Jorge Perona, gol de oro

Eliminatoria abierta, el Real Oviedo cumplió con el objetivo de anotar a domicilio, un gol el de Perona que puede valer el pase a la siguiente ronda. Es un partido de 180 minutos, lo decíamos en la previa, el Tartiere tendrá mucho que decir en el segundo duelo. No podíamos pretender los oviedistas sentenciar el pase sin ganar en nuestro Estadio, que a fin de cuentas es lo que tendremos que hacer el Domingo: GANAR.

Salió Pichi Lucas con el 4-3-3 como se suponía, pero con Rubén García como tercer hombre en el centro del campo en lugar de Mario Prieto. Apuesta valiente para tener el balón y organizar el juego a través de la pelota, pronto se vio que no iba a ser así. El Pontevedra buscó el juego directo a Ibán Espadas e Igor, prolongación y segunda jugada con las diagonales de Charles desde la banda y la disputa de Víctor Bravo, Santi Amaro y Padín. Se echó en falta la presencia de Mario Prieto en la zona ancha, los azules perdieron todos los balones divididos en la primera parte.

Pablo Alfaro ha hecho un equipo a su imagen y semejanza, tal y como era él como futbolista: fútbol directo, juego aéreo, disputa, intensidad y presión. La movilidad de los dos puntas y de Charles entrando desde segunda línea creó problemas a la zaga azul, los centrales nunca supieron a quién y a dónde salir, la lucha por arriba fue siempre para los gallegos, también la segunda jugada en prolongación o rechace. Los de Pichi Lucas salieron con una marcha menos en cuanto a intensidad competitiva y pudo costar la eliminatoria, no se puede regalar un inicio de partido.

Presión muy arriba del Pontevedra, ningún jugador de la defensa podía sacar la pelota limpiamente y los hombres de mediocampo siempre recibían de espalda, el libreto le funcionaba a los granates, robo en primera instancia y salida a la contra. El Real Oviedo no podía jugar por abajo, la superioridad numérica en la zona ancha quedaba anulada y la única vía para superar la presión local era el balón largo a Jorge Perona, todo un despropósito. Manu Busto no apareció en banda, el equipo no le encontró en la primera mitad y suerte tuvimos de llegar 1-0 al descanso.

Tocaba sobrevivir, defenderse como gato panza arriba y apretar los dientes, llegar vivo al Tartiere era el objetivo. Éramos superados en todo, un golpe más hubiese sido mortal y suerte de que Charles viese puerta en fuera de juego. Vistos los primeros cuarenta y cinco minutos cualquier carbayón estará satisfecho con el 2-1, también por la reacción del equipo tras esa primera mitad.

En el minuto 40 una jugada cambió la inercia, el fútbol es grande. Un lanzamiento lejano de falta de Curro sirvió para poner en aprietos a Orlando Quintana y espolear a los azules. La dinámica siguió tras volver de vestuarios y pronto empató Perona en jugada de estrategia. Trabajo durante la semana, el balón parado es importantísimo en estas eliminatorias porque un gol lo cambia todo, el mérito es de Pichi Lucas porque se vio que el Oviedo no improvisó en los golpes francos. Tablas en la pizarra por esa inesperada superioridad azul en la estrategia.

Teníamos el partido donde queríamos, el Pontevedra no podía mantener el nivel físico de los primeros cuarenta y cinco minutos y los azules se encontraban, tocaban y llegaban a las inmediaciones del área gallega. El segundo gol parecía cercano pero fue Igor quien lo anotó para los locales en un nuevo despiste tras disputa aérea; Jorge Rodríguez pierde la marca del brasileño por seguir la trayectoria del balón y le deja tres metros mortales en el área. Errores de novato, mucho que corregir en el Requexón durante la semana en el aspecto defensivo.



Hay que cambiar cosas de cara al partido de vuelta; la primera, la ubicación de Manu Busto, elemental tenerle por dentro. Abrir el campo, el Tartiere tiene que hacérseles muy ancho para eliminar el sistema de ayudas. Ayer Xavi Moré siempre recibió en desventaja, nunca pudo encarar ni buscar el desborde, tampoco Manu en la izquierda, aunque eso no le impidió crear peligro en la segunda mitad. Hay que liberar al cántabro del corsé de la banda.

Se ha jugado la primera partida, las cartas están boca arriba, los dos equipos saben perfectamente qué se encontrarán el Domingo. El Carlos Tartiere jugará, el partido se les tiene que hacer muy largo a los gallegos desde el calentamiento. Ganar, ganar pasa pasar, no se podía pretender otra cosa. La batalla será larga y dura.