Lo extradeportivo ya queda atrás, es el momento de ir a sacar nuestra entrada y la del acompañante, de arrastrar a todo el oviedismo al Carlos Tartiere porque el Domingo seremos 30.000 contra 11, todos juntos. Sus aficionados, una anécdota; los oviedistas, un ejército. La primera batalla tenemos que ganarla nosotros creando un ambiente infernal para llevar en volandas a los jugadores. El pase del 1-0 es cosa nuestra.
Asustar desde el principio, comienzo arrollador. Los azules no deben caer en el ansia por darle pronto la vuelta a la eliminatoria porque un solo gol es el que separa el éxito del fracaso. Lo que sí es prioridad es asustar desde el primer segundo, mostrarle al Pontevedra que salir de su propio campo será imposible, asustarles para hacerles ver un infierno, que los 90 minutos parezcan eternos. No sería nueva una salida en tromba del Real Oviedo; el Domingo debe repetirse.
Me dice Rubén García en una entrevista que podéis leer el Viernes en el nuevo número de OVD Magazine que entre todos debemos hacer creer que cada saque de esquina, cada falta, cada balón al área, lleve la sensación de peligro. Cada jugada de ataque debe finalizar, da igual un disparo lejano que un centro y remate: el equipo debe chutar y poner a prueba a Orlando Quintana en cada aproximación, también a la línea de cuatro defensas gallegos. Que ningún ataque acabe en nada, que el Pontevedra tenga la sensación de que la portería puede caérsele encima en cualquier momento.
Es la consigna, salir a morder. Máxima intensidad en cada acción, en cada disputa, en cada balón dividido. Unas serán para nosotros, otras no, pero ninguna pelea debe ser fácil para el Pontevedra. Vital el papel de Pelayo en el mediocampo; como pivote estará más pendiente de barrer en la zona ancha y de los balones aéreos que de la entrada desde segunda línea, ese papel para sorprender desde atrás quedará para Curro como ocurriera en Pasarón. La apuesta parece el 4-4-1-1, Rubén García el sacrificado si se tienen en cuenta los últimos partidos de Liga Regular con tal sistema.
Manu Busto por dentro, libertad para caerse a una otra banda y crear superioridades, también para moverse por detrás de Jorge Perona o para recibir entre líneas. Sin balón, presión del cántabro y del valenciano 2x2 a los centrales para evitar el desplazamiento fácil de balón en largo buscando la testa de Igor o de Ibán Espadas. Invernón y Xavi Moré en las bandas, Pichi Lucas deberá guardarse un par de revulsivos en el banquillo y esos serán Jandro y Miguel por si es necesario meter una marcha más en la última media hora.
En defensa urge solucionar los problemas con el juego directo de los de Pablo Alfaro. La primera medida, controlar el balón, amasar posesiones largas para evitar que ellos se metan en el partido; la segunda, impedir que los centrales o los laterales desplazen con facilidad, no es lo mismo un pase largo que un pelotazo; y la tercera, cerrar bien con Pelayo, Barral y Rubén González las posibilidades que puedan tener en la segunda jugada. La movilidad de Charles y Carril, si es que juega, creará problemas. Exigirles en lo defensivo será el primer paso para desactivarles en lo ofensivo.
Y no desanimarse. Noventa minutos son muy largos, la remontada a conseguir, corta. Si se llega al minuto 75 con 0-0 las opciones seguirán intactas, un gol llega en cualquier momento aunque el riesgo de encajar será mayúsculo. Nosotros no debemos dejar de alentar, en cada jugada, en cada combinación, en cada pase. Levantar al que falle y expolear al que acierte, la afición también juega una vez más.
Asustar desde el principio, comienzo arrollador. Los azules no deben caer en el ansia por darle pronto la vuelta a la eliminatoria porque un solo gol es el que separa el éxito del fracaso. Lo que sí es prioridad es asustar desde el primer segundo, mostrarle al Pontevedra que salir de su propio campo será imposible, asustarles para hacerles ver un infierno, que los 90 minutos parezcan eternos. No sería nueva una salida en tromba del Real Oviedo; el Domingo debe repetirse.
Me dice Rubén García en una entrevista que podéis leer el Viernes en el nuevo número de OVD Magazine que entre todos debemos hacer creer que cada saque de esquina, cada falta, cada balón al área, lleve la sensación de peligro. Cada jugada de ataque debe finalizar, da igual un disparo lejano que un centro y remate: el equipo debe chutar y poner a prueba a Orlando Quintana en cada aproximación, también a la línea de cuatro defensas gallegos. Que ningún ataque acabe en nada, que el Pontevedra tenga la sensación de que la portería puede caérsele encima en cualquier momento.
Es la consigna, salir a morder. Máxima intensidad en cada acción, en cada disputa, en cada balón dividido. Unas serán para nosotros, otras no, pero ninguna pelea debe ser fácil para el Pontevedra. Vital el papel de Pelayo en el mediocampo; como pivote estará más pendiente de barrer en la zona ancha y de los balones aéreos que de la entrada desde segunda línea, ese papel para sorprender desde atrás quedará para Curro como ocurriera en Pasarón. La apuesta parece el 4-4-1-1, Rubén García el sacrificado si se tienen en cuenta los últimos partidos de Liga Regular con tal sistema.
Manu Busto por dentro, libertad para caerse a una otra banda y crear superioridades, también para moverse por detrás de Jorge Perona o para recibir entre líneas. Sin balón, presión del cántabro y del valenciano 2x2 a los centrales para evitar el desplazamiento fácil de balón en largo buscando la testa de Igor o de Ibán Espadas. Invernón y Xavi Moré en las bandas, Pichi Lucas deberá guardarse un par de revulsivos en el banquillo y esos serán Jandro y Miguel por si es necesario meter una marcha más en la última media hora.
En defensa urge solucionar los problemas con el juego directo de los de Pablo Alfaro. La primera medida, controlar el balón, amasar posesiones largas para evitar que ellos se metan en el partido; la segunda, impedir que los centrales o los laterales desplazen con facilidad, no es lo mismo un pase largo que un pelotazo; y la tercera, cerrar bien con Pelayo, Barral y Rubén González las posibilidades que puedan tener en la segunda jugada. La movilidad de Charles y Carril, si es que juega, creará problemas. Exigirles en lo defensivo será el primer paso para desactivarles en lo ofensivo.
Y no desanimarse. Noventa minutos son muy largos, la remontada a conseguir, corta. Si se llega al minuto 75 con 0-0 las opciones seguirán intactas, un gol llega en cualquier momento aunque el riesgo de encajar será mayúsculo. Nosotros no debemos dejar de alentar, en cada jugada, en cada combinación, en cada pase. Levantar al que falle y expolear al que acierte, la afición también juega una vez más.