RO-Villanovense, dos puntos que vuelan

Quien avisa no es traidor, Ovieditis lo hizo ayer. Partido difícil por todo lo que rodeaba al choque, también por un rival con la vida en juego que no estaba dispuesto a morir sin pelear. El Villanovense no vino derrotado como otros, llegó al Tartiere dispuesto a sacar el máximo botín posible en su lucha por la permanencia y completó un partido con alto grado de intensidad, de sacrificio y de disputa.

Estaba avisado el equipo pero dejó pasar los minutos esperando a que corriese el reloj y apareciese la jugada individual, craso error. Para el Villanovense aguantar la primera media hora con el 0-0 fue el espaldazo definitivo para creer en la machada, a partir de ahí tocaba nadar contracorriente, contrarreloj y ante un rival al que el paso de los minutos le proporcionaba fuerzas en lugar de restárselas.

Pichi Lucas repitió sistema, sorprendió la titularidad de Artabe en el lateral derecho y la ausencia de Gonzalo en el centro de la zaga. El primero parece haberse ganado el puesto, partido sin sobresaltos, cumplidor en defensa aunque algo romo en ataque, hoy sí era el día de Rubén González para abrir el campo. El Káiser se cayó del once, quizá la lluvia caída en Oviedo hizo temer por la pesadez del césped y correr el riesgo con el burgalés tras salir de una pubagia era innecesario.

Dudas desde el inicio, no llegaban los azules a zona de 3/4. Si bajas el nivel de pulsaciones cualquier equipo se te sube a las barbas; el Villanovense se lo demostró al Real Oviedo en toda la primera mitad. Defensa por acumulación de los extremeños, diez hombres en apenas veinticinco metros para anular las llegadas desde segunda línea y formar atasco. Se olvidaron los carbayones de las bandas y ahí comenzaron a volar los puntos del Tartiere. Manu Busto no está cómodo en la izquierda, siempre busca el centro, el problema aparece cuando lo hace sin balón porque el atolladero aumenta al querer recibir entre líneas.

Mal en la circulación, ni Pelayo ni Rubén García supieron darle velocidad al balón, tampoco Curro, que completó uno de los partidos más flojos de la temporada: errores en el pase, en la toma de decisiones, en los saques a balón parado … día para olvidar del ‘10’. El único peligro llegó por banda derecha cuando Xavi Moré fue capaz de encarar en el 1vs1, ahí hizo daño el Real Oviedo. Lástima la falta de chispa del catalán, que está peligrosamente lejos de su mejor momento de forma a un mes del inicio del playoff.

Cambió el dibujo Pichi Lucas con Invernón, 4-4-2 y Manu Busto por dentro para buscar la individualidad cerca de portería. También entró Mario Prieto por Pelayo, se fue tocado el chaval. Sustituciones acertadas hasta que el entrenador decidió no ser valiente, esperó hasta el 75 para meter a Miguel y lo hizo por Perona, cambio de jugador por jugador. Quien no arriesga no gana, el sacrificado debía ser Curro: Mario Prieto sosteniendo el mediocampo una vez viene demostrando que su momento de forma es óptimo; Manu Busto como enlace para subir el balón, Miguel como referencia áerea y Perona para la segunda jugada junto al cántabro. Quince o veinte minutos de acoso y derribo, alguna tenía que entrar.

Los números del entrenador no son malos, el Real Oviedo es de los mejores equipos de Segunda B desde que el berciano ocupa el banquillo. Pero no todo es color de rosa, en ocasiones peca de conformismo y éste es un equipo hecho con ambición, la misma que tiene su afición y la misma que se debe demostrar sobre el césped, más en el Carlos Tartiere y ante el colista. El trabajo general es bueno pero el secreto para mejorar es ser autocrítico cuando el elogio es fácil.

La distancia respecto al Guadalajara es la misma, tres puntos; cuatro de ventaja con Atlético ‘B’ y Universidad LP, la quinta plaza sigue estando cerca. El Domingo nuevo partido en casa, viene el Vecindario, después viaje a Lanzarote. Dos partidos para asegurar el playoff y la fase de ascenso, si fallamos no seremos merecedores de la post-temporada, no hay más. Jugar cada balón como si fuese el último, intensidad desde el primer minuto, ése es el camino.

El Juvenil ‘A’ consumó su esperpéntico descenso tras caer en el Requexón ante el Bansander por 1-2. Ni en los peores años de la historia del Club abandonamos la División de Honor, cosa que sí hacemos ahora, arrastrando al ‘B’ a Primera Juvenil. Están masacrando a la cantera, esto no puede continuar así. A lo largo de la semana habrá artículo sobre el desastre.

Foto: Álvaro Campo