Nano, el máximo exponente del estilo Pacheta ahora que el infortunio nos ha privado de Xavi Moré. El andaluz pasó de señalado a clavo ardiendo, es el jugador franquicia y el que marca el éxito del planteamiento; si Nano aparece el partido cae por su propio peso. Hace unas semanas Quique Setién se preguntó qué hacía en Segunda B, todos lo hacemos visto su rendimiento y es que gracias a él se mantienen las señas de identidad. Está en estado de gracia, cinco goles este curso y todos sin Xavi Moré en el equipo, Nano ha dado un paso adelante en ausencia del pucelano.
Llegó para ser referencia, su trayectoria en Cartagena y Cádiz avalaban a un futbolista importante, fichado para el ascenso. Las expectativas eran muy altas, la pretemporada las aumentó y es que algunos en el Tartiere aún recuerdan el golazo a Kameni en el partido de presentación ante el Espanyol. No dio la talla en el inicio, no consiguió ser referente en los primeros partidos y después todo se hundió. Le costó adaptarse al norte, al grupo vasco, no disfrutaba, desprendía sensación de pasotismo y eso el oviedista no lo perdona porque castiga al que da sensación de indolencia igual que ensalza al luchador por encima de todo.
Cambió de actitud, competía y lo intentaba todo aunque la dinámica del equipo hacía imposible cualquier demostración individual. Se iba a la deriva con José Manuel, cada partido era un despropósito del colectivo y el ansia se apoderaba del futbolista, la cabeza y el corazón iban más que las piernas. Con Pacheta todo dio un giro de 180º en una semana, Xavi y Nano fueron los más beneficiados con la llegada del burgalés: juego directo, presión en la salida del contrario, búsqueda del espacio a la espalda del lateral o del 1vs1 en banda, ahí los dos se desenvolvieron como pez en el agua aunque fue Moré quien se llevó más portadas por su racha cara a portería.
Ambos indiscutibles en el nuevo curso, Nano incluso tuvo que reciclarse y adaptar sus virtudes al lateral en la época oscura de Pacheta, aquella en la que no daba con la tecla ni encontraba un once sobre el que crecer, las dudas nos invadían a todos. Hacía las veces de carrilero tras la lesión de Candela y hasta la irrupción de Álvaro Cuello, Manu Busto por delante para buscar la diagonal por dentro y que el andaluz tuviese metros por delante para aportar la profundidad que el cántabro no puede dar recluido en la banda. Ahora es el plan de emergencia para el míster, opción recurrente para remontar proponiendo algo más, asumiendo riesgos.
El equipo nació volcado a la diestra, Xavi Moré era el factor diferencial, el que daba sentido a todo, el futbolista en estado de gracia. Su lesión fue un palo, Jandrín cumplió su papel pero no decide como el catalán; Abasolo es un perfil completamente distinto, más asociación que verticalidad. El bloque empezó a buscar la izquierda para no perder la esencia, allí encontró a Nano. Potencia, zancada, arrancada, con metros por delante el andaluz es imparable, inconmensurable la vaselina ante el Celta B después de un sprint de más de 80 metros, ese tanto lo dice todo de su condición física y de su dulce para el gol. También desborda al 1vs1 en estático, Aitor pudo dar fe de ello en la jugada del 1-2 en el Anxo Carro.
Le sale cualquier cosa que intente, está en estado de grada, es la nueva referencia. La confianza a veces lo es todo, ante el Tenerife su zapatazo valió tres puntos de oro, un chut que el año pasado se hubiese ido al limbo. El Domingo en Miramar asustó a Queipo durante todo el choque, sembró de dudas al lateral para asestar el zarpazo al primer error. Gol de fe, de insistencia, de empuje, la acción de Nano es reflejo del espíritu del que Pacheta ha impregnado al vestuario, no dejan de insistir y exigen al rival hasta la extenuación. Vive su mejor momento en Oviedo, disfruta sobre el campo y se nota cuando se planta ante los medios en el Requexón, Nano está más suelto que hace un año, se atreve con todo y todo le sale porque cree en lo que hace.
Es el innegociable de Pacheta, sin sanción por el medio no se pierde ni un minuto. Ahora el Real Oviedo es un equipo volcado a la izquierda, recuperar la derecha será sinónimo de volver a ser temibles ante cualquiera. Mientras, Nano lo sujeta todo, se siente cómodo siendo protagonista. Vino para ascender y no renunciará a ello, su sitio es la LFP igual que el nuestro, los caminos no se separarán con un ascenso. Es el bastión del estilo, la bandera de Pacheta, nuestro ojito derecho. El puñal.
Publicidad: Ovieditis es 'patrocinador' del espacio dedicado al Real Oviedo en el programa 'Asturias en juego' de Radio Vavel, en el que se repasará toda la actualidad futbolística del Principado cada Lunes de 17h a 18h
Foto: Jonás Sánchez, ROCF.blogspot.com
Llegó para ser referencia, su trayectoria en Cartagena y Cádiz avalaban a un futbolista importante, fichado para el ascenso. Las expectativas eran muy altas, la pretemporada las aumentó y es que algunos en el Tartiere aún recuerdan el golazo a Kameni en el partido de presentación ante el Espanyol. No dio la talla en el inicio, no consiguió ser referente en los primeros partidos y después todo se hundió. Le costó adaptarse al norte, al grupo vasco, no disfrutaba, desprendía sensación de pasotismo y eso el oviedista no lo perdona porque castiga al que da sensación de indolencia igual que ensalza al luchador por encima de todo.
Cambió de actitud, competía y lo intentaba todo aunque la dinámica del equipo hacía imposible cualquier demostración individual. Se iba a la deriva con José Manuel, cada partido era un despropósito del colectivo y el ansia se apoderaba del futbolista, la cabeza y el corazón iban más que las piernas. Con Pacheta todo dio un giro de 180º en una semana, Xavi y Nano fueron los más beneficiados con la llegada del burgalés: juego directo, presión en la salida del contrario, búsqueda del espacio a la espalda del lateral o del 1vs1 en banda, ahí los dos se desenvolvieron como pez en el agua aunque fue Moré quien se llevó más portadas por su racha cara a portería.
Ambos indiscutibles en el nuevo curso, Nano incluso tuvo que reciclarse y adaptar sus virtudes al lateral en la época oscura de Pacheta, aquella en la que no daba con la tecla ni encontraba un once sobre el que crecer, las dudas nos invadían a todos. Hacía las veces de carrilero tras la lesión de Candela y hasta la irrupción de Álvaro Cuello, Manu Busto por delante para buscar la diagonal por dentro y que el andaluz tuviese metros por delante para aportar la profundidad que el cántabro no puede dar recluido en la banda. Ahora es el plan de emergencia para el míster, opción recurrente para remontar proponiendo algo más, asumiendo riesgos.
El equipo nació volcado a la diestra, Xavi Moré era el factor diferencial, el que daba sentido a todo, el futbolista en estado de gracia. Su lesión fue un palo, Jandrín cumplió su papel pero no decide como el catalán; Abasolo es un perfil completamente distinto, más asociación que verticalidad. El bloque empezó a buscar la izquierda para no perder la esencia, allí encontró a Nano. Potencia, zancada, arrancada, con metros por delante el andaluz es imparable, inconmensurable la vaselina ante el Celta B después de un sprint de más de 80 metros, ese tanto lo dice todo de su condición física y de su dulce para el gol. También desborda al 1vs1 en estático, Aitor pudo dar fe de ello en la jugada del 1-2 en el Anxo Carro.
Le sale cualquier cosa que intente, está en estado de grada, es la nueva referencia. La confianza a veces lo es todo, ante el Tenerife su zapatazo valió tres puntos de oro, un chut que el año pasado se hubiese ido al limbo. El Domingo en Miramar asustó a Queipo durante todo el choque, sembró de dudas al lateral para asestar el zarpazo al primer error. Gol de fe, de insistencia, de empuje, la acción de Nano es reflejo del espíritu del que Pacheta ha impregnado al vestuario, no dejan de insistir y exigen al rival hasta la extenuación. Vive su mejor momento en Oviedo, disfruta sobre el campo y se nota cuando se planta ante los medios en el Requexón, Nano está más suelto que hace un año, se atreve con todo y todo le sale porque cree en lo que hace.
Es el innegociable de Pacheta, sin sanción por el medio no se pierde ni un minuto. Ahora el Real Oviedo es un equipo volcado a la izquierda, recuperar la derecha será sinónimo de volver a ser temibles ante cualquiera. Mientras, Nano lo sujeta todo, se siente cómodo siendo protagonista. Vino para ascender y no renunciará a ello, su sitio es la LFP igual que el nuestro, los caminos no se separarán con un ascenso. Es el bastión del estilo, la bandera de Pacheta, nuestro ojito derecho. El puñal.
Publicidad: Ovieditis es 'patrocinador' del espacio dedicado al Real Oviedo en el programa 'Asturias en juego' de Radio Vavel, en el que se repasará toda la actualidad futbolística del Principado cada Lunes de 17h a 18h
Foto: Jonás Sánchez, ROCF.blogspot.com