José Manuel, el oscuro pasajero

Nueva derrota azul en Liga, esta vez en Alcalá ante un equipo en puestos de descenso y que aún no conocía la victoria en lo que llevamos de competición. Los de Pacheta llegaban en inercia positiva, siete puntos de los últimos nueve y un calendario propicio para despegar el vuelo en las semanas venideras; todo un espejismo. El de esta mañana ha sido el peor partido de la temporada, los azules ni siquiera han llevado peligro a la portería de Juancho y en ningún momento han dado sensación de poder pelear por los tres puntos. El equipo sigue instalado en la zona media-baja de la tabla y sin argumentos para el optimismo más allá del ya conocido discurso de Pacheta.

El técnico burgalés no encuentra la tecla, no asienta un once fijo cuando quedó demostrado la temporada pasada que si el equipo está cómodo no toca lo que funciona. Los cambios en el once y en el sistema son un síntoma de que las cosas no van bien, de que el equipo no carbura. La defensa se resiente, todos han sido titulares, todos han vivido la grada o el banquillo por decisión técnica salvo Jorge Rodríguez, que lo ha hecho por lesión. Es el resultado de una mala planificación, una línea la defensiva que claramente se veía corta de efectivos a finales de Julio y donde un chaval del Vetusta es el mejor actuando fuera de sitio. El discutido Juanma alterna buenos momentos con errores garrafales como central, Owona no puede gozar de continuidad saliendo a tarjeta por partido, Juanpa es la decepción del nuevo curso y Negredo aún no ha sido el que fue la temporada pasada. La apuesta era arriesgada, jugársela a cara o cruz conlleva riesgos y aquí la suerte nunca va de cara.

Una vez más salen a la luz los deméritos de José Manuel, un superviviente nato. Es inexplicable que alguien que acumule sus fracasos como director deportivo y entrenador mantenga el puesto; casi condena al Real Oviedo a Tercera tras destrozar una plantilla que había llegado a playoff como segundo de grupo. Más de lo mismo en la confección, descartó a Javi Barral, ahora titular indiscutible con el Guadalajara en Segunda, sin que a día de hoy nadie se haya acercado a su rendimiento en el lateral izquierdo, más bien al contrario. Le abrió la puerta al capitán Aulestia, símbolo del oviedismo y fijo bajo palos durante cuatro largos años; ahora el equipo está en manos de Dani Barrio, buen proyecto de portero pero que a día de hoy no supera al de Ondarroa. Otros futbolistas en mi opinión válidos,como Invernón, Iván Ania, Rubén García o Gonzalo tampoco entraron en sus planes sin que nadie haya mejorado sus prestaciones hasta la fecha.

Presume de planificar a medio-largo plazo, ahora se firman contratos de dos e incluso tres años como en el caso de Aitor Sanz. Falcón y Juanma firmaron el verano de 2010 por dos temporadas, otros muchos han firmado 1+1 aún llevando varias temporadas de azul. En unos casos se acertará, otros serán fracasos, es el riesgo del director deportivo, nadie es infalible. La pregunta que queda en el aire es qué argumentos deportivos hubo en su momento para no firmarle a Diego Cervero un contrato por tres temporadas, siendo el pichichi indiscutible del Real Oviedo con Lobo Carrasco y Raúl González en el banquillo. El tiempo puso a cada uno en su sitio: al Requexón llegaron Miguel, Rayco, Rubiato o Martins, que con mejor o peor rendimiento no se acercan a los números que Diego ha logrado con el Logroñés en los dos últimos años. Es el caso más doloroso, no el único.

No es el primer equipo el único damnificado, ahí está el Vetusta como colista de Tercera tras haber perdido de nuevo esta tarde ante el Navia (2-0). Un filial supuestamente hecho para complementar a la primera plantilla pero para el que se decidió no contar con Jony, Pablo Carnero, Carlos Cuello o Prosi, además de perder a Pascual y Artabe. José Manuel desmanteló por completo un equipo que había quedado en la zona media alta de la tabla y en el que había muchos jugadores capaces de alternar primer equipo con Vetusta; ahora tan sólo Álvaro y Jandrín asoman la cabeza en las listas de Pacheta, con el agravante de que sin ellos el filial ocupa el último puesto de la clasificación y va camino de Regional Preferente. No hay mucho que decir tras echar un ojo a la tabla de Tercera, no hay defensa ni excusa para la labor de este señor.

Y también mención para el Juvenil A, que vuelve a División de Honor tras el descalabro sin precedentes que supuso su descenso a Liga Nacional, algo que ni en 2003 ocurrió tras la desbandada generalizada que hubo en el Requexón en aquel entonces. Décimotercer puesto para los chavales, cuarto por la cola con una sola victoria en seis partidos. No parece alentador el panorama para los chicos de Herrera, que parecen destinados a sufrir por la salvación hasta el último minuto, algo impensable no hace tanto. Y el Juvenil B, octavo en Liga Nacional tras encajar un doloroso 4-0 en Llanes. Y desde el Club y la dirección deportiva se atreven a presumir del buen trabajo que se desempeña con las categorías inferiores en el Requexón.

Estos son los (de)méritos de José Manuel, más allá de una etapa en el banquillo que no merece la pena siquiera recordar. Cada año más frustrante y peor planificado que el anterior, errores de bulto en la confección de la plantilla, descartes que triunfan en otros equipos y fichajes de relumbrón con sueldo astrónomico que ni siquiera cubren el expediente sobre el césped; filiales que deambulan sin rumbo y dos equipos juveniles que no son ni la sombra de lo que eran hace poco más de un lustro. Cualquier otro hubiese sido cesado de su cargo hace mucho tiempo, él no. En el ambiente sólo queda un interrogante, probablemente sin respuesta, y es ¿por qué?

Foto:Lne.es