Cada convocatoria de Sarriugarte se espera con espectación, con casi toda la plantilla disponible todos no caben en una lista de dieciséis. En LFP cada entrenador dispone de dieciocho futbolistas, Pacheta se quejaba de no poder utilizar todos porque no veía justo prescindir de un jugador que ha entrenado bien durante la semana y que puede ser de ayuda a lo largo de los 90'. La realidad es que en Segunda B más que en otro sitio, el partido empieza con la citación; elegir dieciséis futbolistas teniendo en cuenta al rival y los condicionantes del mismo. La lista marca el plan para el Domingo.
Plantilla de veintiún futbolistas, si acaso la defensa será la zona de más fácil elección porque el cuarto central juega con el Vetusta. El resto ha de pelear y competir por un sitio, Sarriugarte tiene el que para muchos es un bendito problema. Dibujo fijo de 4-2-3-1, podrá cambiar algún nombre, como en Tenerife, pero la disposición sobre el césped es siempre la misma con Félix en el banquillo. Simplifica todo, dos por puesto y a correr. Genera competencia interna, pero de jugador con jugador, no va más allá. Más que otra cosa, la fijación da lugar a incompatibilidades que no tienen porqué serlo.
Al Real Oviedo le cuesta llevar la iniciativa, mandar y someter, abrir defensas cerradas es la asignatura pendiente de un equipo que se sigue buscando a sí mismo. Mediocentro inamovible, sin lesión o sanción la pareja que forman Aitor Sanz y Cerrajería será indisoluble. Capacidades y aptitudes más que conocidas, a partir de ellos habrá que buscar la manera de encontrar solución a las debilidades del colectivo. En Tenerife se echó en falta un futbolista entre líneas, alguien capaz de aparecer en zona de tres cuartos, dar continuidad al ataque, buscar superioridades y confirmar el control que se tenía sobre los locales. Fue al entrar Manu Busto cuando por fin vimos una conducción en zona decisiva, que 'casualmente', llevó al gol del empate.
Ansiado retorno del cántabro, máximo goleador hasta que una pubalgia se encontró en su camino. Soporte del colectivo en los comienzos, sus tantos ante Avilés y Fuenlabrada supusieron seis puntos de tranquilidad y margen para el nuevo proyecto, empezar con pleno de victoria era lo nunca visto en los anteriores inicios de temporada en Segunda B. Coincidió su presencia con el ostracismo de Josep Señé, reclamado por la afición gracias a su gran temporada y que no entró en escena hasta la lesión del cántabro. Lo hizo con actuación reivindicativa ante el Leganés, copó portadas y titulares aunque después no ha llegado a alcanzar esa brillantez del debut.
Si está uno, no aparece el otro, es así desde el primer día. No sólo en el once inicial sino en la convocatoria; Señé se quedó en Oviedo junto a Dani Aquino y vio el partido de Tenerife por televisión. Desperdicio de talento, prescindir de uno de ellos por decreto no parece razonable en un equipo al que le cuesta tanto jugar en espacios cortos y someter, un equipo al que los rivales entregan muy descaradamente metros y posesión sabeedores de la debilidad azul. No se trata de buscar acomodo con calzador, simplemente debe ser una alternativa más. Con quince jornadas disputadas casual no parece al menos.
En la previa ante el Guijuelo surgía la opción de Josep Señé en banda izquierda para liberar a Aquino si era de la partida. Problemas de Íker Alegre para abrir el campo, superar en 1vs1 y ganar línea de fondo. El ex del Real Unión es un futbolista de llegada, no de desborde; ideal para la diagonal interior, jugador para aparecer con espacios a zona de finalización. Está en las miras de la parroquía azul, en parte por un sistema que no le beneficia ya que está jugando a algo que no es. Josep Señé en banda izquierda no hará ancho el campo, pero generará superioridades por dentro gracias a su habilidad en la conducción. El catalán sería una ayuda en la salida para los medioscentros, el futbolista capaz de conectar entre líneas.
Manu Busto cada vez es más finalizador y menos dinamizador, ya lo pudimos comprobar la temporada pasada cuando vivió, como nunca podíamos imaginar, de la segunda jugada. Físico más limitado, los años van pasando factura en un futbolista que sobrepasa la treintena. Acortar esfuerzos, dejarle revolotear en el balcón del área para que la calidad individual marque la diferencia. Se trata de optimizar recursos, con menos metros y desgaste, mayor frescura para ser determinante donde el cántabro debe serlo. Señé en la izquierda, Manu Busto cerca del '9', una opción más a tener en cuenta. Los grandes futbolistas nunca son incompatibles.
Foto: El Comercio
Plantilla de veintiún futbolistas, si acaso la defensa será la zona de más fácil elección porque el cuarto central juega con el Vetusta. El resto ha de pelear y competir por un sitio, Sarriugarte tiene el que para muchos es un bendito problema. Dibujo fijo de 4-2-3-1, podrá cambiar algún nombre, como en Tenerife, pero la disposición sobre el césped es siempre la misma con Félix en el banquillo. Simplifica todo, dos por puesto y a correr. Genera competencia interna, pero de jugador con jugador, no va más allá. Más que otra cosa, la fijación da lugar a incompatibilidades que no tienen porqué serlo.
Al Real Oviedo le cuesta llevar la iniciativa, mandar y someter, abrir defensas cerradas es la asignatura pendiente de un equipo que se sigue buscando a sí mismo. Mediocentro inamovible, sin lesión o sanción la pareja que forman Aitor Sanz y Cerrajería será indisoluble. Capacidades y aptitudes más que conocidas, a partir de ellos habrá que buscar la manera de encontrar solución a las debilidades del colectivo. En Tenerife se echó en falta un futbolista entre líneas, alguien capaz de aparecer en zona de tres cuartos, dar continuidad al ataque, buscar superioridades y confirmar el control que se tenía sobre los locales. Fue al entrar Manu Busto cuando por fin vimos una conducción en zona decisiva, que 'casualmente', llevó al gol del empate.
Ansiado retorno del cántabro, máximo goleador hasta que una pubalgia se encontró en su camino. Soporte del colectivo en los comienzos, sus tantos ante Avilés y Fuenlabrada supusieron seis puntos de tranquilidad y margen para el nuevo proyecto, empezar con pleno de victoria era lo nunca visto en los anteriores inicios de temporada en Segunda B. Coincidió su presencia con el ostracismo de Josep Señé, reclamado por la afición gracias a su gran temporada y que no entró en escena hasta la lesión del cántabro. Lo hizo con actuación reivindicativa ante el Leganés, copó portadas y titulares aunque después no ha llegado a alcanzar esa brillantez del debut.
Si está uno, no aparece el otro, es así desde el primer día. No sólo en el once inicial sino en la convocatoria; Señé se quedó en Oviedo junto a Dani Aquino y vio el partido de Tenerife por televisión. Desperdicio de talento, prescindir de uno de ellos por decreto no parece razonable en un equipo al que le cuesta tanto jugar en espacios cortos y someter, un equipo al que los rivales entregan muy descaradamente metros y posesión sabeedores de la debilidad azul. No se trata de buscar acomodo con calzador, simplemente debe ser una alternativa más. Con quince jornadas disputadas casual no parece al menos.
En la previa ante el Guijuelo surgía la opción de Josep Señé en banda izquierda para liberar a Aquino si era de la partida. Problemas de Íker Alegre para abrir el campo, superar en 1vs1 y ganar línea de fondo. El ex del Real Unión es un futbolista de llegada, no de desborde; ideal para la diagonal interior, jugador para aparecer con espacios a zona de finalización. Está en las miras de la parroquía azul, en parte por un sistema que no le beneficia ya que está jugando a algo que no es. Josep Señé en banda izquierda no hará ancho el campo, pero generará superioridades por dentro gracias a su habilidad en la conducción. El catalán sería una ayuda en la salida para los medioscentros, el futbolista capaz de conectar entre líneas.
Manu Busto cada vez es más finalizador y menos dinamizador, ya lo pudimos comprobar la temporada pasada cuando vivió, como nunca podíamos imaginar, de la segunda jugada. Físico más limitado, los años van pasando factura en un futbolista que sobrepasa la treintena. Acortar esfuerzos, dejarle revolotear en el balcón del área para que la calidad individual marque la diferencia. Se trata de optimizar recursos, con menos metros y desgaste, mayor frescura para ser determinante donde el cántabro debe serlo. Señé en la izquierda, Manu Busto cerca del '9', una opción más a tener en cuenta. Los grandes futbolistas nunca son incompatibles.
Foto: El Comercio