Jairo, refresquemos memoria

La idea era un artículo sobre Jorge Perona. El valenciano está tirando del carro oviedista en el inicio de temporada ante el flojo comienzo de Manu Busto y se ha convertido en referencia goleadora y ejemplo de trabajo defensivo para sus compañeros. Pero al leer esta mañana la prensa me he encontrado con unas declaraciones lamentables que han despertado mi ira hacia todos aquellos que renegaron e hirieron al Real Oviedo en 2003. El Domingo llega el reecuentro con Jairo, ‘el Zidane de Piedras Blancas’, que aunque suene raro juega en el Palencia en lugar de vestirse de corto para la Champions con el Inter.

Dice el mediapunta que “la afición del Real Oviedo debería entender mi postura”. Ya había demostrado no tener vergüenza a lo largo de estos años, pero estas declaraciones son esperpénticas. ¿Entender qué postura ‘amigo’ Jairo? ¿La de abandonar al Club que te hizo debutar en Segunda División con 16 años de la forma más miserable y rastrera posible? No sólo dejaste abandonada a la afición sino a compañeros durante tantos años de infancia como Cervero, Paul, Fran Cuétara, Kily, Jandro, Manolo, Michu, y sobre todo a Armando. Les despreciaste a todos ellos negándote a jugar a su lado, escupiste en aquello que ellos creían, que era el amor por el Real Oviedo. También le diste la espalda a Rivas y Pedro Luis, que siempre miraron por ti.

Faltaste al respeto a muchísima gente, a gente enferma de verdad, cuando te negaste a entrar en una convocatoria contra el Siero por padecer, según tú, de depresión. No chaval, no tienes ni remota idea de lo que es eso, y por supuesto lo que menos había dentro de ti eran problemas de salud, sino egoísmo y ansia de dinero fácil. Fuiste lamentable hasta para coger la puerta de salida porque no es casualidad que otros que decidieron no seguir a nuestro lado no sean ni la mitad de odiados de lo que lo eres tú, a pesar de irse también al eterno rival (enemigo desde aquel entonces). Porque no fichaste por un club cualquiera, fichaste por el Sporting; te fuiste con aquellos que intentaron limpiar el Requexón y con un presidente que públicamente fue cazado deseando la desaparición del Real Oviedo para provecho propio. Saludabas al fondo donde están aquellos que insultaban a Armando cuando nos dejó y se mofaron de nuestra desgracia y la de su familia. Maldito seas por siempre Jairo.

Defendiste sus colores, te entegraste a su parroquía, y el Club gracias al cual tuviste la oportunidad de ser alguien en el mundo del fútbol (sí, tuviste, que no tienes) no vio ni un mísero euro gracias a ti y a las triquiñuelas de tu representante. Dices que estás seguro de que el fútbol te devolverá todo lo que te ha quitado estos años con las lesiones y el año en blanco con el Deportivo, pero estás equivocado. El fútbol te está devolviendo toda la maldad con la que nos pagaste a nosotros y aún le queda mucho para equilibrar la balanza, así que vete preparando. Palencia no es el fondo de tu carrera ni mucho menos, tampoco lo es la Segunda B.

Coincidimos un día, en Noreña para el primer amistoso del Real Oviedo tras el descenso administrativo. Allí te pregunté por la lesión y me dijiste que tenías unas ganas locas de jugar. Cómo iba a pensar yo que no te referías a hacerlo de azul. Bastardo.