Caso Señé

Fue el mejor en pretemporada, destacó por encima del resto y el oviedismo se congratulaba de que por fin aparecía una competencia real para Manu Busto. Juventud, descaro, aire fresco, un chaval con ganas de reivindicarse para hacerse un sitio en el Castilla después o dar el salto a otra categoría desde Valdebebas, quizá llegar con el propio Real Oviedo a la Liga Adelante, por qué no.

Llegó sin hacer ruido, su cesión fue una sorpresa por más que se sospechase que el amistoso del Real Madrid en el Tartiere iba a ser aprovechado para pedir algún futbolista en unos días, por entonces, llenos de incertidumbre en cuanto a la confección de la plantilla. Así llegó Josep Señé, sin sitio en el Castilla pero con más aspiraciones que las de mantener la categoría en el segundo filial blanco. Desconocido y con pocos partidos la temporada anterior, haber entrenado repetidas ocasiones con el primer equipo era su mejor aval porque no es fácil para los chavales llegar a las órdenes de José Mourinho.

Mediapunta al uso, en ocasiones acostado a la banda pero nunca como mediocentro, su papel no era ése y los planes de Sarriugarte siempre fueron otros. Tuvo todo el protagonismo del mundo en la pretemporada, los problemas musculares de Manu Busto le abrieron las puertas del once y es que ya sabemos que al cántabro le cuesta arrancar. Titularidad correspondida con buenas actuaciones, fútbol y asistencias para ser el mejor socio de Diego Cervero en los amistosos y llamar la atención de todos antes del comienzo de Liga.

Apuntaba a importante, fue una sorpresa verle fuera de la lista de dieciséis para Avilés aunque al haber Copa entre semana muchos pensamos en las rotaciones como explicación a su ausencia. Tampoco apareció frente al Fuenlabrada, Aquino entró en escena en la segunda jornada liguera y Señé quedó como el único retratado por el técnico. Sarriugarte esquivaba a la prensa, decía que su momento estaba por llegar y que tendría oportunidades; regates ante los micrófonos propios de su época de futbolista.

Los goles de Manu Busto quitaron hierro a su desaparición, con el cántabro en estado de gracia no había sitio para el catalán aunque el no entrar en ninguna convocatoria semana tras semana alimentaba la especulación. Sarriugarte obra mal, el que calla otorga y no salir al paso de los rumores a lo único que conlleva es a acrecentarlos. No se trata de incumplir códigos de vestuario; lo que pasa en la caseta se queda dentro pero es necesario zanjar el tema. Si se trata de un castigo, reconocerlo sin dar más explicaciones; si es una decisión técnica, argumentarla.

El futbolista no se pronuncia, ni una palabra pública más allá de los agradecimientos por los ánimos de la afición, cualquier otra cosa jugaría en su contra. Se habla de salidas nocturnas, de una mala respuesta a la primera suplencia. Simples rumores, la credibilidad dependerá de quien los escuche y lo que quiera creer. Medida disciplinar severa, Sarriugarte deberá ser igual de duro con todos porque de no hacerlo habrá perdido la guerra por gobernar el vestuario, sería el principio del fin. Dar ejemplo con los jóvenes es fácil, hacerlo con todos por igual será más difícil. Ocho semanas son muchas, el caso Señé ha de ser cortado de inmediato, cerrarlo cuanto antes. Aunque lo mejor hubiese sido no alimentarlo.

Foto: Jonás Sánchez.