1. Empezar a ganarse el perdón del Tartiere, reconciliarse con una afición que siete días atrás había vivido el peor partido de su historia. No era tarea sencilla, sabía el equipo que cada minuto de incertidumbre y desasosiego se iba a traducir en presión y angustia desde la grada. Punto a favor para el Avilés en el previsible factor ambiente, futbolistas veteranos curtidos en mil batallas que sabrían jugar con el favor del reloj llegado el momento.
2. Sarriugarte mantuvo la idea, Javi Casares es el eje del nuevo Real Oviedo en su posición de segundo punta. Baquero al centro de la defensa para la salida limpia de balón; David Fernández desplazado al lateral, allí donde no es ni mucho ni poco pero que ya es más que muchos. Volvieron Cerrajería y Xavi Moré para darle lustre al once, formando probablemente la alineación titular para el playoff si las eliminatorias por el ascenso llegasen hoy mismo.
3. Iniciativa desde el primer minuto, ganas de reivindicarse como equipo y a título individual. Un grupo puesto en duda, cuarenta y cinco minutos que dejaban en nada la mejoría de finales de año. Enfrente un rival de altura, superado en el primer envite pero en igualdad de puntos con los azules. Un Real Avilés que quiere competir en atención con los nuestros sin comprender aún que lo que genera y se mueve alrededor del Real Oviedo va más allá de la pelota.
4. Lluvia intensa, césped que pasó a barro con el transcurso de los minutos. Curiosamente fue el día en que se vió al equipo disfrutar a ras de suelo: salida limpia de Baquero, que nunca fue incomodado ni tapado por Miguel; recuperado Aitor Sanz en la primera mitad, más vertical, suelto, jugando a dos toques para cambiar la orientación del juego una y otra vez. Y Diego Cervero como descarga cuando salir en corto era imposible.
5. Pero fue de nuevo Javi Casares. El Domingo fue agitador, ahora comienza a ser origen y sentido de toda la ofensiva azul. Parte tras Diego, zona de 3/4 a la espalda del mediocentro rival. En golpeo en largo rompe en vertical buscando la prolongación de Cervero, punta de velocidad para asustar a Boris y Jeffrey. En corto cae a un lado y otro, predilección hacia la izquierda para buscar diagonal a portería con pierna buena. Así llegó un 1-0 digno de hemeroteca.
6. Su presencia y acción volcó a los de Sarriugarte al costado zurdo una y otra vez, algo impensable semanas atrás siendo Xavi Moré el foco que alumbra en la banda diestra. Íker Alegre y Javi Casares en la esquina superior del área de Rebollo, Álvaro Cuello como único lateral capaz de desdoblar en todo el plantel azul. Ellos formaron el lado fuerte, ayudados por la prematura amarilla a Héctor y las ganas azules de hacer sangre por ese resquicio.
7. Inicio timorato en la reanudación, fantasmas de las segundas partes una vez el equipo perdió dote y mando para ceder metros ante la posesión de los de Chiqui de Paz. No había peligro avilesino, quizá el peor síntoma pues en el Tartiere estamos acostumbrados a que la primera del rival se convierta en mazazo. Dos faltas consecutivas en la frontal para Juan Díaz: la primera interceptada por el codo de Javi Casares; la segunda, directa a la escuadra derecha de la portería azul.
8. Allí estaba Dani Barrio para salvar los puntos. Héroe en silencio, función inadvertida y ensombrecida por dos fallos que consiguen minimizar una temporada descomunal. El golpeo de Juan Díaz es potente y preciso, seguramente el mejor de toda la Segunda B. A medio metro del área, casi sin tiempo de reacción para el portero. Volaba el balón directo a la escuadra igual que voló la manopla de Dani Barrio. Su intervención y el travesaño evitaron un 1-1 demoledor.
9. Acción reacción. Tras el susto avilesino surgió el modo alerta en los azules. El equipo adelantó dos pasos, volvió a incomodar en la presión en zona de 3/4, ni Aitor y Gálder dejaron girarse a Juan Díaz ni una sola vez más. Kilómetros y kilómetros para Cerrajería, que aprovechó el bajón físico de los visitantes y la pesadez del barro para dar un recital de despliegue, pulmones y zancada. Entraba Manu Busto para poner orden, pausa y certeza en el balcón del área.
10. El equipo volvió a encontrar a Íker Alegre en la izquierda, ya sin Javi Casares pero con Álvaro Cuello como refuerzo de caballería. Lo que sobraba de intenciones faltaba en la definición, la falta de último pase echaba por tierra la posibilidad de la sentencia. Sorpresa en este apartado para Diego, que perdonó por dos veces a Rebollo para hacer el segundo allí donde no falla nunca. Como misericordioso Cervero, como si quisiese cortar su racha y provocar un paso adelante de sus compañeros ante el marco contrario.
y 11. Y fue precisamente él quien asistió a Manu Busto para cerrar el duelo. Temple, sangre fría en el área, amago y a contrapié para demostrarse a sí mismo que aún puede darle mucho a este equipo. Últimos minutos de pausa, rondo gigante, toco y muevo para zarandear y dormir a un Avilés que ya había mostrado su bandera blanca de rendición. Tres puntos, buena actuación, y aplausos para empezar a olvidar una pesadilla terrible.
Foto: Jonás Sánchez @jonas_sanchez
2. Sarriugarte mantuvo la idea, Javi Casares es el eje del nuevo Real Oviedo en su posición de segundo punta. Baquero al centro de la defensa para la salida limpia de balón; David Fernández desplazado al lateral, allí donde no es ni mucho ni poco pero que ya es más que muchos. Volvieron Cerrajería y Xavi Moré para darle lustre al once, formando probablemente la alineación titular para el playoff si las eliminatorias por el ascenso llegasen hoy mismo.
3. Iniciativa desde el primer minuto, ganas de reivindicarse como equipo y a título individual. Un grupo puesto en duda, cuarenta y cinco minutos que dejaban en nada la mejoría de finales de año. Enfrente un rival de altura, superado en el primer envite pero en igualdad de puntos con los azules. Un Real Avilés que quiere competir en atención con los nuestros sin comprender aún que lo que genera y se mueve alrededor del Real Oviedo va más allá de la pelota.
4. Lluvia intensa, césped que pasó a barro con el transcurso de los minutos. Curiosamente fue el día en que se vió al equipo disfrutar a ras de suelo: salida limpia de Baquero, que nunca fue incomodado ni tapado por Miguel; recuperado Aitor Sanz en la primera mitad, más vertical, suelto, jugando a dos toques para cambiar la orientación del juego una y otra vez. Y Diego Cervero como descarga cuando salir en corto era imposible.
5. Pero fue de nuevo Javi Casares. El Domingo fue agitador, ahora comienza a ser origen y sentido de toda la ofensiva azul. Parte tras Diego, zona de 3/4 a la espalda del mediocentro rival. En golpeo en largo rompe en vertical buscando la prolongación de Cervero, punta de velocidad para asustar a Boris y Jeffrey. En corto cae a un lado y otro, predilección hacia la izquierda para buscar diagonal a portería con pierna buena. Así llegó un 1-0 digno de hemeroteca.
6. Su presencia y acción volcó a los de Sarriugarte al costado zurdo una y otra vez, algo impensable semanas atrás siendo Xavi Moré el foco que alumbra en la banda diestra. Íker Alegre y Javi Casares en la esquina superior del área de Rebollo, Álvaro Cuello como único lateral capaz de desdoblar en todo el plantel azul. Ellos formaron el lado fuerte, ayudados por la prematura amarilla a Héctor y las ganas azules de hacer sangre por ese resquicio.
7. Inicio timorato en la reanudación, fantasmas de las segundas partes una vez el equipo perdió dote y mando para ceder metros ante la posesión de los de Chiqui de Paz. No había peligro avilesino, quizá el peor síntoma pues en el Tartiere estamos acostumbrados a que la primera del rival se convierta en mazazo. Dos faltas consecutivas en la frontal para Juan Díaz: la primera interceptada por el codo de Javi Casares; la segunda, directa a la escuadra derecha de la portería azul.
8. Allí estaba Dani Barrio para salvar los puntos. Héroe en silencio, función inadvertida y ensombrecida por dos fallos que consiguen minimizar una temporada descomunal. El golpeo de Juan Díaz es potente y preciso, seguramente el mejor de toda la Segunda B. A medio metro del área, casi sin tiempo de reacción para el portero. Volaba el balón directo a la escuadra igual que voló la manopla de Dani Barrio. Su intervención y el travesaño evitaron un 1-1 demoledor.
9. Acción reacción. Tras el susto avilesino surgió el modo alerta en los azules. El equipo adelantó dos pasos, volvió a incomodar en la presión en zona de 3/4, ni Aitor y Gálder dejaron girarse a Juan Díaz ni una sola vez más. Kilómetros y kilómetros para Cerrajería, que aprovechó el bajón físico de los visitantes y la pesadez del barro para dar un recital de despliegue, pulmones y zancada. Entraba Manu Busto para poner orden, pausa y certeza en el balcón del área.
10. El equipo volvió a encontrar a Íker Alegre en la izquierda, ya sin Javi Casares pero con Álvaro Cuello como refuerzo de caballería. Lo que sobraba de intenciones faltaba en la definición, la falta de último pase echaba por tierra la posibilidad de la sentencia. Sorpresa en este apartado para Diego, que perdonó por dos veces a Rebollo para hacer el segundo allí donde no falla nunca. Como misericordioso Cervero, como si quisiese cortar su racha y provocar un paso adelante de sus compañeros ante el marco contrario.
y 11. Y fue precisamente él quien asistió a Manu Busto para cerrar el duelo. Temple, sangre fría en el área, amago y a contrapié para demostrarse a sí mismo que aún puede darle mucho a este equipo. Últimos minutos de pausa, rondo gigante, toco y muevo para zarandear y dormir a un Avilés que ya había mostrado su bandera blanca de rendición. Tres puntos, buena actuación, y aplausos para empezar a olvidar una pesadilla terrible.
Foto: Jonás Sánchez @jonas_sanchez