Punto es punto, caído del cielo

1. Espadas en todo lo alto, duelo de los dos gallitos del grupo con el Avilés como invitado de excepción, en la tarde de hoy quizá se incorpore alguno más a esa zona de privilegio. Rivalidad creciente por los recientes duelos y los objetivos enfrentados; los cánticos escuchados en el Heliodoro, la demostración. Tensión máxima en la segunda mitad de un partido con más de tres puntos en juego por repercusión y autoconfirmación en el trabajo y las ideas de unos y otros.

2. Sarriugarte prioriza en el inicio protegerse de las embestidas que buscar el daño al Tenerife. Álvaro Cuello como lateral zurdo para amarrar a Suso, y no en la derecha para buscar la debilidad de Raúl Llorente junto a Javi Casares. David Fernández ocupó ese costado, correcto, sin alegrías ni fisuras graves en un puesto que le expone. Baquero volvió como central zurdo, pareja de Mantovani para salir en largo desde atrás e intentar buscar con diagonales el 1vs1 de los futbolistas de banda. Colosal el argentino, rey de la anticipación para no dejar recibir ni una sola vez a Aridane en toda la primera parte, cortando de raíz cualquier posibilidad de conexión con Luismi Loro.

3. Pascual, Aitor Sanz y Cerrajería juntos de nuevo, no como en la propuesta Ovieditis sino repitiendo la disposición que ya tuvieran en el Helmántico. El primero moviendo de un lado a otro, pocos toques para los cambios de orientación, único capaz de elaborar con sentido, a veces incluso un paso por delante de sus compañeros. Línea alta de presión, ahogando al Tenerife a todo el campo, dominio territorial y estructural que no se traduce en ocasiones de gol por la falta de un hombre que participe, descargue y se asocie con Pascual a la espalda de los medioscentros canarios.

4. Óscar Martínez y el propio Cerrajería, trabajo sobresaliente para cortar la comunicación entre Tarantino e Iñigo Ros y Medina. Aridane desactivado, Amado incapaz de construir algo sólido desde atrás y la intensidad oviedista en la disputa para hacer el resto. A los azules les faltaba dar un paso adelante, entre líneas se necesitaba algo más que los desmarques de ruptura de Gálder para poder asustar a Sergio Aragoneses. Los de Álvaro Cervera alejados de todo aquello que les ha llevado al primer puesto y Sarriugarte con el partido donde quería justo antes del descanso.

5. En la reanudación el partido es nuevo. Los tinerfeños mueven ficha, Medina pasa al centro de la zaga y Yeray entra en el mediocentro. El primero ayuda en la salida desde bien atrás, Óscar ya no llega a tapar porque los dos centrales baten líneas, de ser la clave a no estar en ningún sitio, completamente sobrepasado. Yeray mete una marcha más en el mediocampo, claridad de ideas, omnipresente. Con ese movimiento el Tenerife se hace dueño y señor, dominio de posesión y de mando, el Heliodoro inclinado hacia la portería de Dani Barrio y los de Sarriugarte dando un paso atrás en cada jugada de ataque local.

6. Iniciativa canaria total, minutos de agobio, acoso y derribo. Javi Moyano y Raúl Llorente ganando línea de fondo, Suso en el balcón del área y el Real Oviedo incapaz de salir de su propia jaula. Entra Cervero para ganar un receptor, alguien que sea capaz de jugar de espaldas y aguantar el balón. Necesita el equipo pausa, una posesión larga, bajar revoluciones al partido. Era el momento de Manu Busto para jugar en tres cuartos de campo, asegurar la pelota y buscar un latigazo con la definición del cántabro. El Tenerife, mientras, perdona lo imperdonable; Aridane dejó en nada el error de Rubiato en el último duelo fallando prácticamente sobre la misma línea de gol.

7. Partido de un sólo color, la única misión azul es la de achicar balones del área de Dani Barrio; pelota que caía muerta, pelota que iba a la grada o a los pies de un tinerfeño. Monólogo de un equipo que empujaba tanto como la grada del Heliodoro. Sobrevivir como gato panza arriba, ése era el único fin del Real Oviedo. Más allá del punto logrado y la buena primera parte, la imagen dada tras el descanso ha de invitar a una autocrítica que no llegó en rueda de prensa pero que ha de ir más allá del propio vestuario.

8. Sarriugarte espera, confía en el paso de los minutos pero la inercia del choque sólo lleva a un sitio. Errores en cadena para el tanto tinerfeño. Lluvia intensa, balón resbaladizo, Dani Barrio -antes salvador- sale con todo e intenta hacerse con un balón que ante la mínima duda siempre se ha de despejar de puños, en eso dio un master Nauzet en aquella eliminatoria de ascenso ante el Mallorca 'B'. Todo viene de una balón parado lanzado por Raúl Llorente en mediocampo, falta innecesaria que le costó la primera amarilla a Aitor Sanz. Y para terminar, error de Mantovani bajo palos por intentar despejar con la derecha un balón que le vino manso a la izquierda. Infortunio pero merecido.

9. Entonces sí, aparece Manu Busto para buscar la heroíca con 10' por delante en el reloj. Con resultado adverso el sacrificado fue Pascual, futbolista con desplazamiento en largo y golpeo de balón, socio del cántabro ante un rival que iba a replegar descaradamente para buscar una contra que ajusticiase a los azules. Preocupa la indecisión del técnico vasco para sustituir a Aitor Sanz y Cerrajería, empieza a rallar lo obsesivo por más que la confianza en ambos sea máxima. Cada cosa tiene su momento, ellos están en todos.

10. Y Manu Busto condujo el balón en la zona de tres cuartos de campo, algo que ninguno de sus compañeros había logrado en todo el partido. De esa conducción, de ese temple, nació el centro de Íker Alegre al corazón del área. El pundonor ganó a la razón, Jandro con su 1'60 de altura le ganó la disputa aérea a Raúl Llorente y Cervero fusiló a Aragoneses ante la pasividad de Medina en la marca. Cinco minutos de vértigo, empate a un tanto y la incertidumbre de que podía pasar cualquier cosa de ahí al final del choque.

11. El Tenerife no se lo creía, un partido para ganar bien que sin embargo volaba ante el primer zarpazo serio de los oviedistas. Se abrían los caminos para una nueva contra, la expulsión de Aitor Sanz frenó acontecimientos. Terminó Diego Cervero como mediocentro y como '9', ejemplo que define a la perfección a un futbolista diferente y que nos representa a todos. Finalizador, hombre de área, allí y no en otro sitio debe vivir Diego al servicio del gol.

y 12. El vaso medio vacío o medio lleno, será cuestión de prioridades. Distancia intacta con el líder, puede que incluso se mantenga el puesto de playoff. Pero el buen inicio ya no es un aval, los cien días de margen ya quedaron atrás. Y el Real Oviedo se ha enfrentado a seis de los siete últimos clasificados, con una sola victoria en el casillero ante el Alcalá. Cada jornada crece la sensación de que este equipo debe aspirar a cotas mayores, una semana más de racha pero una menos para la remontada. La verdad más absoluta es que la exigencia ha de estar en el primer puesto, y ése aún nos queda lejos.

Foto: @RealOviedoFC