Real Oviedo 2-2 Palencia

Partido de impulsos, cambios de sentido, alternativas y momentos para los dos equipos. Resultado justo pues astures y palentinos tuvieron ocasiones para no perder aunque fueran los visitantes quienes con menos dominio llevasen más peligro a la meta azul. Semana de locos en el oviedismo que se traspasó al césped, los tres puntos perdieron importancia durante la previa estando en juego el futuro del Club al otro lado del Atlántico.

Alineación racional, todos en su posición natural, Manu Busto como ‘10’ sin obligación de perseguir a ningún lateral y Perona en la grada dejando claro que el valenciano tiene pie y medio en el Cádiz con o sin Pegaso. Esperemos que el traspaso de acciones no llegue tarde para ficharle un recambio porque la segunda vuelta con Miguel y Rubiato es una temeridad. Salió el Palencia dispuesto a presionar arriba para robar y llegar en pocos toques a Aulestia, los azules eran incapaces de trenzar cuatro o cinco pases porque como de costumbre el once se partía en dos por la mitad.

Falta en el Real Oviedo pausa y calma, sobra precipitación, ansia y miedo al error. El 4-2-3-1 se transforma en 4-2-4 cuando los hombres de segunda línea se meten arriba pensando que así se llega antes, pero el fútbol no es estar sino aparecer. Cuando Manu Busto bajó entre líneas para dar una salida más a los centrales, cuando Xavi Moré y Nano buscaron el centro para dejar libre a los laterales el pasillo exterior y cuando no hubo prisas, llegaron los mejores minutos del Real Oviedo. Sintomático fue el pedazo de gol de Pelayo con doble pared en la frontal, primero con Busto y después con Miguel para abrir el marcador. La afición está con el equipo pero los males son reflejo de lo que transmite la grada al equipo: no puede ser que se silbe que Gonzalo retrase para Aulestia asegurando posesión larga en lugar de arriesgar el cuero con un pase largo; esa jugada acabó con Víctor Díaz forzando el córner en línea de fondo, por cierto.

Después el equipo desapareció, descomprensión mental después de abrir la lata y en cinco minutos el Palencia no sólo empató sino que tuvo el segundo con remate de Alejandro que salvó Aulestia. Buen partido el del guardameta vasco, providencial ante el propio Alejandro, Víctor o De Paula en la segunda parte, pero que de nuevo ve ensombrecida su actuación por un fallo en la salida que costó el segundo gol. Se le señalará a él pero no menos culpa tiene la defensa por permitir a cuatro rematadores entrar sin marca al punto de penalty, solamente Gonzalo siguió a su par en el balón parado.

Salieron los azules en la segunda dispuestos a mandar a través de la posesión pero Jorge Rodríguez y Manu Busto penalizaron al colectivo. El primero fue el único incapaz de aportar serenidad con el balón en los pies, buscó continuamente el desplazamiento en largo cuando una diagonal a Nano no vale de nada si el rival está replegado. Ahí empezó el Oviedo a perder el control. El cántabro desistió de ser un apoyo para Aitor Sanz y Pelayo para centrarse únicamente en la finalización. Si quieres ser el ‘10’ tienes que bajar a recibir, mostrarte participativo y entrar en contacto con el balón, sacar a tu marca de la cueva y no estar al lado de Miguel por si cae alguna cerca. Al final, por suerte, le cayó una para poner el 2-2. Un gol que no maquilla su flojo partido.

Xavi Moré y Nano estuvieron activos en banda, buscaron el 1vs1 y abrieron el campo, aunque quien llevó más peligro por los costados fue Víctor Díaz apareciendo desde atrás. Se cargó al equipo José Manuel con los cambios, ningún sentido tuvo que Jandro entrase por el sevillano y se emparejase con un De Paula que tuvo el gol en un par de ocasiones después de la sustitución. Pelayo pidió el cambio pero Falcón debía entrar por Manu Busto; si el chaval está cansado se le adelanta la posición, que sean Aitor Sanz y Falcón los que hagan kilómetros en el balance defensivo. A partir de ahí el Palencia fue dueño y señor, tuvo el segundo con De Paula, con Alejandro e incluso con el engendrista Saavedra.

Los últimos minutos fueron de locos, como de costumbre en el Tartiere y haciendo honor a la semana que ha vivido el oviedismo. Gol del Palencia a balón parado para no perder costumbres, y empate azul apelando a la épica en un balón que se traga Castilla y que Rubiato mete en el área pequeña para que Manu Busto empate a placer. Sumar es vital, punto que sirve para seguir manteniendo la distancia con los puestos de descenso pero insuficiente viendo en el horizonte a Mirandés y Eibar. Mantener la categoría será sufrido hasta el final, aún con Richard en el banquillo.