Toro por los cuernos, primer paso

Todo estalló en el Heliodoro, rueda de prensa desafortunada e innecesaria, error de Pacheta en el post-partido. Después de una derrota nunca puedes señalar al vestuario, hasta el Domingo no lo había hecho nunca el burgalés. Sales ante los micrófonos aún con las pulsaciones altas, el técnico es una persona visceral como reconoció Aitor Sanz en el Requexón, nada es excusa. Los trapos sucios se lavan en la caseta, es entendible la frustración del míster por las ocasiones falladas a lo largo de todo el curso, o porque las lesiones, sanciones y la baja de forma de algunos te obligan a ir a Tenerife con Jandrín de inicio, Jairo Cárcaba en la convocatoria y un lateral izquierdo improvisado; pero esa frustración no justifica las declaraciones del Domingo.

No hubo ataque a los delanteros, tampoco malintención. No se acordó de un Diego Cervero que bajó ningún concepto podía vestir de azul este curso, tampoco señaló a los futbolistas porque fue Pacheta el primero que apostó por ellos. Echar de menos un delantero de veinte goles fue un lamento a la falta de acierto, no un dardo envenenado. Son los goles que garantizan cuatro puntas como los nuestros, nunca antes Martins había hecho un tanto en Liga, Rubiato lleva dos aunque también ha sido el que menos continuidad ha tenido durante el curso. La pelota no entra, ninguno de los puntas ve puerta, nunca antes se había fallado en 1vs1 lo que se ha fallado esta temporada: Manu Busto vs Coruxo; el cántabro y Óscar Martínez vs Getafe B; el propio Óscar vs Montañeros; Rubiato y Martins vs Tenerife. Son situaciones francas, normalmente el equipo hubiese tenido cuatro o seis puntos más aún sin 100% de efectividad.

La polémica sale de ninguna parte, el comentario más inocente es al que se le saca más punta. Rubiato cae en la trampa, habla ante la prensa en lugar de hacerlo en el vestuario, reunión de plantilla y entrenador para que Pacheta explique las declaraciones si es que han sentado mal al grupo y después salir a entrenar, representan 86 años de historia. El madrileño no tiene perdón, a diferencia de su entrenador él lo hace en frío, con tiempo para medir las consecuencias de sus actos. Tampoco tiene sentido que se queje del estilo, gracias a él ha seguido en el Real Oviedo y ha sido titular por ejemplo en La Catedral. La falta de acierto no la marca la exigencia e intensidad del entrenador, a final del curso pasado Jorge Perona, Miguel, Borja Rubiato y Carlos Cuello fueron los '9' de Pacheta, todos vieron puerta de forma regular cuando fueron titulares. La razón que podía tener la pierde por una pataleta impropia de un profesional.

son censurables las excusas del míster cuando habla de presupuestos e incapacidad para competir con el Tenerife. El Real Oviedo es el cuarto club que más dinero destina a la confección de la primera plantilla, por lo tanto entrar en playoff es una exigencia y no una aspiración, no conseguirlo es un fracaso que después será excusable o no. Si crees que con los medios a tu alcance el fin es utópico, no aceptas el puesto de entrenador; cuando asumes un cargo lo haces con todos los condicionantes, no puedes aceptarlo y después poner paños calientes si no alcanzas el objetivo. Pacheta debe saber que entrenar a este equipo implica pelear por el ascenso a todos los niveles y hasta las últimas consecuencias.

Queda conjurarse, hoy vuelven los entrenos. Salir ante los medios, demostrar unidad en la caseta para trasladar esa unión a la afición de cara al partido ante el Rayo B. El Tartiere ha de jugar a favor de los nuestros, las opciones siguen siendo reales aunque no dependamos de nosotros mismos. Albacete tres puntos por encima, Atleti por delante al ganarnos el goal-average particular; el triple empate nos beneficia, seríamos cuartos de acabar los tres con los mismos puntos. Que colchoneros y carbayones hagamos pleno con una derrota manchega en las dos jornadas que quedan no es ninguna químera. Todos a una, apurar las opciones hasta el último momento para que la conciencia quede tranquila, que no haya que lamentar dejadez y que después aparezca un resultado que nos hubiese metido en el playoff. Hacer nuestros deberes y esperar el fallo. No seríamos los primeros que resucitan después de haber estado muertos.

Foto: Lne.es