Miguel, el mejor fichaje

Ni parecía estar ni se le esperaba, Ovieditis fue defensor del jugador pero hubo un momento en que parecía causa perdida al igual que Rayco. Ni Raúl ni sobre todo Pichi Lucas supieron sacarle partido y jugar sus bazas, el hombre con más cartel del equipo relegado al banquillo o a la grada con el único premio de los minutos de la basura. Sus compañeros no le encontraban, no había fútbol para Miguel en el Real Oviedo.

Ante el Eibar en Copa dejó la primera pincelada forzando el penalty que transformó Manu Busto. Era el Miguel de la temporada pasada, último recurso, balón largo desesperado para embotellar y forzar faltas cercanas al área. Fue el primer paso de la resurrección. En el comienzo de Liga seguía la inercia del curso anterior hasta que llegó el partido ante el Peña Sport. En diez minutos provocó un penalty, inició la contra del tercer gol y forzó a un defensa a subir el cuarto al marcador en propia puerta. Ganó las luchas aéreas, se le vio con una marcha más, voluntarioso en la presión, dinámico con balón, se metió al Carlos Tartiere en el bolsillo.

Fue de lo mejor en Lezama pero estuvo demasiado sólo arriba, la reválida llegaba hoy como titular ante La Muela en territorio azul. Activo, participativo, no fue un mero recurso aéreo sino que tomó parte del juego de ataque azul, caídas a banda, juego de espaldas a portería … todo lo que se le debe pedir a un futbolista como él. Tuvo el gol en dos acciones a balón parado en la primera parte, como también la tuvo Negredo antes de anotar el segundo tanto. La nota positiva para Pichi Lucas es que se aprecia el trabajo en la estrategia ofensiva, falta por solucionar el defensivo para ser competitivos.

Se nota al Culebra con confianza y sin miedo al error, la grada ya no recrimina sino que apoya. Eso es mucho, Miguel se suelta, ya no juega agarrotado y su fútbol lo nota, hoy se le vio hacer cosas que ninguno esperaba. El Tartiere reconocía los méritos pero faltaba la guinda del gol. Su tanto fue una liberación, para él y para todos; por el fondo y por la forma, lo tuvo todo. Si el míster le sigue dando confianza ganamos a un grandísimo jugador, seguro que lo de hoy es sólo el principio.

El equipo fue un caos táctico en la segunda mitad: partido correcalles, los visitantes tuvieron dos contras claras para adelantarse en el marcador pero no concretaron, son un equipo para pelear por la salvación y no más. Aún así, buenas impresiones de La Muela más allá de sus carencias técnicas: transiciones rápidas, atrevimiento y descaro, no se encerraron atrás sino que hacían ancho el terreno mandando a los laterales a campo contrario, siempre buscaron el gol. En el Oviedo, Manu Busto perdido en la banda, Juanma sufriendo de nuevo en la izquierda, Falcón tirado hacia ese costado para las ayudas dejando a Castells sólo en el mediocentro. Dibujo anárquico sin motivo, para eso mejor que Pichi Lucas se ahorre trabajo y coloque un centro del campo en rombo con Busto y Castells por dentro y dos extremos o interiores (no son lo mismo, el propio nombre lo indica) dependiendo de lo que requiera el partido.

No lee los partidos, no toma decisiones comprometidas el técnico berciano. Siempre cambios de jugador por jugador, nunca variación en el esquema para buscar la sorpresa: Aitor Sanz por Falcón y Nano por Xavi Moré, el pan nuestro de cada día. Minutos de locura, ni una pausa, ausencia de fútbol horizontal, equipos partidos en dos, bendición para el espectador que por fín podía ver algo pero tortura táctica para los entrenadores porque todos buscan el control. Miguel en plan estelar, sorprendió desbordando por dentro y por fuera, sobresaliente en el 1vs1, forzó faltas laterales a más no poder pero el 2-1 llegó en un córner. Estaba claro que la única manera era a balón parado; la estrategia tabla de salvación, quién lo iba a decir.



Se calcó la prolongación ante el Peña Sport. Todo un partido remando para morir a la orilla, es duro para el rival, bajan los brazos y llega la desconexión mental y física. Se abren a la desesperada, ya no hay repliegue y el Oviedo mata a la contral. Sensacional la jugada del Culebra en el 3-1, amaga por fuera para irse por dentro dejando clavados a dos defensores y la pone al palo largo con la pierna izquierda; brutal. Rubiato puso la guinda tras regalo de Perona, que le dejó sólo ante el portero. Final clavado al de hace quince días en el mismo escenario.

Nueva victoria engañosa, tres puntos para escalar, cuatro goles para asustar a quien no haya visto el partido pero mismos errores de siempre. No hay bandas, no hay juego por dentro porque nadie construye desde atrás, agujero negro en el costado izquierdo, lentitud en la circulación de balón y en las transiciones defensa-ataque y ataque-defensa. Perona sigue siendo referente, Miguel vive sus mejores días como oviedista. Ellos y el balón parado salvan al Real Oviedo, también pero en menor medida el triángulo defensivo Negredo-López Ramos-Castells.