Vetusta, ¿por qué no?

Quinta victoria en seis partidos, 16 puntos conseguidos de los últimos 18 en juego, el Vetusta es con 29 goles el equipo más goleador de la Tercera Asturiana y el segundo de toda la categoría a nivel nacional, sólo superado por el Racing de Ferrol (31) y empatado con el Ourense, dos históricos del grupo gallego. El filial oviedista entró el fin de semana por primera vez en puestos de playoff de ascenso a Segunda B, lugar en el que no se encontraba desde Mayo de 2003, cuando jugó la liguilla de ascenso a la categoría de bronce antes del descalabro institucional que dieron con la desaparición del Vetusta.

En dos semanas le llegará el Tourmalet a los guajes entrenados por Toño Velázquez y será ahí cuando se verán las posibilidades inmediatas del equipo a nivel competitivo. Candás, Langreo, Universidad, Avilés y Condal casi de manera consecutiva para cerrar la primera vuelta y poner al Vetusta en su sitio. Sea cual sea el resultado de esta ‘subida’ el objetivo principal de asentar al filial en Tercera y servir de fogueo para los chavales está más que cumplido; jugadores como Ernesto, Artabe, Pablo Espina, Carnero y sobre todo Jandrín ya han demostrado que la categoría empieza a quedárseles pequeña y llaman a la puerta de Pichi Lucas. En la segunda vuelta será el momento de darles minutos a los juveniles de último año para que compitan de verdad tras su año en el infierno en Liga Nacional.

El Vetusta es un equipo descarado, atrevido, sin complejos, sólo así se explica su bagaje goleador y la endeblez defensiva que muestra en ciertos partidos (quince tantos encajados son demasiados). El filial reúne muchas de las cualidades que le faltan al primer equipo y que el técnico berciano se niega a admitir dándoles la alternativa a los chavales. Que Carnero o Artabe aún no tengan sitio ante la presencia de Perona, Miguel, Negredo o López Ramos es más o menos entendible, pero que Ernesto, Jandrín, Pablo Espina o Jhony no tengan oportunidades en la primera plantilla es un despropósito que clama al cielo. Velocidad en la transición, profundidad, 1vs1, buen trato de balón y gol: eso son las bandas del Vetusta.

Mantiene el filial una base de temporadas anteriores y también se le da salida al Juvenil con la presencia de Artabe, Álvaro, Nico, Ernesto, Yosu, Jandrín, Moi, Davo o Aníbal (aún inédito), reforzados con la experiencia de ‘veteranos’ como Pascual, Pablo Carnero o Prosi, retornos como el de Jhony y la incorporación de algunos de fuera como Pablo Espina o Joaquín Peña. Tiene Velázquez a sus órdenes una plantilla jóven y capacitada para competir en Tercera, preparada para servir de sustento y refuerzo al primer equipo si se atreve a contar con ellos desde el cuerpo técnico.

Berto es el dueño de la portería tras hacer la pretemporada a la sombra de Aulestia. Nico se ha asentado como lateral derecho tras ser Raúl González el primero que apostase por él en el costado y Artabe es el auténtico Káiser como central cumpliendo con lo que se le exige tras su buen final de temporada pasada con los de Pichi Lucas. Pascual y Prosi ocupan el mediocentro con Yosu como alternativa, posición perfectamente cubierta con gente de garantías; el primero aporta trabajo y solidez, el segundo pone la gota de calidad e intenta que renazca en él el magnífico jugador que apuntaba cuando se fue al Madrid junto al hoy valencianista Juan Mata.

Precisamente de la cantera madridista llegó Pablo Carnero, ex compañero de Prosi en el tercer equipo merengue. ‘9’ puro, fuerte físicamente, rematador impacable, sale a gol por partido con el Vetusta y acecha al Pichichi de la Tercera Asturiana. Perfecto complemento para el juego que aportan en las bandas Jandrín, Jhony y Espina, no participa mucho en el juego colectivo pero se está destapando como un excelente finalizador. Moi en la recámara para la delantera, apuntó maneras en la pretemporada del primer equipo y lleva un par de tantos con el Vetusta. Hay profundidad de plantilla.

Los chavales lo bordan, la afición debe demostrarles su apoyo acudiendo al Tartiere o al Requexón cuando toque porque además da gusto verles jugar sin temor, sin miedo al fallo, sólo con las ganas de destaparse y agradar. Este equipo promete, y si en el Real Oviedo las cosas funcionasen normalmente, unos cuantos de estos chavales ya serían indiscutibles en Segunda B. Pichi, ¡atrévete con el Vetusta! Quizá te lleves una sorpresa … y salves tu cuello.