Desplazamiento en masa, 4000 oviedistas teñimos de azul León y dejamos corta cualquier predicción sobre la presencia azul en el antiguo Antonio Amilivia. Una afición impresionante, merecen la pena los kilómetros y las horas de viaje sólo por ser uno más y vivir el ambiente. No me quiero imaginar la afluencia carbayona de haber estado el equipo luchando por el primer puesto o con opciones reales de entrar en playoff.
Equipo condicionado por las bajas, siete habituales en el once pero cuatro con presencia anecdótica, todos en puestos de columna vertebral. Indisposición de algún titular pero de muchos suplentes lo que provocó que Javi Martínez, Artabe y Carlos se estrenasen esta temporada. No nos confudamos, el Real Oviedo cayó por mal juego colectivo, mala presión tras pérdida y ausencia de victoria en la segunda jugada; los errores individuales fueron la gota que colmó el vaso.
Mal día eligió para el debut Javi Martínez. Más de un año desde su último partido, un Conquense-Racing B. Desde entonces, ni un simple amistoso con la elástica azul; llegó casi sobre la campana, los partidos de Copa del Rey fueron para Aulestia. Ayer salió sin ritmo de competición, debutar en Tafalla o Lemona hubiese sido llevable, hacerlo en León ante 4000 espectadores azules supuso un extra de presión para el chaval. Sensación de inseguridad, sobre todo con los pies. La afición no supo entender que la inactividad para un portero es un hándicap tremendo.
Hizo lo difícil el equipo de Pacheta, ponerse por delante. El gol con las señas de siempre, juego directo, Manu Busto abre para Moré y el catalán la pone de primeras para la entrada de Rubiato. A partir del 0-1 tocaba nada a favor de corriente pero dos errores individuales condenaron el partido. En el empate Artabe pierde la posición, Jorge tapa su hueco y Víctor Díaz cierra; en el segundo el sevillano pierde un mano a mano ante Mena que tenía ganado. La Cultural nos mató con nuestras propias armas, transición rápida, cambios de orientación y juego al espacio. Mena, Vergara y Rivera dieron una lección, jugando así no se entiende que los leoneses pasen apuros para salvar la categoría.
Ya no volvieron a estar cómodos los azules. Las segundas jugadas eran todas locales, el repliegue impedía situaciones favorables para Xavi Moré, la banda izquierda no existía porque Carlos es un hombre diestro de área, estaba fuera de sitio. Pudo llegar el empate en acción aislada, el centro chut de Xavi se fue al palo y Manu Busto perdonó un rechace de los que no solía perdonar hace un año. El 2-2 hubiese cambiado todo porque en la segunda parte el escenario fue totalmente leonés. Dieron los de Monteagudo una lección tras el descanso, durmieron el partido y el Real Oviedo fue incapaz de tirar a puerta hasta pasado el minuto 80.
Con nuestro estilo se hace difícil dar la vuelta al marcador si el equipo no va a la disputa en masa. Rubiato peleó todos los balones que le llegaron pero la segunda jugada siempre fue para la Cultural. Manu Busto no puede, los hombres de banda muy lejos y los mediocentros no llegaban. El mal posicionamiento colectivo puso la primera piedra, el resto fue mérito de los locales que bordaron nuestro fútbol.
Dividir y vencer, empezar en una banda para acabar en la otra, contragolpes de manual. Para entonces los de Pacheta ya perseguían sombras, la presión colectiva era nula y la defensa adelantada azul sufría con la velocidad de Rivera. Jugaron los cuatro que había, no se renunció al estilo pero se pagó caro. Artabe pasó un calvario, no ganó una disputa por arriba y sufrió a Rivera en el 1vs1, también López Ramos. Cayeron cuatro goles, pudieron ser más porque el equipo estaba partido, los extremos no volvían y el mediocampo no abarcaba, la sensación de fragilidad era notoria.
Con el tercero los locales bajaron el pistón y el Real Oviedo sacó el orgullo: Gonzalo en saque de esquina, Jandrín de cabeza o Rubiato al toparse con la madera pudieron maquillar el resultado. No hubiese sido justo como tampoco lo fue para la afición el cuarto tanto de Vergara, el mazazo demasiado grande para lo que había sido el día. Ya no hay calculadoras, sólo queda despedirse del curso ganando lo máximo posible y poner las primeras piedras del Objetivo Ascenso 3.0.
Foto: Magazine Oviedista
Equipo condicionado por las bajas, siete habituales en el once pero cuatro con presencia anecdótica, todos en puestos de columna vertebral. Indisposición de algún titular pero de muchos suplentes lo que provocó que Javi Martínez, Artabe y Carlos se estrenasen esta temporada. No nos confudamos, el Real Oviedo cayó por mal juego colectivo, mala presión tras pérdida y ausencia de victoria en la segunda jugada; los errores individuales fueron la gota que colmó el vaso.
Mal día eligió para el debut Javi Martínez. Más de un año desde su último partido, un Conquense-Racing B. Desde entonces, ni un simple amistoso con la elástica azul; llegó casi sobre la campana, los partidos de Copa del Rey fueron para Aulestia. Ayer salió sin ritmo de competición, debutar en Tafalla o Lemona hubiese sido llevable, hacerlo en León ante 4000 espectadores azules supuso un extra de presión para el chaval. Sensación de inseguridad, sobre todo con los pies. La afición no supo entender que la inactividad para un portero es un hándicap tremendo.
Hizo lo difícil el equipo de Pacheta, ponerse por delante. El gol con las señas de siempre, juego directo, Manu Busto abre para Moré y el catalán la pone de primeras para la entrada de Rubiato. A partir del 0-1 tocaba nada a favor de corriente pero dos errores individuales condenaron el partido. En el empate Artabe pierde la posición, Jorge tapa su hueco y Víctor Díaz cierra; en el segundo el sevillano pierde un mano a mano ante Mena que tenía ganado. La Cultural nos mató con nuestras propias armas, transición rápida, cambios de orientación y juego al espacio. Mena, Vergara y Rivera dieron una lección, jugando así no se entiende que los leoneses pasen apuros para salvar la categoría.
Ya no volvieron a estar cómodos los azules. Las segundas jugadas eran todas locales, el repliegue impedía situaciones favorables para Xavi Moré, la banda izquierda no existía porque Carlos es un hombre diestro de área, estaba fuera de sitio. Pudo llegar el empate en acción aislada, el centro chut de Xavi se fue al palo y Manu Busto perdonó un rechace de los que no solía perdonar hace un año. El 2-2 hubiese cambiado todo porque en la segunda parte el escenario fue totalmente leonés. Dieron los de Monteagudo una lección tras el descanso, durmieron el partido y el Real Oviedo fue incapaz de tirar a puerta hasta pasado el minuto 80.
Con nuestro estilo se hace difícil dar la vuelta al marcador si el equipo no va a la disputa en masa. Rubiato peleó todos los balones que le llegaron pero la segunda jugada siempre fue para la Cultural. Manu Busto no puede, los hombres de banda muy lejos y los mediocentros no llegaban. El mal posicionamiento colectivo puso la primera piedra, el resto fue mérito de los locales que bordaron nuestro fútbol.
Dividir y vencer, empezar en una banda para acabar en la otra, contragolpes de manual. Para entonces los de Pacheta ya perseguían sombras, la presión colectiva era nula y la defensa adelantada azul sufría con la velocidad de Rivera. Jugaron los cuatro que había, no se renunció al estilo pero se pagó caro. Artabe pasó un calvario, no ganó una disputa por arriba y sufrió a Rivera en el 1vs1, también López Ramos. Cayeron cuatro goles, pudieron ser más porque el equipo estaba partido, los extremos no volvían y el mediocampo no abarcaba, la sensación de fragilidad era notoria.
Con el tercero los locales bajaron el pistón y el Real Oviedo sacó el orgullo: Gonzalo en saque de esquina, Jandrín de cabeza o Rubiato al toparse con la madera pudieron maquillar el resultado. No hubiese sido justo como tampoco lo fue para la afición el cuarto tanto de Vergara, el mazazo demasiado grande para lo que había sido el día. Ya no hay calculadoras, sólo queda despedirse del curso ganando lo máximo posible y poner las primeras piedras del Objetivo Ascenso 3.0.
Foto: Magazine Oviedista