La lucha mal entendida

La lucha salvó al Real Oviedo en 2003, rebelarse juntos contra el poder establecido para decirle a los cuatro vientos que sólo había uno, el auténtico. Ése es el poder de la afición azul, es capaz de combatir contra cualquiera y salir victorioso, de esta guerra también lo hará. Pero las batallas hay que seleccionarlas bien, no podemos confundir batalla con irracionalidad, no podemos rebelarnos contra cada decisión, no podemos convertirnos en unos políticos cualquiera diciendo que “no” a todo desde la oposición.

El primero que lo sufrió fue Miguel, más que su pasado esportinguista fue castigado por venir a ocupar el puesto de Cervero, la afición hecha jugador del Oviedo. El Culebra no tuvo culpa de que Diego quisiese estabilizarse a medio plazo ni de que Alberto le quisiera fuera del Club para debilitarnos; tampoco tiene la culpa de que Pacheta le ofrezca ahora un tercer año que no le quisieron dar a nuestro ídolo. Su nulo rendimiento deportivo hizo el resto, fue tachado de aldeano y antioviedista cuando a pesar de su pasado nunca tuvo una falta de respeto hacia nuestra entidad, y con más o menos suerte en el césped, siempre ha tenido un comportamiento profesional.

Ahora le toca el turno a Dani Barrio, masacrado incluso antes de firmar. Se ha mentido sobre sus palabras en diferentes redes sociales, se han tergiversado y sacado de contexto declaraciones a la hora de fichar por el Marino hace un año. Y todo por ser criado en Mareo. Señores, parte del oviedismo está perdiendo el norte y la descalificación siempre se oye más alto que el elogio, nos tiramos piedras contra nuestro propio tejado. La guerra no es contra ningún jugador sino contra el máximo accionista, el único en quien se debe personalizar es Alberto González.

Toda una vida en Gijón, entiendo que el chaval sea del Sporting. ¿Por qué va a ir reñido eso con profesionalismo y rendimiento como jugador oviedista? ¿No nos acordamos de Herrerita, de Bango, de Iván Iglesias? ¿De dónde llegó Granada en el verano de 2003? ¿Acaso no rindió a gran altura Caco Morán hasta que las lesiones le lastraron? Ahora, si se le recibe con insultos, malas palabras y descalificaciones, entiendo que el jugador no solamente no se involucre y no se empape de ningún sentimiento azul sino que se desentienda de sus obligaciones. Es lógico, todos obraríamos igual.

No se defiende a la cantera esportinguista, se defiende a los jugadores del Real Oviedo sean de donde sean. Cuando con su actitud no muestre respeto por los valores de nuestro escudo y nuestra camiseta, cuando con sus palabras insulte al Real Oviedo y su afición, podremos mostrar nuestro rechazo hacia él. Hasta entonces no, y por el momento Dani Barrio siempre ha sido respetuoso para con el Club y todos los que formamos parte de él así que lo único que se merece es ser bien recibido con ánimo y apoyo para conseguir el objetivo del ascenso a Segunda División.

Deportivamente, puede ser un buen fichaje. Un portero con futuro, con cualidades opuestas a las de Aulestia que aumentan la competencia por el puesto: seguridad por alto, juego de pies, sobriedad. Llegó al Marino y le quitó el puesto al intocable Guillermo, aquel al que muchos pedían para la portería azul hace pocos meses. Algo bueno tendrá el chaval, vamos a dejarle trabajar y ver de lo que es capaz.

Es el talibanismo mal enfocado el que está fraccionando al oviedismo. El talibanismo que convoca manifestaciones pre-partido, el que mueve redes sociales, el que invade los mails de los medios de comunicación para tener eco nacional, es el bueno; es el que une, el que lucha y el que sirve para llegar a la salvación del Real Oviedo. El que dispara a todo lo que se mueve divide, pierde la fuerza de su poder; he llegado a leer acusaciones de apoyo a Alberto González por valorar como buena la norma de los nuevos contratos con una parte fija y una variable en función de objetivos individuales y colectivos. Recapacitemos todos, estamos a tiempo.

Foto: RealOviedo.es