Hundido por la campana

1. Partido indicado para cerrar con celebración tres semanas maravillosas, el primero en el Tartiere tras superar con éxito la ampliación de capital, buena entrada a pesar de la coincidencia de horarios con la Fórmula 1. Resultados favorables, derrotas de Tenerife, Avilés y Salamanca para poner en bandeja de plata el asalto del Real Oviedo a la batalla por el primer puesto. El Domingo toca visitar el Heliodoro en una batalla que dictaminará dónde están unos y otros.

2. Alineación prevista, ninguna novedad en el planteamiento y es que ante las bajas en zona ofensiva Sarriugarte es un hombre de ideas fijas. La posición de Álvaro Cuello la única variable, decidir entre Owona y Javi Cantero será una costumbre. El Guijuelo dispuesto a encerrarse y dejar pasar los minutos, el reloj juega a favor del rival en el Tartiere. Ni fluidez ni ocasiones, los azules tuvieron posesión e iniciativa pero nunca mando y dominio, los de Sito no pasaban apuros ante un equipo que volvió a evidenciar sus problemas en la construcción.

3. Si siempre haces lo mismo no esperes distintos resultados. Máxima que viene como anillo al dedo a un equipo que conoce sus limitaciones pero que es incapaz de renunciar a ellas. Mediocentro inamovible, las carencias de Aitor Sanz y Cerrajería son compensadas por un trabajo fenomenal en la presión, robo y disputa en los balones divididos. Trabajo encomiable para afianzar una solidez defensiva que sólo se vió ensombrecida por dos bacatazos a domicilio en los que se encajaron prácticamente la mitad de goles del total de la competición. A partir de ahí, ordenar al resto.

4. Adaptar tus fichas a lo que plantea el rival, buscar superar su debilidad para llevar el partido a tu terreno sin perder la esencia. Apuntaba @panoramafutbol la opción de Aquino como '9' en lugar de Cervero para eliminar marca a los centrales del Guijuelo. Servidor se mostró partidario de juntar a Dani con Diego y devolver al murciano a su sitio natural; Josep Señé volcado a la izquierda para recibir siempre de cara, encarar en carrera y hacer daño con la diagonal hacia portería aprovechando sus dotes para la conducción. Distintas opciones, buenas o malas, pero búsqueda de soluciones al fin y al cabo.

5. El tanto llegó en disparo lejano de Cerrajería, apareció la fortuna en las manos blandas de Edu, fortuna que después jugaría en nuestra contra. Conseguido lo difícil, abierta la herida del Guijuelo, todo consistía en esperar el momento a la contra para dar el zarpazo de gracia y evitar apuros. Allí estaban Jandro, Señé e Íker Alegre listos y preparados para su momento, tan sólo faltaba el lanzador que les abriese el camino para rubricar una jornada redonda para el oviedismo.

6. Con treinta minutos por delante llegaba la hora de Pascual, futbolista para desplazar en largo y lanzar la contra para que otros firmasen la sentencia. Su entrada es tan balsámica como condenatoria lo es la retirada de Señé. Mismo error que en el Cerro del Espino: sacrificar al futbolista más apto para la conducción de todos los que estaban sobre el campo no parece buena idea. Socio ideal para Pascual en zona de 3/4, perfecto para domar el cuero en el maltrecho césped del Tartiere. Futbolista con hambre de fútbol y gloria que ya no necesita dosificación sino minutos para evolucionar.

7. Y es que no puede salir a rueda de prensa Sarriugarte y quejarse de que su equipo se ha encerrado en los últimos minutos por no tener buena salida de balón, cuando ha sido él mismo quien ha quitado a un futbolista capaz de lanzar al equipo y ser lanzado al contragolpe. Conducción, velocidad en carrera, buen desplazamiento de balón y técnica para la definición. Si había un futbolista al que se le abría el panorama en la última media hora ante el desnudo del Guijuelo, ése era Josep Señé. Error imperdonable del técnico azul que resultó condenatorio.

8. Aún así el equipo tuvo sus oportunidades con la línea defensiva del Guijuelo lejos del área de Edu. Jandro, Cervero, Alegre y Cerrajería, todos tuvieron la sentencia en sus botas. Mala toma de decisiones en el último gesto, el mal bote en un césped indigno y la ansiedad, al fin y al cabo la pelota no quiso entrar en la portería castellana y eso llevó al Real Oviedo a un sufrimiento final que nadie percibía en el Tartiere. Los cambios del Guijuelo, con Chema a la cabeza, destilaban destellos de calidad y juego pero no infundían más incertidumbre en la grada que la que provocaba lo corto del resultado.

9. Sin buena salida, no podía haber sentencia. Y sin sentencia, el equipo se tiró aún más atrás para proteger lo ganado. Los últimos minutos fueron un despropósito de despejes sin sentido, los azules achicando balones como quien achica agua del barco que reza para llegar a puerto. El balón quemaba, nadie fue capaz de cogerlo y guardarlo, así se juegan los últimos minutos si se quieren evitar sustos. De nuevo el recuerdo de Señé para pensar en lo que debería haber sido y no fue. Nudo en la garganta y a esperar un pitido del árbitro que no llegaba.

10. Falta en la frontal, pecó de ingenuo Mantovani por meter la pierna cuando Hugo Salamanca recibía de espaldas a portería y sin receptores cerca. Jugada ensayada, hueco en la barrera para despistar a Dani Barrio y provocar el fallo. Injusto personalizar en él, salvador del equipo como ha sido tantas veces este año. Un error que no debe mermar su confianza ni cuestionar su posición. Si algo bueno está dejando este curso es su confirmación como meta de garantías para la portería azul.

11. Dos puntos que vuelan del Tartiere, tres de los siete equipos que han pasado por la Ería se han llevado parte del botín. La irregularidad a domicilio obliga a no ceder ante los tuyos, los puntos que se escapan son los que separan del primer puesto. La del Heliodoro será una reválida necesaria, este equipo debe encontrar su camino y conocerse así mismo si quiere triunfar en el lejano mes de Junio. Cada semana que pasa es una semana perdida, la idea ha de ser alcanzar el primer puesto. Ser campeón facilita el playoff, el Grupo I es flojo y lo reconoce el propio míster del Guijuelo. La exigencia va en pos del objetivo, y es que no queda otra que salir de Segunda B.

y 12. Para que una gota rebose un vaso, antes han de caer otras. La grada dictó sentencia contra Sarriugarte más por lo ya vivido que por diez minutos de los que nadie está a salvo en Segunda B. Errores conocidos, persistencia en ellos. Decisiones incomprensibles. Y equipo sin identidad, entrenador que no transmite. El primer paso al triunfo es creer en lo que haces, marcar un plan y seguirlo a rajatabla, todos juntos en esfuerzo colectivo. Pero la sensación, a día de hoy, es que el Real Oviedo aún no tiene claro ni lo que quiere hacer.

Foto: Irma Collín