Nano y Rubiato, resurrección

El reto de conseguir dos victorias consecutivas por primera vez en lo que va de temporada, la tarea no era sencilla en el césped sintético de La Muela. En casa se hacen fuerte los aragoneses, campo muy especial por la hierba y por el viento, jugar a fútbol es complicado y una laguna de concentración puede costar muy caro. Ya avisó Pacheta durante la semana que le preocupaba mucho su equipo de cara a este partido.

Ganar significaba partir la zona baja, cinco puntos respecto al rival matinal y la posibilidad de dejar a ocho la zona de descenso a la espera de resultados. Le quedaba por demostrar a Pacheta que su equipo también podía ganar a domicilio, el empate de Tafalla dejó dudas en algunos a pesar de que el Real Oviedo murió en el área del Peña Sport y de que se hizo acreedor de los tres puntos durante los noventa minutos.

Mismo once que ante el Bilbao Athletic, la única duda estaba en si Perona volvería al once como en los dos primeros partidos del burgalés en el banquillo o si Manu Busto entraría por Miguel como ante los cachorros. Fue el cántabro el que salió de inicio, quizá pensó Pacheta en él por la calidad diferencial a balón parado y por su capacidad para bajar la pelota y jugar a ras de césped en un partido en el que el cuero estaría más por el aire que por el suelo.

Fueron dos discutidos los elegidos para la gloria, Rubiato y Nano anotaron los goles de la victoria en La Muela. El primero goza de la confianza del entrenador, sin Miguel será indiscutible porque Pacheta quiere un ‘9’ poderoso en el juego aéreo y capaz de jugar de espaldas a portería, alguien sobre quien descargar en el momento en que sea imposible ser profundos. El segundo vuelve a disfrutar y sentirse cómodo en una idea de fútbol que apuesta por las bandas, que le permite jugar con espacios y encarar en situaciones de 1vs1. Ambos agradecieron el cambio en el banquillo.

Rubiato pudo ser héroe en Tafalla pero el linier y la mala suerte le privaron de ello, gol mal anulado y poste en el descuento que hubiese significado el pleno de Pacheta como entrenador azul en su primer mes. El detalle marca el juicio de valor y Rubiato fue señalado por su falta de gol tras los partidos ante Peña Sport y Bilbao Athletic; ante los cachorros no tuvo ocasiones, se fajó en el juego de espaldas y en la presión a los centrales para evitar el juego directo hacia Urko Vera, trabajo defensivo que pasó desapercibido para el espectador. Sus números durante el año no le ayudan pero todo futbolista necesita continuidad y confianza, sin ellas es difícil que lleguen los goles. Tiene ante sí seis semanas para ganarse el puesto y el aplauso a base de tantos.

El caso de Nano es diferente. El andaluz empezó con mal pie y cuando entras así en el Real Oviedo y los resultados no acompañan cambiar la perspectiva no es fácil. Siempre en el punto de mira, las expectativas eran muy altas por su pasado en Cartagena y Cádiz; era uno de los llamados a marcar las diferencias este curso. Tardó en adaptarse, la imagen pasiva e indolente le condenaba, no encontraba su sitio. En Mendizorroza llegó el cambio, Ovieditis lo detectó porque en ese momento Nano empezó a aparecer. Dejó de esconderse, dio la cara y se hizo con el puesto aunque el rendimiento siguiese lejos de sus posibilidades. Las cosas no salían pero el cambio de actitud era evidente, de nuevo la falta de resultados empañaba el juicio; Nano fue de lo poco salvable en los partidos de José Manuel.

Le podían el ansia y las ganas de agradar, ante el Sporting B tuvo el empate pero el afán por gustar le hizo fallar en el mano a mano con dos compañeros al lado esperando el pase de la muerte. Se benefició de la llegada de Pacheta pero los focos fueron para Xavi Moré por sus goles ante Eibar y Bilbao Athletic, el trabajo del andaluz quedaba en un segundo plano y seguía gafado ante puerta. Afortunadamente no falló ante Zaparain y su tanto vale dos puntos importantísimos de cara a la tranquildad azul.

Victoria necesaria, sabe mejor por llegar los goles de quienes vienen. Cuando no hay argumentos siempre se recurre a la falta de actitud, alguno en la radio intentó justificar hoy la ineptitud de José Manuel con críticas a los futbolistas. La actitud es un reflejo del liderazgo, imposible sacar nada con ese señor en el banquillo. ¿Por qué con uno corren y con otro no lo hacían? Recurrir a la cama es simplista y propia de alguien sin idea alguna de lo que es un vestuario.