Resetear, vuelta al origen

Ya han pasado los días, cabeza fría tras el batacazo en A Coruña. Las opciones azules siguen intactas, cuatro puntos de distancia a falta de cuatro partidos habiendo un duelo directo entre ambos contendientes no es nada; al menos no para otros. El Tenerife se muestra tan irregular como el que más, cuatro puntos de los últimos quince en juego para los canarios dejan a las claras que el tropiezo insular es posible cualquier jornada, no son fiables como no lo estamos siendo nosotros. El Real Oviedo ya no depende de sí mismo para jugar el playoff pero de ganar al Castilla las opciones se disparan.

Semana dura, terrible. Decía Aitor Sanz el Martes pasado que la derrota ante el Getafe B fue el momento más difícil de la temporada. Seguramente fuese así hasta el Domingo, el palo ante el Montañeros fue monumental para cuerpo técnico, plantilla y afición. Más que para corregir errores y repasar conceptos, la semana de Pacheta debe ir encaminada a devolver la confianza y la alegría a un vestuario tocado y sin autoestima. Igual que cuando llegó hace catorce meses, el técnico debe aislar a la plantilla y convencerles de su potencial, son los mismos que asaltaron Valdebebas en Diciembre. Recordar lo que hicieron, mostrarles el video de la victoria en el Alfredo Di Stéfano no sólo para repasar lo que se hacía bien sino para demostrarles de lo que son capaces si creen en sí mismos.

Volver a los orígenes: intensidad, disputa y físico. La falta de chispa y la confianza van de la mano, sin lo primero no hay presión arriba, sin lo segundo la línea defensiva vive al borde del área de Lledó; se pierden las señas de identidad de un equipo que hizo soñar no hace tanto. Hay futbolistas que no aguantan los 90', más que nunca la convocatoria ha de ir enfocada a jugar el partido con catorce futbolistas y trazar el partido en la cabeza para plasmarlo después en el césped. Manu Busto no marca diferencias, a Nano le falta oxígeno, Pelayo sufre los últimos 20' de partido. No les dejas a todos fuera, pero el partido dura noventa minutos y reorganizar un rol no conlleva perder protagonismo ni importancia. Pacheta debe explicar el plan en el vestuario, convencer a los chicos del planteamiento para que todos crean a pies juntillas.

Al Castilla hay que salir a asustarle, que no se sienta poderoso porque entonces avasalla. Recuperar la presión en primera línea, más cuando llegan con la baja de Nacho Fernández, el káiser de Toril y prolongación del jefe sobre el verde. Martins y Óscar Martínez en punta para no dejarles jugar cómodos, también para que Pelayo y Aitor Sanz no hagan tantos kilómetros, para que los dos puntas azules sean los que obliguen a lanzar la línea defensiva a mediocampo. Presionar sin achicar es un suicidio, si los cuatro de atrás temen dejar metros a la espalda condenarán al bloque. No estará Joselu en los blancos, Juanpa y Juanma como centrales para atar en corto a Morata y a un Jesé que se puede mover entre líneas, también para las ayudas en banda ante Juanfran y Denis.

Profundidad por bandas, Nano y Teo, no hay otros. Abásolo es distinto, es futbolista de asociación, de ritmo continuo, de pausa. Una baza para la segunda mitad, el desgaste del andaluz puede ser su oportunidad para jugar en banda izquierda, ahí es donde Paul se siente cómodo lanzado la diagonal hacia dentro. Teo no acumula minutos, puede aguantar los 90' aunque Martins en banda derecha para jugar el último cuarto de hora sin referencia arriba sería una opción, para el senegalés el cansancio no existe. Para entonces ya habría llegado el momento de Manu Busto igual que le llegó en Valdebebas saliendo desde el banquillo, convencerle de que valen más 25' a máximas revoluciones y fresco que ser titular para no aguantar el esfuerzo.

En el centro del campo son dos, Aitor Sanz y Pelayo. A Falcón le penaliza el físico, seguramente esté ante sus últimos partidos como futbolista porque no es fácil seguir tras un calvario de dos años cuando pasas la treintena. Pascual no aparece desde la autoexpulsión en La Roda, sólo él y Pacheta saben qué paso. De puertas afuera comportamiento ejemplar, ánimos y apoyo para el equipo, nunca personalizó en él ni compartió su frustración en las redes sociales, ni una palabra más alta que otra después de tantos meses al contrario que David Barral en Gijón que a la primera ya dejó el recadito. Pacheta manda, sólo él conoce el castigo al futbolista, pero quizá haya llegado la hora de recuperarle, llegado este momento se necesita de todos y la precariedad en el puesto apremia.

Veinte últimos minutos para pasar al 4-5-1, proteger a Lledó cuando el físico ya no llega. Manu Busto como falso '9' y aguantar el balón, esperar la entrada de Martins y Abásolo de fuera hacia dentro, tres medioscentros para acumular hombres tras el balón y no pagar el esfuerzo, no dejar espacios a los monstruos del Castilla porque con metros para correr son letales. Ser conscientes de lo que somos, ahora mismo el equipo no soporta un partido completo de 'intensidad Pacheta' pero eso no conlleva la ausencia de un plan B para ganar cuando el físico no aguanta.

Muchos o pocos, no importa. La política del Club ha quedado clara, no habrá ni un reproche para los que no vayan al Tartiere porque una cosa es que la afición pague las nóminas cuando no queda más remedio, pero otra distinto hacerlo para salvar una gestión nefasta e irresponsable. Los valientes que acudan al Tartiere que lo hagan para animar, que se vuelquen en ganar al Castilla porque el objetivo sigue ahí, al alcance, visible. Y cuando el árbitro decrete el final, que se expresen libremente, que dicten sentencia.

Foto: Lne.es