
Era el día para el golpe encima de la mesa, para engancharse en la zona alta de una vez por todas y mostrar candidatura en el Estadio de uno de los favoritos del grupo.. Pacheta con la primera patata caliente en la portería, fuera cual fuera el elegido la elección sería discutida y rebatida, la decisión no era nada fácil aunque bendito problema para un entrenador. Lledó hizo buena la apuesta con sus intervenciones en la segunda parte aunque el mensaje que el míster le manda al vestuario y a Dani Barrio en concreto no es el adecuado. Se hace necesario ahora el trabajo del técnico con el chaval para no perderles ni a él ni a la competitividad interna.
El resto, lo conocido por todos; mismos hombres, misma idea. Vuelta de Álvaro Cuello al lateral zurdo ante la recaída de Candela, nueva gran actuación del chaval para tirar una vez más la puerta del primer equipo y afianzarse como pilar elemental de la defensa azul para lo que queda de curso y muchos más. Intensidad máxima en el inicio, verticalidad que se convirtió en precipitación aunque fueron los azules quienes mejor leyeron el fútbol. Presionó muy arriba el Oviedo, ahogaron los de Pacheta a los centrales manchegos con el gran desgaste de Martins y Manu Busto, claves para impedir que el Albacete tuviera juego a ras de suelo y se encontrase cómodo.
El partido en nuestro terreno, se jugaba lejos de la portería de Lledó y en el toma y daca estamos cómodos. Comenzamos tirando todo el fútbol a la derecha buscando a Xavi Moré pero acabamos volcados sobre la izquierda, Nano y Álvaro Cuello fueron puñales para la zaga local, apuraron continuamente línea de fondo y desboradaron a Alba cuando quisieron. El 0-2 es espectacular, el golpeo de Aitor Sanz es soberbio pero no puede hacer sombra a la jugada en banda de Álvaro, un central diestro reconvertido a lateral zurdo, no lo olvidemos. Hoy la diferencia estuvo en la izquierda, todos importantes, todos sumando para la victoria.

Primera parte completa, Albacete maniatado, trabajo colectivo, partido jugado en campo manchego y zona media, Aitor Sanz omnipresente, Owona potente recurriendo al físico esplendoroso cuando los locales se acercaban, y máxima efectividad arriba aunque Martins la tuvo antes de que llegase el segundo. Tras el descanso, otro partido: repliegue, balón para el Albacete y aguantar las embestidas. Mérito manchego y demérito azul, no puedes defenderte cual gato panza arriba 45 minutos porque el sufrimiento es inevitable. Pacheta lo sabe y lo corregirá, el ideario hay que mantenerlo 65 minutos y después actuar en función de dónde esté el partido.
Carrusel de cambios para intentar cambiar la dinámica: Juanpa por Owona para que la impetuosidad no jugase una mala pasada, quedaban muchos minutos por delante pero el camerunés no había dado síntomas de riesgo como para pensar en el cambio. Con Óscar Martínez se intentó ganar juego de espaldas y salida a la contra, Matar ya había hecho su trabajo, Rubiato tuvo que verlo todo desde el banquillo aunque no hubiese estado de más para defender el juego aéreo en la estrategia. El tercero era Falcón por Manu Busto, cerrar el círculo y acabar con tres medioscentros, lástima que el tobillo de Pelayo dijese basta. El partido ya estaba totalmente volcado hacia la meta de Lledó, los minutos no pasaban pero se trataba de aguantar y dejar pasar el reloj.
El Albacete hacía todo, su gol era un premio justo pero llegó donde no puede llegar nunca, en la estrategia. Sufrir cada segundo, pelear cada balón y ganar cada disputa por tres puntos que valen oro. Valladares Negredo y Juanma en el juego aéreo, todos se dejaron el último aliento para evitar el empate manchego. El Real Oviedo, el mejor equipo en las últimas ocho jornadas, a un solo punto del cuarto puesto y a dos victorias de Castilla y Tenerife. Candidatura presentada, el camino es largo y queda mucho por mejorar. Pero el equipo de Pacheta comienza a asomar la cabeza…
Foto: Lne.es