Kilómetro cero

Llegó a un equipo deprimido, rozando el descenso a Tercera, desde el primer momento su obsesión fue recuperar mentalmente al vestuario y machacó con el mensaje de ganar al Eibar. Rescató uno a uno a sus futbolistas, trabajó con ellos dentro de la caseta para hacerles ver que eran mejores que el rival que tenían enfrente, sólo tenían que creer. En el césped, instrucciones muy concretas; a veces lo complicado resulta hacer bien lo sencillo, Pacheta lo consiguió y sumó 32 puntos de 39 posibles. De haber durado un mes más la Liga Regular se hubiese alcanzado el playoff de ascenso.

El comienzo de curso ha sido lo contrario a lo esperado, nada sale bien y de nuevo su misión vuelve a ser la de reflotar el navío encallado, con la dificultad añadida de que ahora no hay efecto Pacheta posible, el técnico ya no trae aire fresco. La temporada pasada apostó por un esquema, alineación e ideario fijos: nadie entraba en el once sin mediar lesión o sanción de un compañero, tampoco salía. Cuando quedabas fuera por obligación, se hacía difícil volver a ingresar, que se lo pregunten a Jorge Perona. Ahora no hay continuidad, Pacheta busca la solución pero desconcierta, cambios de sistema y de jugadores, no está cómodo el técnico. Saberse la alineación de carrerilla será el síntoma de recuperación con el técnico burgalés.

Pidió plantilla corta con esa intención, no contaba con que los nuevos no entrarían con buen pie ni con que algún veterano estuviese ausente. En defensa sufre, Juanpa fue fichaje suyo pero es la decepción personificada, Candela tuvo la desgracia de la lesión y Owona no consigue cortar la hemorragia de amonestaciones que impiden que se pueda convertir en un buen proyecto defensivo. Visto el panorama, y con Juanma y Negredo entrando y saliendo del once por deméritos propios, no se entiende que Álvaro Cuello no sea indiscutible en este equipo. Pacheta tiene que coger el toro por los cuernos y darles galones al chaval y a Jandrín, ya es hora de tirar la puerta y dejarles entrar para no volver al Vetusta.

Está cayendo el técnico en errores de anteriores entrenadores que con él parecían olvidados, como el tirar a Manu Busto a banda izquierda. Sufrió el cántabro con él la temporada pasada, no fue indiscutible y supo que sin trabajo sin balón jugando por detrás del punta no sería titular. Ahora se vuelve al punto de partida, Manu Busto en la izquierda sin retorno defensivo y sin desgaste en la presión, acomodado en el colectivo y viviendo del gol para aferrarse a la titularidad. En la idea Pacheta él y Óscar no son complementarios, el gallego no puede ser un ‘9’ que juegue de espaldas a portería sino un ‘10’ que entre desde segunda línea, dos futbolistas para el mismo espacio y el mismo rol. Rubiato no está, Martins no demuestra nada y si no se le dan galones a Jandrín el once se hace por imposición, no por méritos.

Volver a los orígenes, presión en 2/3 de campo, líneas juntas y defensa replegada, fútbol directo buscando la velocidad en los extremos o descarga sobre el ‘9’ para la prolongación o segunda jugada. Pocos toques, evitar la circulación en el medio provoca pérdidas en el pase pero no descoloca al equipo, los goles del rival ya no llegarán a la contra. Presionar arriba y adelantar la última línea entraña riesgos, si falla el primer pressing tras pérdida los de atrás quedan vendidos, aún más con una defensa veterana y lenta. Nano destinado al lateral zurdo por recorrido y amplitud; Manu no es hombre de banda y Abásolo parece no querer entrar, Jandrín es el hombre en la izquierda siendo la derecha indiscutible para Xavi Moré. Falcón maldice las lesiones, Pascual no llega al nivel de hace unos meses y Pelayo va recuperando la confianza, cuando el primero se recupere será fijo si se parece al que vimos en Copa del Rey.

Retomar la idea fácil, vaciar la cabeza del futbolista con ideas simples y concretas, devolver la confianza a un vestuario tocado que no cree en sí mismo. La ventaja es que entrenador y plantilla han pasado por lo mismo, saben que es posible la recuperación pero ambos tienen el hándicap de que ya no existe el factor sorpresa. Se está a tiempo, Pacheta debe volver al lugar donde se inició todo y apostar por una alineación con los once mejores, sin mirar el DNI. Hay que recuperar al colectivo, ya no es tiempo de rescatar a nadie para el fútbol que no sea el Real Oviedo.

Foto:Lne.es