La flor se agiganta

Si el tema de Sabina es ‘La canción más hermosa del mundo’, el 4-1 que el Real Oviedo infligió al Peña Sport el pasado Domingo puede definirse como el resultado más engañoso del mundo. Sin ningún lugar a dudas. Los de Pichi Lucas demostraron el por qué ocupaban plazas de descenso y el por qué la sensación de que los objetivos son inalcanzables son cada vez más frecuentes. No exagero si digo que el partido ante el Peña Sport fue peor que cualquiera de los jugados la temporada pasada.

Un equipo romo, sin ideas en ataque, sin automatismos, sin desmarque, sin juego por bandas, sin combinaciones a uno-dos-tres toques, sin timón en un centro del campo que naufragó los noventa minutos. Pichi Lucas sentó a Marc Castells, el mejor jugador azul en el conjunto de los dos últimos partidos (Sporting B y Eibar) en una de estas decisiones incomprensibles para el aficionado y el analista, para dar la manija a la dupla Aitor Sanz-Falcón. El primero vio recomenpensada su infantil acción en el Molinón con la titularidad a las primeras de cambio tras la sanción; buen mensaje el que manda Pichi Lucas al vestuario. El segundo debe ser titular porque no hay más, pero nunca en detrimento de Castells a día de hoy.

Dijo el técnico berciano en rueda de prensa que la ansiedad puede con sus futbolistas y que por eso hombres como ellos, procedentes de superior categoría, son incapaces de trenzar tres pases seguidos. Primero, hay que decir que quien no esté capacitado para soportar la exigencia de este escudo, coja la puerta y se vaya. Y segundo, aprovecho para decirle a Pichi Lucas que el ansia puede llegar a explicar una jugada puntual pero nunca la ausencia de fútbol de su equipo, la ausencia de rigor táctico de todo tipo. Un conjunto no es un desastre en el posicionamiento defensivo o en la presión tras pérdida de posesión por culpa de la ansiedad de sus futbolistas.

Durante la semana hubo una ola de optimismo, los medios pusieron su granito y algunos como Chisco afirmaron que la plantilla es “la más comprometida de los últimos años”. Entrenan como nunca pero el fin de semana las cosas no salen, ése es el mensaje. La afición está cansada de palabras, el Domingo arrimó el hombro pero la paciencia se colma pronto. Nunca pondré en duda la profesionalidad o la entrega de los futbolistas salvo problemas económicos de por medio que puedan explicar actitudes no acorde a la institución, nadie va a un sitio para perder partidos. En Oviedo no hay caso monetario, al menos hasta que lleguen los meses de Mayo y Junio. La Copa del Rey era salvadora, veremos ahora de dónde sale el dinero para pagar las últimas mensualidades.

Tuvo que ser el defenestrado Miguel quien sacase el partido adelante como ya hizo ante el Eibar en la primera ronda del torneo del KO. Alguno incluso se atreve a reconocerle el mérito a Pichi Lucas cuando el cambio fue casi obligado, era la única carta que tenía en el banquillo y no haber metido un delantero con 1-1 a falta de quince minutos le hubiese echado a la gente aún más encima. El propio jugador reconoció en el post partido que el entrenador no confía en él, por tanto es absurdo hablar de acierto del berciano en la sustitución, cuando con un mínimo de análisis cualquiera se da cuenta de que erró en el once, en la lista de dieciséis y en los cambios.

Juanma inamovible en el lateral a pesar de las últimas malas actuaciones; Castells fuera del mediocentro a pesar de hacer méritos para ser fijo; Manu Busto, de nuevo pegado a la banda. El primer recambio fue un Nano que no está para jugar, y menos aún en un Tartiere que le puede; no hubo más que verle correr hacia el vestuario cuando el árbitro pitó el final del encuentro, como si le fuese la vida en ello. A día de hoy el andaluz es uno menos. Jandro también hizo un mal partido, pero si quieres abrir el campo y no tienes ni a Moré, ni a Jhony ni a Jandrín y debes recurrir a Nano, al menos quita a un mediocentro. No fue así, y mandó a Manu Busto a la derecha para que el cántabro hiciese caso omiso y acabase jugando de ‘10’ y la banda diestra entregada totalmente a su suerte.

Con empate a quince minutos del final ante un recién ascendido y estando en puestos de descenso, Pichi Lucas fue incapaz de quitar a un mediocentro para dar entrada a Miguel. Siempre cambio de jugador por jugador, ausencia de variable, de modificación, fácil para el rival. Ni con la soga al cuello fue valiente el técnico berciano. Por suerte para nosotros, Miguel tuvo sus mejores momentos con la camiseta oviedista y dio un giro de 180 grados al partido; en un partido de basket se hubiese llevado el MVP por primera vez.

Podemos dar gracias al Carlos Tartiere. El miedo escénico que citaba para Valdano hace mella en los rivales, no por lo que somos ni por el empuje de la afición sino por el escenario y la historia. Creemos que no, pero el escudo pesa también en el contrario. No nos conocen y temen lo que significa el Real Oviedo, no se atreven a ir a por el partido cuando somos presas fáciles. Quién esté al día y sea bravo en el Tartiere puede tener un día para la posterioridad. Los vecinos vendrán sin complejos, el Caudal llegará a por todas a principios de Diciembre como en su día hizo el Uni de Pulgar (2-4). Esperemos que la cosa cambie para entonces.

Fotos: Álvaro Campo