear espacios por dentro. Dos estacas clavadas en los extremos para abrir la defensa del Leganés y hacer difíciles las ayudas de los de Pablo Alfaro en fase defensiva. La idea de los primeros minutos, ganar línea de fondo y pase al punto de penalty; si no se abrió antes la cuenta fue por la falta de acierto a la hora de entrar al remate.
3. Apareció la ansiada formación tortuga, equipo replegado en campo propio y esperando al Leganés; falta saber si por elección propia o por mérito de los madrileños. Tras robo, lanzamiento al espacio; Xavi Moré buscando la espalda de Dani Gómez para seguir reencontrando el fútbol que lleva dentro, la definición irá a más con el paso de los partidos. Javi Casares la pedía al pie, más pausa para parar el correcalles en momentos de ida y vuelta.
4. Valiente Leganés, atrevido Pablo Alfaro. Línea adelantada, sabían de las dudas oviedistas y que el Tartiere puede llegar a pesar si aparecen el ansia y la precipitación en los azules. Consigna clara, volcar el juego a banda derecha para buscar la debilidad de Javi Cantero en fase defensiva. Castigaron al lateral zurdo, todas las llegadas visitantes al área de Dani Barrio surgieron de ese costado y es que el chaval no pasa por un buen momento. Problema más anímico que futbolístico, la capacidad está fuera de duda pero hay un antes y un después de Salamanca.
5. Lo apuntábamos en la previa, que el rival vea la debilidad oviedista es un arma de doble filo. Creer en ellos mismos, verse capaces de sacar algo positivo de Oviedo les lleva a descuidar la retaguardia, las dimensiones del Tartiere son un paraíso para contragolpear y atacar los espacios a la espalda. Por primera vez hemos visto un equipo dispuesto a no llevar la batuta, con Aitor Sanz y Cerrajería más oscuros que de costumbre pero sin tanta responsabilidad en la creación.
6. Partido sin dueño. Leganés estirado y ambicioso, pero insuficiente para asustar a Dani Barrio. Extraños los de Sarriugarte sin balón: veían la vía de agua pero la posesión madrileña aumentaba las dudas, la falta de definición en el último pase no hacía sino que acrecentar los nervios de los azules por la posibilidad de un 0-1 devastador. Intenso, alocado, impreciso, así transcurría el duelo en busca de un tanto que hiciese explotar todo por los aires.
7. Ahí apareció Josep Señé. Descarado, atrevido, vertical, lanzador de toda la ofensiva azul. Encontró su sitio a la espalda de Nogueira, batió líneas conduciendo para atraer rivales y soltar con apertura a banda. Notó el calor del Tartiere desde el primer día, por eso peleó cada balón como si fuese el último. Buscó el último pase con Cervero, le brindó el segundo a Diego tras el descanso para tranquilidad de todos y a la espera ya de cerrar con el tercero. Intenso con balón y sin él, aprovechó su oportunidad y ahora le toca competir en el día a día con Manu Busto.
8. Con el 2-0 se acabó el partido, nunca pudieron los de Pablo Alfaro sobreponerse a la expulsión de Carmona. Dos mazazos en cinco minutos tras la salida de vestuarios hunden a cualquiera, todo el plan trazado en la caseta se va por el desagüe. Bajaron los brazos, la trayectoria a domicilio también pesaba y es que el Leganés tan solo ha sumado un punto lejos de Butarque. Quedaba el paso de los minutos, esperar con paciencia la última transición para cerrar el marcador y vivir unos minutos plácidos en el Tartiere.
9. La culminación no llegó antes porque a pesar del 3-0, no fue el día de los azules en la toma de decisiones. Nuevo contexto, verticalidad y transición fiera y veloz, exigencia de rápidez de piernas pero también de cabeza. Cambiar el chip nunca es fácil, no confundir con precipitación será el paso pendiente para ser competitivos cada fin de semana. De todos los colores, por dentro, en derecha y en izquierda, se perdonó para prolongar la agonía de un Leganés que sólo intentaba aguantar los 90' de pie.
y 10. Fueron Pascual y Óscar Martínez, los dos refrescos para poner la guinda a un marcador que ha de servir de estímulo para darle la vuelta al del Hermanos Antuña dentro de cuatro días. Segunda mitad vital la de Mieres, partido contrarreloj. Sarriugarte tendrá más posibilidades que nunca, tres cambios en 45', todas las opciones del mundo para sorprender al Caudal.
Foto: Irma Collín