Partido grande que recordaba otros tiempos, dos equipos añorando el pasado. Hace nueve años se enfrentaban en el Nuevo Tartiere por última vez en Primera (3-3), los azules asentados y los vitorianos tras clasificarse para la final de la Copa de la UEFA goleando al Kaiserlautern en Alemania por 1-4. Hoy la realidad es diferente, los dos luchan por volver a ser lo que fueron pero esos días parecen lejanos y más tras lo visto en Mendizorroza.
El equipo grande es aquel que aprovecha su momento, el que no deja escapar al rival, el que se lanza a por la presa cuando huele la sangre y no para hasta hacerla claudicar. El Oviedo pudo sentenciar en los primeros veinticinco minutos gracias a la debilidad alavesista pero los de Pichi Lucas no cerraron el partido cuando pudieron y regalaron la remontada a los de Tomé. Salió el Alavés con la línea defensiva muy adelantada pero sin presión al centro del campo azul; si dejas espacios de cuarenta metros a las espaldas de tus centrales y además permites recibir, girar y pensar al rival entre líneas, la derrota es segura. Perona la tuvo dos veces, una con empate y la otra ya con ventaja azul en el marcador gracias al gol de Manu Busto. El valenciano ganó la espalda, se plantó en el área ante Montero pero no supo definir.
Si ves la debilidad hay que ir a por ella, si tienes que cambiar algo en el minuto diez que los tópicos no jueguen en contra. El miércoles en Copa del Rey Joao de Deus hizo dos cambios antes del descanso ante el Barça para cortar el aluvión culé. Si Pichi Lucas no mirase los DNI a la hora de hacer las listas, era el momento de Jandrín para salir desde el banquillo y sentenciar al contragolpe, abrir a Perona en una banda y al chaval en otra para buscar la apertura mecánicamente tras robo y acabar la jugada por dentro. No tenía el berciano en el banquillo a nadie capaz de correr al espacio, Jandro se quedó en Oviedo cerrando una convocatoria sin canteranos por primera vez en muchos años. Lo que vale en el Tartiere no tiene porqué vale a domicilio, cada partido es un mundo y para triunfar hay que adaptarse al medio.
El Alavés salió vivo y se encontró con el empate en la primera aproximación. Buena basculación, lado fuerte lado débil, Juanma no cierra el segundo palo y Geni remata sin oposición a diez metros de Aulestia. De nuevo mal partido del lateral, perdido, incapaz de salir airoso en el 1vs1, rompiendo el fuera de juego en más de una ocasión, sin criterio para subir y desbordado en definitiva. ¿Hasta cuando? No se reaccionó al empate y los vitorianos anotaron el segundo en despite de la zaga. Defensa estática en línea, peina Indiano, Geni va al espacio, lentos los centrales a la hora de salir al paso del punta; Negredo no oposita y López Ramos no se cruza para salvaguardas las espaldas de Aulestia.
Para entonces los azules ya no existían, el partido era un monólogo vasco por no saber aprovechar el momento. El Oviedo completamente desbordado, Castells y Aitor Sanz sobrepasados, incapaces de llegar a ningún lado por la falta de ayudas y repliegue de Xavi Moré y Manu Busto. Los de Tomé subieron dos marchas, la presión se intensificó y los carbayones eran incapaces de dar tres pases seguidos. Se rezaba para el descanso pero antes Igor Cuesta vio la roja directa por entrada sobre Manu Busto. Lamentable arbitraje, tanto del principal como de los auxiliares, de traca el línier del lado izquierdo, que sacó de quicio a vascos en la primera y asturianos en la segunda.
Esta vez Pichi movió rápido el banquillo, dos cambios al descanso: Falcón para dominar el balón y Nano por Moré por ser la única baza en el banquillo. El Alavés replegó, juntó líneas y esperó la ocasión de salir a la contra: transiciones rápidas, Javi Casares no pudo concretar, Aulestia salvó el tercero en un par de ocasiones. Indicios de recuperación en Nano, actitud y ganas, intentó cosas y aportó en banda izquierda. Es lo mínimo exigible para el andaluz pero ya es un paso. Sigue sin estar a la altura y sin hacer méritos, Jandrín y Jhony deberían ir por delantepero ya que Pichi Lucas margina al Vetusta recuperarles a él y Xavi Moré es imprescindible.
Rubiato entró por Juanma con más de veinte minutos por delante, el Oviedo jugó con tres defensas y acumuló gente en el área de Montero pero no fue hasta el final del choque cuando metió el balón en ella. Toque infructuoso, lentitud en la circulación, pelota de lado a lado sin verticalidad alguna. Si el equipo se atasca y tienes poderío aéreo, recurre el juego directo, busca a Miguel y Rubiato para embotellar al rival. Parece un recurso desesperado por acordarnos de él siempre en los últimos cinco de partido; si se hubiese empezado en el 70, el Real Oviedo gana en Vitoria. En los últimos quince el Alavés ni salió, las posiciones de partida no deberían existir, Negredo acompañando a los puntas para pescar por arriba, Aitor Sanz de cierre para convertirse en lanzador.
Oportunidad de engancharse arriba tirada a la basura por deméritos propios. Tropiezos de Eibar, Mirandés y Unión de Irún, era jornada para recortar, dar golpe encima de la mesa, crecer en lo mental y ganar en confianza. Ante un rival con bajas, con Geni saliendo de lesión tras siete semanas y Asier Salcedo renqueante, un equipo que dio muchísimas facilidades en fase defensiva y que acabó con nueve, el Real Oviedo fue incapaz de ganar a domicilio. El Alavés no será candidato al ascenso jugando así y nosotros nunca seremos referencia porque el empaque no se ficha, se construye en el día a día.
El equipo grande es aquel que aprovecha su momento, el que no deja escapar al rival, el que se lanza a por la presa cuando huele la sangre y no para hasta hacerla claudicar. El Oviedo pudo sentenciar en los primeros veinticinco minutos gracias a la debilidad alavesista pero los de Pichi Lucas no cerraron el partido cuando pudieron y regalaron la remontada a los de Tomé. Salió el Alavés con la línea defensiva muy adelantada pero sin presión al centro del campo azul; si dejas espacios de cuarenta metros a las espaldas de tus centrales y además permites recibir, girar y pensar al rival entre líneas, la derrota es segura. Perona la tuvo dos veces, una con empate y la otra ya con ventaja azul en el marcador gracias al gol de Manu Busto. El valenciano ganó la espalda, se plantó en el área ante Montero pero no supo definir.
Si ves la debilidad hay que ir a por ella, si tienes que cambiar algo en el minuto diez que los tópicos no jueguen en contra. El miércoles en Copa del Rey Joao de Deus hizo dos cambios antes del descanso ante el Barça para cortar el aluvión culé. Si Pichi Lucas no mirase los DNI a la hora de hacer las listas, era el momento de Jandrín para salir desde el banquillo y sentenciar al contragolpe, abrir a Perona en una banda y al chaval en otra para buscar la apertura mecánicamente tras robo y acabar la jugada por dentro. No tenía el berciano en el banquillo a nadie capaz de correr al espacio, Jandro se quedó en Oviedo cerrando una convocatoria sin canteranos por primera vez en muchos años. Lo que vale en el Tartiere no tiene porqué vale a domicilio, cada partido es un mundo y para triunfar hay que adaptarse al medio.
El Alavés salió vivo y se encontró con el empate en la primera aproximación. Buena basculación, lado fuerte lado débil, Juanma no cierra el segundo palo y Geni remata sin oposición a diez metros de Aulestia. De nuevo mal partido del lateral, perdido, incapaz de salir airoso en el 1vs1, rompiendo el fuera de juego en más de una ocasión, sin criterio para subir y desbordado en definitiva. ¿Hasta cuando? No se reaccionó al empate y los vitorianos anotaron el segundo en despite de la zaga. Defensa estática en línea, peina Indiano, Geni va al espacio, lentos los centrales a la hora de salir al paso del punta; Negredo no oposita y López Ramos no se cruza para salvaguardas las espaldas de Aulestia.
Para entonces los azules ya no existían, el partido era un monólogo vasco por no saber aprovechar el momento. El Oviedo completamente desbordado, Castells y Aitor Sanz sobrepasados, incapaces de llegar a ningún lado por la falta de ayudas y repliegue de Xavi Moré y Manu Busto. Los de Tomé subieron dos marchas, la presión se intensificó y los carbayones eran incapaces de dar tres pases seguidos. Se rezaba para el descanso pero antes Igor Cuesta vio la roja directa por entrada sobre Manu Busto. Lamentable arbitraje, tanto del principal como de los auxiliares, de traca el línier del lado izquierdo, que sacó de quicio a vascos en la primera y asturianos en la segunda.
Esta vez Pichi movió rápido el banquillo, dos cambios al descanso: Falcón para dominar el balón y Nano por Moré por ser la única baza en el banquillo. El Alavés replegó, juntó líneas y esperó la ocasión de salir a la contra: transiciones rápidas, Javi Casares no pudo concretar, Aulestia salvó el tercero en un par de ocasiones. Indicios de recuperación en Nano, actitud y ganas, intentó cosas y aportó en banda izquierda. Es lo mínimo exigible para el andaluz pero ya es un paso. Sigue sin estar a la altura y sin hacer méritos, Jandrín y Jhony deberían ir por delantepero ya que Pichi Lucas margina al Vetusta recuperarles a él y Xavi Moré es imprescindible.
Rubiato entró por Juanma con más de veinte minutos por delante, el Oviedo jugó con tres defensas y acumuló gente en el área de Montero pero no fue hasta el final del choque cuando metió el balón en ella. Toque infructuoso, lentitud en la circulación, pelota de lado a lado sin verticalidad alguna. Si el equipo se atasca y tienes poderío aéreo, recurre el juego directo, busca a Miguel y Rubiato para embotellar al rival. Parece un recurso desesperado por acordarnos de él siempre en los últimos cinco de partido; si se hubiese empezado en el 70, el Real Oviedo gana en Vitoria. En los últimos quince el Alavés ni salió, las posiciones de partida no deberían existir, Negredo acompañando a los puntas para pescar por arriba, Aitor Sanz de cierre para convertirse en lanzador.
Oportunidad de engancharse arriba tirada a la basura por deméritos propios. Tropiezos de Eibar, Mirandés y Unión de Irún, era jornada para recortar, dar golpe encima de la mesa, crecer en lo mental y ganar en confianza. Ante un rival con bajas, con Geni saliendo de lesión tras siete semanas y Asier Salcedo renqueante, un equipo que dio muchísimas facilidades en fase defensiva y que acabó con nueve, el Real Oviedo fue incapaz de ganar a domicilio. El Alavés no será candidato al ascenso jugando así y nosotros nunca seremos referencia porque el empaque no se ficha, se construye en el día a día.