Primer paso, agónico

1. Segundo duelo a vida o muerte, todos lo son a estas alturas. Salieron al Carlos Belmonte Albacete y Real Oviedo conscientes de que un error te condena a Segunda B durante un año más. Ambiente de Primera, costumbre cuando los azules estamos de por medio, y es que no hay nada nuevo que se pueda decir sobre una afición que, de existir el karma, vivirá partidos de Champions por justicia divina más pronto que tarde.

2. Arreón inicial de los manchegos, muy metidos los de Sampedro sabiendo que inaugurar el marcador con tiempo por delante era sinónimo de eliminatoria ventajosa. Intensos en la disputa, con la segunda línea de Tete, Jorge Díaz y Sergio Molina al mando de las operaciones y Calle como referencia de la ofensiva local jugando de espaldas. Sobrevivir al primer cuarto de hora, y apaciguar el ímpetu manchego eran las prioridades de Granero.

3. El Albacete creó problemas en el Tartiere cuando Ortiz o Rocha se incrustaban entre centrales para la salida lavolpiana. Si Héctor Simón perseguía, aparecían los espacios a la espalda de Aitor Sanz. Por eso decidió Granero que fuese Núñez quien iniciase el juego local desde atrás. Cervero sobre Noguerol, Manu Busto tapando líneas de pase, y libertad para que el central zurdo saliese en conducción o buscase el envío largo. Era el menos apto para la construcción y ahí se empezaron a desconectar los de Sampedro.

4. Tardaron los azules en meterse en el partido. La línea entre verticalidad y precipitación es muy fina, y los nuestros cayeron en el error por buscar en la primera posesión el pase definitivo. Xavi Moré era la baza tras robo, y allí se lanzaron Aitor Sanz y Héctor Simón para buscar el 1vs1 del extremo ante Gil. Pero dar el último pase no es tan sencillo, ser vertical no consiste en soltarla a las primeras de cambio sino en esperar el momento justo para la punzada. Sin posesión larga que calmase al Alba, los manchegos seguían mandando.

5. En torno al minuto 20 apareció Manu Busto entre líneas, bajó pulsaciones al choque y devolvió el balón a los nuestros. Xavi Moré superaba a Gil, los slaloms de Javi Casares en la izquierda amenazaban a los manchegos por más que el dominio no se tradujese en peligro para la meta de Campos. El tiempo no pasaba en la grada pero sí en el césped, y el descanso llegaba sin sobresaltos para el Real Oviedo y la tranquilidad que da el tener la situación bajo control.

6. Pero la reanudación abrió un panorama nuevo. De la nada obtuvo el Albacete un saque de esquina, celebrado por la afición local como si de un estadio británico se tratara, quizá antesala de lo que vendría después. Balón al primer palo, Calle que remata ante Cervero y David Fernández superando la mala salida de Orlando Quintana. Eliminatoria empatada, más de media hora por delante y ventaja moral para los manchegos por eso del dominio en el marcador.

7. Ni las previsiones más optimistas podían esperar la reacción inmediata; dos minutos le duró la alegría al Albacete. Nueva galopada de Javi Casares en banda izquierda buscando la diagonal hacia portería. En la frontal encuentra a Manu Busto, y el cántabro que la pone rasita al palo corto cuando todos esperaban el disparo buscando la escuadra contraria. El balón entra llorando, como no podía ser de otra forma, empujado por los más de 2.000 oviedistas presentes en el Carlos Belmonte.

8. Jarro de agua fría en la ilusión del Alba, y 30' para goce y disfrute del Real Oviedo. Los de Sampedro son un quiero y no puedo, el control y el mando es para los azules. Tranquilidad en la grada hasta que los manchegos encuentran el pasillo a la espalda de Mantovani. Aparece la figura inmensa de Orlando Quintana para salvar el chut de David Rocha, como ya apareciera su mano milagrosa en el duelo de ida ante Calle. Faltaría otra, ante Jorge Díaz en idéntica acción, ya con 2-1 y el corazón en un puño.

9. El penalty transformado por Calle hizo méritos a la iniciativa manchega y a la historia oviedista. Pasar sin más sobresaltos que los dos minutos que duró la igualdad en la eliminatoria no parecía propio del Real Oviedo. Con el Albacete volcado la tuvo Señé a la contra, pero alargó demasiado la conducción y no pudo definir ante un Campos que se le tiró encima. De haber visto puerta el catalán hubiese ahorrado unos cuantos amago de infarto que se vivieron en el Carlos Belmonte.

y 10. Explosión de todo cuando el trencillo señaló el final. Celebración espontánea de afición y plantilla, todos juntos. Alegría merecida y necesaria, son muchos años de decepciones y este año por fin parece que la ilusión supera a la obligación adentrados en el playoff. El objetivo es el mismo, el camino es distinto. El Eibar aguarda, los detalles volverán a marcar nuestro destino.

Foto: @jonas_sanchez