Real Oviedo - SD Eibar: victoria de confianza

Primer partido oficial del nuevo Real Oviedo, rival de altura para calibrar posibilidades, para ver en qué punto están los azules de cara al inicio de Liga y para coger moral en caso de victoria ante un equipo al que nos encontraremos a lo largo de la temporada. Evitar la Copa Federación era la prioridad, más que el avanzar en Copa del Rey con el sueño de un Champions-Europe League en el horizonte.

Salió Pichi Lucas con sistema 4-3-3, lógico por los efectivos en la zaga y en el mediocampo pero apenas utilizado en los amistosos de verano. Se notó la falta de rodaje y de ensayos con el dibujo, los azules no ganaban una disputa en la segunda jugada a pesar de la teórica superioridad en la zona ancha. Tampoco había salida de balón desde atrás ante la falta de un pelotero, ni llegada desde segunda línea por parte de Pelayo, que notó la inactividad en pretemporada por esa dichosa lesión. Era el Real Oviedo un equipo plano, sin transición, sin verticalidad, un equipo partido con siete hombres en fase defensiva y tres en ataque. El césped no ayudó, Pichi Lucas se queja entre bastidores no sin razón porque si la hierba está así en Agosto no me quiero imaginar en Diciembre.

Manu Busto tirado hacia la derecha, sigue el entrenador cayendo en el error de mandarle a la banda aunque el cántabro buscó siempre el centro y dejó el carril para un incansable Victor Díaz que se cansó de subir y bajar la banda. Acabó muerto el sevillano, el 4-3-3 condenó al equipo en ataque al perder presencia por la derecha pero también en defensa al dejar al lateral en continuas situaciones de desventaja en 2vs1; Manu Busto no ha nacido para perseguir la marca y obligarle a ello es perderle para lo que de verdad sabe hacer, marcar diferencias. El peso ofensivo debe girar alrededor del ‘10’ al igual que ocurre en el Barça con Messi, que definitivamente ha abandonado la banda para jugar por el centro.

El Eibar mandaba en la apariencia, era el dominador territorial pero los de Pichi Lucas no sufrieron en ningún momento. Decepcionaron los armeros, un conjunto que según su entrenador son “el mayor aspirante para el ascenso”. Sólo inquietaron a los azules a la espalda de Víctor; por arriba fueron inexpugnables Negredo y López Ramos, mejor el segundo que el primero cuando el balón iba a ras de césped, en la marca y en el control de los espacios. Correcto Ernesto, cumplidor, no se complicó con la pelota en los pies y no pasó apuros con su hombre. Juanma llega para jugar pero al menos parece que el chaval es la segunda opción del técnico y que la posibilidad de tener minutos estará ahí.

Público impaciente, los que protestan o pitan en cada error mejor se quedan en casa, así no ayudan, el jugador necesita apoyo. A los diez minutos de la reanudación la dinámica cambió, la actitud mejoró, se llegaba a la disputa y se metió una marcha más, se comenzó a buscar la portería de Irueta sin prisa pero sin pausa. El Eibar bajó en lo físico, Aitor Sanz y Jandro entraron para poner cordura en el dibujo y para ganar en el control del cuero, el balón era del Oviedo y los vascos sólo soñaban con una contra o con el paso de los minutos. La sensación en el Tartiere era de que el gol caería por su propio peso durante el tiempo reglamentario o en la prórroga, era cuestión de tiempo.

Sensacionales minutos de la pareja Falcón-Sanz, incansable el primero, siempre en la ayuda, siempre en la disputa, presente en todos lados, pulmón infatigable. Aitor puso el toque y el temple, con él el Oviedo se hizo amo y señor de la pelota; fue la referencia, dio salida desde atrás, se ofreció a los centrales y apareció entre líneas, todas las jugadas de ataque pasaban por sus pies. Junto a Jandro fueron los que inclinaron la balanza. Muy buenos minutos del ‘7’ como revulsivo, encarando y ganando línea de fondo, levantando a la grada, fajándose en las ayudas y en la presión, incordio para una defensa que tenía las pilas bajo mínimos. Pichi Lucas no estuvo fino en el once inicial pero sí en los cambios.

Sigue faltando gol, lo tuvieron Perona y Falcón pero se les negó, éste Real Oviedo sufrirá si juega como en la primera parte porque las llegadas al área del Eibar brillaron por su ausencia. Costó sangre, sudor y lágrimas, la prórroga agonizaba y los penaltys se veían demasiado cerca; hubiese sido injusto caer desde los once metros después de una hora de superioridad manifiesta. Entró Miguel al campo, no participó, sus compañeros no le encontraron y es que su papel cada vez parece más claro como referencia áerea en partidos con el marcador en contra y en los que el único recurso sea el balón largo. Aún así fue el que decidió, indecisión entre la zaga armera y el portero que aprovecha el culebra, llega antes que Irueta y éste le derriba.

Manu Busto asumió la responsabilidad, tranquilidad inusual con una eliminatoria en juego, con 116 minutos en las piernas y con un par de ellos más entre que se señaló la pena máxima y llegó el momento de lanzarla. Todo eso juega en contra del chutador pero el cántabro es de otra pasta, es un jugador de superior categoría, parece por encima del bien y del mal porque en cada partido deja detalles para la galería. Paradinha con toda la sangre fría del mundo y 1-0 al marcador, el trabajo estaba hecho.

El Domingo nuevo partido de máxima exigencia, visita del Logroñés y retorno de Don Diego Cervero. Será la hora de Jandro, Xavi Moré, Castells, Juanma, Gonzalo, Rubiato …rotaciones sin bajar el nivel para mantener frescura y para no quemar a nadie de cara al siguiente duelo copero ante el Murcia. Ya tocará hablar de riojanos y murcianos en Ovieditis.

Foto: Magazine Oviedista