Lugo 1-3 Real Oviedo: carácter copero

Victoria para elevar la moral, para recuperar la confianza y la autoestima del grupo después del mal inicio liguero. Ayer los azules mordieron en la segunda parte, recuperaron la intensidad que le pide Pacheta a sus equipos y supieron sufrir para defender una renta inmerecida incluso cuando el gol lucense espoleó a los locales en búsqueda de la heroica. Aún así el 1-3 no puede empañar las malas sensaciones que dejó la primera parte, persisten errores ya vistos ante Leganés y Toledo.

No salió el Real Oviedo metido en el partido, los veinte primeros minutos fueron de acoso y derribo del Lugo, un equipo que se organiza a partir del balón y que disfruta con la posesión. Jugaban los de Quique Setién a placer, Rubén García y Zarandona dieron velocidad a la circulación con uno y dos toques y la segunda línea no tuvo problema para recibir de espaldas y girar. La presión azul volvía a ser infructuosa, se llegaba un segundo tarde a cada acción y los cambios de orientación hicieron sufrir a Owona y Álvaro Cuello. Solamente Dani Barrio y la mala puntería lucense mantenían el 0-0; mención especial para el guardamenta azul, que realizó paradas de mérito y sostuvo al equipo cuando no se tenía en pie.

Pacheta aprovechó una interrupción para corregir a Rubiato y Martins; cerraron mejor las líneas de pase y no dieron tiempo a Rubén García para jugar cómodo. La fe subió, Falcón y Pelayo crecieron y las señas de identidad de robo y profundidad volvieron. Una carrera increíble de Jandrín propició el error de Belforti en la cesión para el tanto de Rubiato. Nunca con tan poco se consiguió tanto y la sensación en el Ángel Carro era de que el destino le devolvía al Real Oviedo lo que le quitó en la segunda parte ante el Toledo. Antes del ecuador nuevo arreón del Lugo, espoleado por un Quero bullicioso y hábil en el 1vs1; allí estuvo de nuevo Dani Barrio.

El equipo supo que no aguantaría otros cuarenta y cinco minutos como los primeros, había que buscar la sangre y no defenderse como gato panza arriba. Robo en la transición y salida fugaz con Martins y Xavi Moré, definición perfecta de ambos para el segundo. Con el Lugo grogui llegó el tercero a balón parado: fortaleza ofensiva y debilidad defensiva en la estrategia, los gallegos llevaron peligro a pesar de la altura oviedista. Con el 0-3 llegó el repliegue y el oxígeno, por fin Pacheta tuvo efectivos para el 4-5-1 con Aitor Sanz en el mediocentro y Pelayo adelantado. A pesar del gol local no se sufrió en exceso, el equipo tuvo empaque y oficio para defender lo suyo.

Buena segunda mitad de Falcón, que se encontró cómodo con Aitor Sanz y Pelayo abarcando toda la zona ancha; acabó fundido pero ayer dio un paso enorme para ser recuperable. El Lugo volcó todo en la izquierda con Quero y el lateral Manu, pero Owona y Xavi Moré estuvieron perfectos aguantando el empuje de los de Quique Setién: muchos kilómetros del catalán y contundencia y seguridad en el 1vs1 del camerunés, que suplió lagunas tácticas y de posicionamiento con un físico sobrenatural. Las deficiencias en el lateral se notan menos que en el centro de la zaga, Pacheta debe decidir dónde alinearle pero también asignarle un rol fijo cuanto antes.

La entrada de Nano cerró la banda izquierda, Jandrín hizo el trabajo sucio y desgaste, el andaluz echó el resto. Los cambios de Pacheta aportaron un plus en lo físico y en frescura, los últimos veinte minutos fueron plácidos en comparación con el resto del partido e incluso pudo llegar el cuarto en las botas de Óscar Martínez. El oficio que se echó en falta en Leganés tras lograr el empate, o el que ni apareció ante el Toledo, volvió en Lugo ante un rival directo para devolver la confianza a un vestuario tocado.

Todos los disponibles han actuado ya, todos se sienten importantes porque han sido los teóricos suplentes los que han recuperado la autoestima del grupo. El partido de ayer debe servir también para aumentar la competencia interna porque Pelayo, Jandrín, Rubiato o Dani Barrio demuestran merecer sitio en el once, otros como Falcón o Owona, que pueden ser aprovechables. El grupo necesitaba la victoria y no había más que verles las caras al despedir a la afición sobre el césped del Ángel Carro. Ahora toca refrendarlo ante el Celta B y engancharse a la Liga.

Foto: Magazine Oviedista