Miguel: el eterno debate

Un mes de baja, el calendario juega a favor y el objetivo de Miguel será estar listo para la visita a Valdebebas el 22-N para jugar ante el Castilla. Cerro Reyes, Puertollano y Alcalá, partidos para sumar de tres en tres y llegar preparados al duelo ante el Leganés en el Tartiere. El objetivo es ir día a día pero echando una vista al calendario vemos que el momento es ahora o nunca.

Odiado y querido a partes iguales, el Tartiere se divide entre los detractores que comparan su fútbol con el del ídolo Diego Cervero y los defensores que intentan ver más allá de los fallos ante portería o de la incapacidad para hacer sprints de 20 metros. Miguel no compite con compañeros, ni siquiera contra sí mismo; Miguel lucha contra la sombra alargada de un símbolo que era más que un jugador para la afición del Real Oviedo, y por mucho que haga sobre el campo, esa batalla siempre estará perdida. Valorar cifras no sirve de nada cuando uno compite en Segunda B y se comparan con las que Diego hacía en la Tercera Asturiana; de un nivel a otro hay un mundo, y por eso los registros goleadores o incluso las sensaciones que se comparan no son objetivos, aun sabiendo que un debate nunca lo es del todo. Enfrentar a Miguel y a Cervero es además de injusto para los dos, un error, puesto que ambos podrían haberse complementado a la perfección.



Miguel no es un goleador, nunca en sus temporadas en Primera o Segunda ha superado la decena de tantos. La secretaría técnica lo sabía y los aficionados también, por lo que están muy equivocados aquellos quienes justifican la presión sobre el ‘9’ aludiendo que por venir de superior categoría hay que exigirle 20 ó 25 goles como mínimo. No se le pueden pedir peras al olmo, y está claro que Miguel nunca tendrá los registros de un killer; pero lo que sí se le puede exigir es que ayude a que sus compañeros vean más puerta, algo que ha conseguido en todos los equipos en los que ha estado. Trabajo en la sombra para darles facilidades a otros.

Es cierto que desaprovecha ocasiones y que se le debe exigir más de lo que está ofreciendo, tanto a él como al resto del equipo. Pero debemos pensar que estamos en Segunda B, no podemos hablar de 100% de efectividad porque el único futbolista que podía llegar a esos niveles era Ronaldo Nazario da Lima. Miguel falla de cara a gol cuando tiene tiempo para pensar en la definición, ve la portería pequeña pero es un hándicap con el que tenemos que aprender a vivir; en cuanto consiga mojar en dos o tres jornadas consecutivas (o casi) el porcentaje de acierto se eleverá porque en la mayoría de las ocasiones el gol es una cuestión de confianza y seguridad.

Reducir el debate a expresiones tipo “a un delantero se le debe exigir que haga goles y él no los hace” es minimizarlo, simplificar la discusión. El juego ha evolucionado, los defensas no se pueden limitar a defender y los delanteros a marcar, que se lo pregunten a los jugadores que entrena Pep Guardiola. Miguel es la primera referencia para los centrales en el juego directo, una solución fácil cuando el equipo está atascado y un recurso que Raúl González convirtió en prioridad hasta que dejó de ser entrenador azul. El problema del equipo no venía en que Miguel no ganase todas las disputas aéreas, sino en que el resto de compañeros no acompañaban la acción y no existía coordinación de movimientos para ir a la prolongación o a la lucha de la segunda jugada. El juego directo no se trabajaba por semana, sino que era la improvisación de un equipo que no sabía a qué jugaba.



El punta azul es también un desahogo para la gente del centro del campo cuando baja a recibir a zona de ¾ o cuando aguanta la pelota de espaldas a portería. No tiene facilidad para jugar a un toque pero esa técnica en el manejo de balón no se le puede pedir a un hombre de 2 metros salvo que este se llame Zlatan Ibrahimovic. Gracias a esta habilidad para esconder el cuero del alcance de los rivales ya ha forzado tres penaltys en lo que va de temporada e innumerables faltas en las inmediaciones del área, sin contar las que el árbitro no señala, y que son muchas por cierto. No es un fútbol bonito que levante al público de su asiento pero sí efectivo y que da un respiro en esta categoría donde una jugada aislada puede decidir un partido.

Miguel siempre tiene una marca fija, a veces incluso doble marcaje tipo sandwich por parte del central y de uno de los medioscentros rivales. Ante el Tenerife B se le vio caer mucho a banda, sacando a su marca fuera de sitio y generando huecos para Rayco y dificultando las ayudas al lateral rival en el costado contrario, teniendo Xavi Moré muchas situaciones de 1x1 ante su par. Miguel caía a banda izquierda y arrastraba un central; el otro tenía toda la parcela central para él sólo con Rayco merodeando por lo que el lateral zurdo tinerfeño no tenía apoyos para hacerle 2x1 al volante azul. Otro delantero no sería perseguido con marca al hombre pero Miguel coacciona el juego del Real Oviedo y también el del contrario, como así reconoció Antonio Rivas en rueda de prensa tras el partido ante el Atlético de Madrid B.



Se le achaca al punta azul que no participa en la presión como lo hacía su predecesor; es imposible que un hombre de su altura haga los sprints de 20 ó 25 metros que sí se podía permitir Cervero. Pero muchas veces para dificultar la salida de balón rival basta con saber colocarse, como ante los filiales de Atleti B o el propio Tenerife: 2x2 a los centrales con uno de los puntas retrasando posición en repliegue para tapar al mediocentro. La persecución cuando el contrario retrasa a pelota hasta el portero no debe ser tarea suya sino de Rayco o Manu Busto, mucho más explosivos y veloces para la tarea.

El Real Oviedo tiene durante el próximo mes una reválida que veremos cómo supera. Miguel es una referencia clara en el juego del equipo como así han reconocido compañeros y entrenador. Ante el Tenerife se empezó a intuir que con Pichi Lucas no girará todo en torno al espigado delantero, sino que se convertirá en un engranaje más del equipo. Con su baja, Rayco, Manu Busto y Nacho Méndez se ven obligados a dar un paso adelante en juego y actitud si quieren ser merecedores de un sitio en el Real Oviedo y ganar importancia para lo que queda de temporada. Buena noticia para el colectivo, que durante este mes debe buscar recursos para ganar y conseguir continuidad en el juego para no tener que recordar a Miguel mientras el balón ruede sobre el verde.


Correción sobre el artículo 'Virus Mata': el representante de Jhony Rodríguez no es Juan Mata, sino Alfredo Martínez. Aunque sí es cierto que el 'asesor' aprovechó la circunstancia del fichaje del chaval por el Barça para visitar la Ciudad Condal acompañado de otro personaje engendrista con intereses que en nada tenían que ver con Jhony ni con el Real Oviedo. Muchas gracias al forista de_na por la aclaración.