
Sorprendió la ausencia de Rubiato en la convocatoria, quizá el técnico le reservase pensando en Lugo. Salió el Oviedo con Óscar Martínez y Manu Busto juntos, sin ‘9’ puro pero con la idea de que el cántabro ayudase a los dos medioscentros en la creación. No está Manu, al menos no está físicamente apto para competir los noventa minutos y Pacheta debe darse cuenta porque si no marca las diferencias en los últimos veinte metros no merece la pena tenerle sobre el césped. Sin referencia aérea sobre el que descargar, los azules intentaron salir por abajo pero Pascual y Aitor Sanz siempre jugaron en inferioridad, hasta tres rivales rodeaban al madrileño para no dar un respiro ni un segundo para pensar.
Los errores se pagan caros, el despropósito en el 0-1 es de escándalo, tanto en el nivel de concentración de cara a la estrategia como en la expeditividad para dominar el área pequeña. Juanpa sufrió de lo lindo con Javi Fernández y quedó retratado en el 0-2, fue el mayor exponente de la laguna defensiva. Tiene mucho trabajo Pacheta, jugar con la zaga en el centro del campo entraña demasiados riesgos, los cuatro que formaron ayer rondan o superan los treinta años y alejarlos tanto del área resulta excesivo. Salvo la acción que acabó en penalty de Negredo, ninguno de los otros goles pilló a la espalda de la defensa pero la sensación de inseguridad en cada jugada es lo realmente alarmante.
En el Toledo David Sanz dio toda una lección de lo que debe ser un ‘9’ con Pacheta ganando las disputas, descargando siempre el fútbol de sus compañeros, jugando siempre de cara, no necesito girarse ni una vez para llevar peligro y ni siquiera buscar el gol con insistencia para dominar el partido. Un futbolista que ya marcó diferencias en el Alcorcón y que ha llegado al recién ascendido Toledo cuando es el prototipo de delantero para el Real Oviedo. Una sorpresa más.
Sin balón el Oviedo fue peor aún. La presión inexistente, cada uno por su cuenta, sin cabeza, sin sentido. Aitor Sanz volvió a hacer sus kilómetros y los de siete compañeros más, pero no por correr más presionas mejor, a fútbol se juega con el cerebro no con corazón. Nunca fueron todos a una, nunca se buscó un 2vs1 ni se generó una superioridad en la zona ancha. El Toledo tocó a placer, hubo momentos de rondo impropios para este equipo y para lo que nos tiene acostumbrados desde la llegada de Pacheta. El baile empezaba a ser humillante aunque en un par de arreones se hubiese podido recortar distancias.

Tras el descanso el Toledo replegó líneas, nos entregó el balón y casi cava su propia tumba porque donde no llega el fútbol llega el empuje. Negredo avisó en la primera parte del poderío en la estrategia ofensiva con un cabezazo que sacó Saavedra, después el balón se paseó sobre la línea de gol toledana en dos ocasiones tras saque de esquina pero nunca quisó entrar, ayer no tocaba. Óscar repitió envío al palo, Manu Busto se permitió el lujo de fallar un penalty, la desesperación iba in crescendo y el partido agonizaba.
El resultado demasiado duro, tres goles fueron demasiado premio para el Toledo pero lo peor llega al mirar hoy la clasificación y ver a Lugo, Castilla, Tenerife y Albacete a seis puntos de distancia. Parece nuestro sino, sea cual sea el entrenador, sea cual sea la plantilla, los comienzos siempre son horrorosos. Es la hora de estar a muerte con Pacheta, él nos rescató en Febrero y ahora nosotros debemos hacer lo mismo con él. En 2003 también empezamos la Liga con -6 puntos, tenemos una Liga de 36 jornadas por delante.
Foto: Magazine Oviedista y RealOviedo.es