Confianza ciega, Mr.Pacheta

Sufrió en el inicio, cayó en los mismos errores que otros entrenadores en el comienzo de curso, las derrotas ante Leganés y Toledo le hicieron perder el rumbo a pesar de que el equipo había hecho todo para ganar, esos dos días se encontró con dos rivales con 100% de efectividad ante Lledó y el mal fario de los postes. Quiso cambiar la esencia, no estaba cómodo Pacheta y la demostración era la ausencia de once fijo, cambios y más cambios de futbolistas y de idea en el esquema, todo buscando dar con la tecla adecuada antes de que fuese demasiado tarde.

El punto de inflexión llegó en el Cerro del Espino, alineación con un propósito totalmente contrario al actual, construirse a partir de la posesión juntando a Manu Busto y Abásolo en la mediapunta. A los veinte minutos vió el problema, decidió el cambio de futbolista y sistema para que el equipo consiguiese sumar tres puntos vitales, primera victoria del curso en Liga. El mensaje siempre fue el mismo, cuando despeguemos iremos como cohetes. Pacheta siempre creyó en la reacción y en su plantilla, al menos eso desprendía de puertas a fuera porque sabe que las críticas y los fallos se analizan en el vestuario, nunca expone a nadie si no es para ensalzarlo. Intentó que la afición no perdiese la esperanza aunque sabía que nadar contra corriente sería más difícil que en su llegada.

Recuperó directrices de la temporada pasada, presión intensa en primera línea, juego directo al punta en la construcción y al espacio para Xavi Moré y Nano tras recuperación. Intensidad máxima, la misma que exige en los entrenamientos; penaliza el esfuerzo a los nuestros pero también al rival, ni siquiera el Tenerife pudo asustar a Lledó a pesar del esfuerzo copero ante el Athletic 36 horas antes. La defensa adelantada, los azules muerden en la segunda jugada y achican; sin presión es un suicidio jugar con 40 metros a la espalda de los centrales, a principio de curso el centro del campo no llegaba a la disputa y el equipo quedaba expuesto, cada llegada rival se traducía en gol.

Las bajas le han ayudado a apostar por un once fijo, todos nos lo sabemos de carrerilla. Ausencia de debate, ideal para remontar el vuelo; ahora toca recuperar a los lesionados porque en la segunda vuelta el míster necesitará a todos. Dijo el Domingo Pacheta que no quiere refuerzos invernales, confianza ciega en sus futbolistas. Difícil conseguir que alguien nuevo alcance el grado de implicación de los que ya están, el míster va a muerte con los suyos, un nuevo mensaje para la plantilla. Jorge Rodríguez y Candela serán los mejores fichajes, que Óscar Martínez, Falcón y Abásolo encuentren regularidad en los entrenos será la guinda para aumentar la competitividad interna del grupo.

En el once no entrará nadie salvo por obligación, pero quien lo haga dará la talla porque la inercia del equipo es arrolladora; Jandrín ha conseguido que la baja de Xavi Moré no sea definitiva. Sabe Pacheta que la plantilla va con él, que todos tienen fe en su método; él también devuelve esa confianza cuando habla de no fichar. El día que Negredo baje el nivel Jorge Rodríguez se dejará el alma por ganarse el puesto; cuando Álvaro Cuello acumule amarillas Candela saldrá a reivindicarse; si se necesita parar el partido entrará Falcón para jugar con tres medioscentros y aportar pausa; cuando el físico de Nano diga “basta” ahí estará Abásolo para demostrar que aún puede sentirse futbolista. Paul es el que falta para la causa.

La motivación por las nubes, no puede ser de otra manera con el discurso de Pacheta. Convence al futbolista, le hace sentirse mejor que su par para empezar a ganar el partido en el duelo individual, ese 10%; los azules salen con la mirada del tigre. Rodillo, apisonadora, sin esa mentalidad no se puede concebir al Real Oviedo, el objetivo siempre es pasar por encima del rival. La afición va en volandas, el Tartiere echa el resto como hizo el Jueves para que el partido mueriese en área de Iraizoz, como hizo ante el Tenerife para que el corazón supliese al físico el último cuarto de hora. Discurso estimulante pero exigente, si se baja la intensidad cualquiera nos pinta la cara. Ahora que todo va como la seda Pacheta recuerda el punto de doce posibles del inicio o la derrota en Alcalá para mantener los pies en el suelo. Sin hambre no habrá Oviedo.

Todo en su mensaje tiene un por qué y un objetivo, no hay palabras vacías en rueda de prensa. Hay que leer entre líneas, siempre habrá justificación para personalizar la victoria en un futbolista, recuerda las derrotas porque sabe que el elogio debilita. Se gana a plantilla y afición, fe absoluta de todos en Pacheta y su método. Ha conseguido lo que ninguno, el oviedismo cree a pies juntillas en volver a la LFP, respeto a todos pero miedo a nadie, ni siquiera un equipo de Europa League encoje a los nuestros. Valentía, orgullo valor y garra por bandera, tenemos un capitán que nos guía.

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Foto: Lne.es