Golpe de antaño

1. Golpe que hace un daño terrible, disparo de Guille Roldán en el 88' que va directo hacia el corazón de los oviedistas. Un jarro de agua fría que obliga a los azules a buscar el más difícil todavía en su visita a Ipurúa dentro de seis días. Una heroicidad, no un imposible. Tras meses de lucha por la supervivencia, que ningún resultado le quite al oviedista la ilusión por una victoria esquiva que algún día llegará. Aun sabiendo de la dificultad que entraña la machada en suelo vasco.

2. Guión calcado al de hace quince días ante el Albacete, incluso en lo que a ocasión visitante se refiere. Abaroa metió el miedo en el cuerpo a los de Granero en el segundo minuto de juego, y el Eibar, al contrario que los manchegos, olió la sangre desde el comienzo. Entradas por ambas bandas y sensación de peligro constante ante un Real Oviedo sobrepasado por el bofetazo inicial, y que bastante tuvo con defenderse de las acometidas armeras sin besar la lona.

3. Consiguen cambiar el guión del partido los azules a partir de Aitor Sanz, confirmando línea ascendente de las últimas semanas. Disputa, segunda jugada, obstáculo en zona de 3/4, los de Granero empiezan a crecer desde el robo y salida a la contra en busca de la meta de Irureta. Se asusta el Eibar, detecta que su momento inicial ya ha pasado, y la iniciativa se reparte. Ceden metros a los nuestros, quieren atacar con espacios. Demasiado ida y vuelta para un partido de playoff.

4. Manu Busto está cómodo a la espalda de Errasti y Dani García. El cántabro recibe acostado en izquierda o en derecha, siempre bien perfilado para salir disparado con el primer control. Lanzador para Xavi Moré y Javi Casares, no fue el día de los extremos pero aún así se consigue meter (aún más) al Tartiere en el partido con acciones de 1vs1 en las que se fuerzan córners o saques de banda, ya celebrados por la grada como si del Stoke City nos tratásemos.

5. En un saque de esquina llegó el tanto que disparaba la ilusión. Esas acciones toscas, despreciadas, anodinas cuando no salen, pero que en cambio, crean un gol de la nada. Como ante el Albacete, esta vez Aitor Sanz, recoge un rechace en la frontal para que el balón se cuele entre un mar de piernas y acabe dentro de la meta de Irureta. 1-0, la lata abierta con partido por delante, escenario propicio ante un Eibar al que le comenzaban a surgir las dudas.

6. No se amilanaron los de Garitano, pero los locales salían disparados al espacio. Acabar cada jugada en disparo era el primer requisito para evitar las contras armeras, también para asustar y dar más sensación de peligro. Manu Busto al limbo, Javi Casares a la media vuelta, Xavi Moré desde la frontal, todos llevando el "uy" a la grada del Tartiere. Atrás, multiplicado Baquero, en apuros todos los demás; especialmente David Fernández y Álvaro Cuello en situaciones de 1vs1 que encogían el corazón de los azules.

7. Tras el descanso, Garitano mueve piezas para dar entrada a Mainz y Jito como puntas de lanza. Sorprende la ausencia del primero en el once inicial, y no tarda ni dos minutos en establecer las tablas aprovechando un balón suelto ante Orlando. Con más de media hora por delante, y caído el objetivo de mantener portería a cero, tardan los nuestros en diagnosticar la situación y ceñirse a un nuevo plan, como si durante la semana no hubiesen pensado en ese supuesto.

8. También ayudó al descontrol el primer cambio azul, que sacrificó a Xavi Moré para dejar a Javi Casares en banda derecha trabajando ante el inconmensurable Yuri, dueño absoluto del carril. Pasó Manu Busto a la izquierda, banda denostada para el cántabro, posición que exige un desgaste defensivo para el cual no está el '10' en condiciones cuando se roza la hora de partido. Hace la carrera hacia atrás, ocupa el espacio, pero le da dos metros a Bóveda para colgar un balón que sería el principio del mal.

9. Poco después, Pepe Díaz sustituye a Manu Busto para que sea Señé quien parta desde el extremo zurdo. Es el catalán el futbolista con mayor capacidad de conducción y desborde de la plantilla, buena idea acostarle en banda izquierda para buscar la diagonal interior, con Pepe por dentro para perseguir la prolongación de Cervero. Pero los azules no siguen el plan, y vuelcan toda la ofensiva hacia banda derecha, con un Javi Casares cansado y errático en la toma de decisiones. El cordobés no aparece y la lucha de Diego es estéril ante dos y tres futbolistas en cada salto.

10. El destino fue de nuevo cruel. Con más corazón que cabeza, los de Granero provocaron varias opciones en la frontal. Pero fue en una contra mortal cuando el Eibar dio la última estocada. Mismo error que en fatídicas noches pasadas como ante Arteixo o Caravaca: ausencia de falta táctica que tire por tierra cualquier opción de peligro en nuestra meta. Lo que pasó después ya lo conocemos todos, será una imagen que nos persiga durante toda la semana, quién sabe si durante más tiempo.

y 11. El 1-2 lo pone muy difícil, negarlo sería absurdo. Golpe como los de antaño, espectacular el tifo de Symmachiarii aunque ahora el tanto de Guille Roldán nos rememore derrotas pasadas. El Eibar demuestra coraza de gran equipo, con alternativas, bloque, y calidad individual. Pero no existe la palabra rendición, y el Real Oviedo, sin ser superior a su rival, bien pudo llevarse un marcador favorable a Ipurúa. Jugar con cabeza, creer en las posibilidades, y seguir metidos en la eliminatoria en el 70' para morir en el área de Irureta. Llegar con 1-1 al último cuarto de hora no parece un imposible...

Foto: Miki López - La Nueva España