La base, primer paso

Colofón al Proyecto Redondela con la participación del Infantil A en el Trofeo Dreams Cup, tan sólo el Real Madrid pudo con nuestros chicos por 4-3 en la final y después de que los azules se pusieran con tres goles a favor antes del descanso. No hay palabras para describir el trabajo de Espíritu 2003 en favor del Requexón: ayer fue Madrid, antes fueron Redondela y Bratislava para poner el nombre del Real Oviedo al lado de grandes de Europa como el Porto o el Benfica, también para rendir homenaje a nuestro querido Petr Dubovsky en su ciudad natal y sobre todo, para que nuestros chavales viviesen experiencias únicas que jamás olvidarán defendiendo sus colores. El Requexón es el futuro sostenible y debe ser el sustento del Club, la seña de identidad de un equipo que ha de volver donde merece.

Pero la casa hay que comenzarla por los cimientos, nunca por el tejado. Michu, Cazorla, Mata y Adrián son espejos en los que mirarse, pero no objetivos a corto plazo. Los cuatro cracks son fruto de otra época, años dorados en los que se competía en Primera División y la cantera copaba gran parte de los efectivos de la primera plantilla. Años de mucha dedicación en El Requexón que dieron al traste con el descenso administrativo a Tercera, 2003 fue el principio del fin porque los daños no se notarían hasta años más tarde. Algunos se quedaron para mantener al Real Oviedo a flote tras el batacazo, el amor a los colores pudo con todo; por desgracia la mayoría emigró para separar sus caminos del nuestro. Cuando Javi Amieva fue despedido en 2007 comenzó una decadencia de la que podremos salir este verano si de una vez por todas se consigue que Control Sport no tenga ni voz ni voto en la entidad azul.

Sentido común, honradez y trabajo, no hace falta más para que el Real Oviedo vuelva a ser referente en Asturias en categorías inferiores. El talento existe en los pequeños, nuestra región es fuente inagotable de futbolistas incluso en época de crisis y precariedad. Pero nunca podrás tener un primer equipo competitivo formado con gente de casa si vas por detrás de Sporting y Roces e incluso el Covadonga se permite hacerte sombra en la ciudad a base de esfuerzo y dedicación. El estado del Requexón es el reflejo de lo que la cantera azul ha significado para Alberto González y José Manuel durante estos cuatro años de Control Sport al mando; el lamentable abandono de las instalaciones no es más que la demostración de la ineptitud y el desconocimiento de lo que ha de ser el Real Oviedo. Urge el lavado de cara, una ciudad deportiva acorde a la institución y proporcionar a los chavales unos medios que faciliten el desarrollo de su talento y que a la vez sirvan como foco de atracción de otros nuevos.

Volver a ser referencia, trabajo de colaboración con los equipos de la ciudad para que unos y otros salgan favorecidos, no puede ser que chicos del Astur o del Juventud Estadio emigren a Gijón por no estar el Real Oviedo a la altura de su historia y tradición. Interacción, acuerdos de cesiones, proyectos comunes para que la calidad de los chavales fluya. Entrenadores con ideas, con hambre de fútbol, que sepan inculcar oviedismo a los chicos porque el sentimiento ha de ser una parte importante del aprendizaje si queremos una identificación con el escudo el día de mañana. Que los chicos sientan la camiseta como suya, acercar a los mayores a los más pequeños; futbolistas del primer equipo, del filial o del Juvenil A como ayudantes del entrenador en los equipos, estrechar lazos para formar juntos una gran familia azul.

Puesta en escena, marcar la hoja de ruta para toda la cantera, idea común en todas las paradas y colaboración entre entrenadores y equipo técnico para asegurar la continuidad en los periodos de formación. Todos han de seguir la misma línea, el Requexón ha de ser una escuela como otra cualquiera. No se trata de jugar a lo mismo, tampoco de que el trato sea idéntico, al fin y al cabo cada entrenador es un mundo aparte. Pero la identidad sí ha de ser siempre la misma, a partir de ella que cada técnico aporte su grano de arena porque cada variante es una riqueza más en el aprendizaje del futbolista.

El trabajo empieza desde abajo, no se podrá conseguir con la primera plantilla si antes no se ha hecho en las categorías inferiores. No se pueden exigir canteranos en 2ªB cuando el Juvenil A es un recién ascendido a División de Honor o cuando el Vetusta ha estado a punto de perder la categoría en Tercera. Tragedia hace dos años con el doble descenso a Liga Nacional y Primera, un curso perdido en la formación de futbolista que ya no se podrá recuperar. Por eso será importante asentar las bases, los dos Juveniles son la referencia de las categorías inferiores. Los mayores han de volver a la zona alta de División de Honor, los de primer año clasificarse entre los tres primeros en Liga Nacional; será entonces cuando sepamos que el Requexón está listo para dar el siguiente paso.

Foto: Dawlad