Fin del sueño, las áreas deciden

Duelo por todo lo alto, escenario y escudos impropios de la categoría. Playoff en juego, final a partido único en el Heliodoro para decidir la última plaza de acceso a la fase de ascenso. Semana de expectación, miedo e ilusión a partes iguales en ambos bandos, los dos técnicos escondían sus cartas para la batalla final. Dos leones heridos, dos equipos llenos de dudas pero que sobrevivían a base de orgullo y empuje, Tenerife y Real Oviedo han recibido más de sus aficiones que ellas de sus equipos. Todo listo para 90' que decidían una temporada, llegar vivos al playoff es el objetivo porque las eliminatorias son otro mundo donde nadie tiene aval.

Pacheta salió con lo previsto, Negredo por el sancionado Álvaro Cuello para que Juanpa fuese el lateral zurdo, Jandrín por Teo en la banda derecha para tocar lo menos posible la idea base. Rubiato acompañó a Martins, todo falló. La salida fue buena, los dos puntas incomodando en la salida a los centrales tinerfeños y Aitor Sanz y Pelayo muy encima de Kitoko y Víctor Bravo. Pronto el equipo se echó para atrás, dejó cómodo a los de Quique Medina y los canarios con balón se sienten poderosos. El ideario Pacheta salió a la inversa, fueron los locales los que exigieron y fruto de esto llegó el error imperdonable de Owona tras prolongación de Aridane para el primer tanto de Perona. El valenciano iba extramotivado, por si había poco en juego las formas en las que salió del Club y el trato en el Tartiere le incentivaron aún más. Hat-trick condenatorio, su mejor actuación del curso el día menos indicado.

Muchas verdades en el fútbol, todas ciertas y ninguna universal. Unas veces el partido lo decide el centro del campo, esta mañana se decantó en las áreas. Errores oviedistas en la propia y en la del Tenerife, imperdonable el de Rubiato tras galopada kilométrica de Nano cuando lo tenía todo a favor para el empate y abrir un partido nuevo. La desastrosa transición defensiva de los locales abría la esperanza azul, inexplicable que tras un córner a favor permitan a un futbolista recorrer 60 metros y después dejen al delantero completamente sólo en el punto de penalty. Sergio Aragoneses apareció ante Martins antes del descanso, mismo guardameta que ya disfrutaban los insulares hace dos años en Primera División, es el que les da el salto de calidad, gracias a él no deambulan por mitad de tabla.

También hubo antes un palo de Nano que nadie acertó a empujar, quien perdona lo paga. Nuevo error en el área de Lledó, Juanma pierde el sitio por presionar un balón imposible a Pablo Sicilia, Chechu tiene todo el tiempo del mundo para preparar el centro sin oposición en banda derecha, Juanpa le concede a Perona el metro necesario para preparar la guillotina. Escena impensable al descanso, el duelo no lo ganaba el Tenerife sino que lo regalaba el Real Oviedo. En la derrota es fácil acordarse de los que no están, hace un mes era el señalado por su fallo en Coruxo y por sus muchas semanas de oscuridad este curso pero Manu Busto se convertía en el clavo ardiendo del oviedismo para la segunda mitad.

Empezó fuerte, nuevo repliegue estrepitoso del Tenerife, el cántabro recorta a dos rivales y deja a Martins mano a mano ante Aragoneses, y de nuevo un punta carbayón en evidencia. Fue la última oportunidad, era el 47' de partido, un mundo por delante. Los de Quique Medina se asustaron, cedieron todos los metros del Heliodoro para defender en el balcón de su área ante un Real Oviedo sin ideas. No se buscó a Jandrín, Manu Busto no tuvo líneas entre las que aparecer, Nano no podía vencer todos los duelos porque siempre que recibía había dos futbolistas tapándole salida por fuera y por dentro, sabían que era la única baza de Pacheta.

El único recurso era el balón parado, no salió ni una. Se botaron infinidad de córners, se encerró al Tenerife pero en ningún momento los chicharreros tuvieron sensación de agobio ni miedo de perder algún punto por el camino, no desde el fallo de Martins en el mano a mano. El reloj corría, querer y no poder elevado a la máxima potencia. Pacheta debió arriesgar más en los cambios, defensa de tres con Nano en el carril izquierdo para buscar 2vs1 con Manu Busto en esa zona, Jairo Cárcaba y Martins de doble '9', Jandrín ensanchando en la diestra por si acaso. No tocó nada, siempre el cambio de jugador por jugador para incrementar la impotencia. Quizá tuviese el míster en la memoria el recuerdo del Getafe B, la diferencia fue que aquél día se podía perder un punto pero esta mañana partido y goal-average ya estaban entregados con el 2-0.

El partido no se cerraba porque no lo buscaba el Tenerife, el Real Oviedo zozobraba pero un gol lo cambiaba todo, habría que ver la reacción de un Heliodoro que despidió a los suyos con pitos tras el calentamiento. No hubo réplica, con diez minutos por delante llegó el penalty infantil e innecesario, el de la impotencia. Jorge Perona recreándose con su tercer gol, el tiempo se hizo eterno hasta que el colegiado decretó el final. Se acabó el sueño, no habrá ascenso, ni siquiera se podrá pelear. Primera derrota a domicilio ante un rival directo, el equipo falló el día menos esperado, el día que no se lo podía permitir de ninguna manera.

Las áreas marcaron todo, la falta de acierto ha condenado al equipo, no sólo en el Heliodoro sino a lo largo de toda la Liga, la falta de gol se paga muy caro. Error de Pacheta en rueda de prensa acordándose de lo que no se tiene, no es momento de señalar al vestuario y menos públicamente, tampoco de poner excusas. Con esto se iba a la guerra y con esto se ha fallado, no hay más. Ya habrá tiempo de repartir responsabilidades, a cada uno la que le toque. Pero siendo el Real Oviedo una pirámide de mando, los principales culpables los conoce todo el mundo.

Foto: Lne.es