Pre-Partido: Real Oviedo - La Muela

Ganar para crecer en la tabla y alejar definitivamente la zona de peligro, olvidar el fantasma de los puestos bajos para centrarse en una remontada utópica a día de hoy. Sin fútbol habrá resultados puntuales pero nunca regularidad suficiente como para cazar a quien hay que cazar. El mal inicio consigue que el cuarto puesto parezca un éxito cuando el único objetivo del Real Oviedo era ser campeón de grupo; el Eibar está a años luz ahora mismo.

No confundir fútbol con jogo bonito, nadie pide que el equipo de Pichi Lucas juegue como los ángeles, ni posesiones de 70% que aúnen verticalidad y control, nadie pide ser el Barça. Pero cualquier equipo tiene una seña de identidad, un estilo, una forma de jugar a través de la cual crecer como conjunto, una base sobre la que trabajar. El Real Oviedo debe marcarse como objetivo principal el definir qué clase de equipo quiere ser en esta Segunda B y trabajar desde ya para perfeccionar esos automatismos. El alumno debe saber qué estudiar antes de presentarse a un examen y el Real Oviedo debe hacer lo mismo con su fútbol.

El partido dura más de noventa minutos, se juega durante toda la semana en la preparación y en el análisis que hagan los cuerpos técnicos. Ser entrenador va más allá de decidir quienes son los once futbolistas que salten al campo el Domingo; detrás hay un estudio del rival, de las variables y del propio vestuario. Miguel es resolutivo en el Tartiere pero fuera no le dejan aportar por el excesivo repliegue de las dos líneas de cuatro. En casa el Oviedo es otro y el rival también; los visitantes se encierran, el miedo escénico no les deja ir a por el partido aunque los azules sean vulnerables. Pichi Lucas debe mandar al equipo a por la victoria desde el primer minuto, aprovechar el efecto Miguel desde el comienzo.

Acosar la portería aragonesa, embotellarles en su área y meter a la afición en el partido. En el Tartiere el juego aéreo directo funciona, Perona y Manu Busto siempre están cerca de Miguel tras el pase largo. El cántabro por detrás, el valenciano a la prolongación y dos volantes abiertos en banda para hacer ancho el campo y tener una variante. Marc Castells como único mediocentro, no se requiere un doble pivote jugando en casa porque ni va a ser necesario defensivamente ni aporta nada en la salida de balón, al menos por lo visto en lo que va de temporada. Pelayo sólo tiene sitio como llegador, Falcón y Aitor Sanz no han hecho méritos hasta la fecha.

Que Pichi Lucas sea valiente con los veteranos ya que no lo es con los chavales: Jandrín y Jhony fuera de la lista, Ernesto no va ni con el Vetusta. Se necesitan dos hombres de banda, Jandro es fijo por falta de competencia y la otra plaza se la jugarían entre Xavi Moré y Nano, siendo el catalán titularísimo por demérito del malagueño. Se vio ante el Peña Sport que Nano no puede vestirse de corto en el Tartiere hasta que empiece a ganarse a la afición a domicilio … si es que lo consigue. No puede el técnico berciano insistir en colocar a Manu Busto por la izquierda, no ahora.

Si quieres que un jugador dé el máximo tienes que meterle el contexto adecuado. Al cántabro le falta explosividad, chispa y confianza. Ponle donde más a gusto se siente, déjale disfrutar, libérale de tareas defensivas y el crack aparecerá más temprano que tarde. Después será el momento de pasarle a la izquierda si es necesario porque un jugador en estado de gracia y con la moral a tope puede dar rendimiento en cualquier posición.

Análisis, estudio del rival, del vestuario y de las variables ambientales para construir un once competitivo. No hagas siempre lo mismo si quieres conseguir diferentes resultados. Pichi Lucas irá a muerte sin el Vetusta, que al menos se atreva a cambiar con los veteranos.