Partido vibrante, de ida y vuelta, de los que hacen afición y enganchan a la grada pero que no gusta a los entrenadores; no hubo más que ver la cara de Pichi Lucas en rueda de prensa. Toma y daca, fallos defensivos que propiciaron un intercambio de golpes que por desgracia para el espectadores ya no se suelen ver en el fútbol de hoy en día. La épica volvió al Carlos Tartiere.
Comienzo de partido parecido al de Alcorcón, con el Real Oviedo enchufado y en busca de un gol tempranero que esta vez sí llegó. Excelente el golpeo con la izquierda de Xavi Moré: seco, pegado al palo. Gran actuación del catalán que reivindicaré más tarde. El mérito de ese tanto es una vez más de Jandro, de nuevo perfecto en su función de ‘9’, aguantando la pelota de espaldas a portería y jugando de cara con sus compañeros; perfecta función de hombre boya. Si sigue así habrá que dejar de verle como un jugador de banda para darle el rol de delantero centro con posibilidades.
El dominio era azul, el filial colchonero sufría sin la pelota y sólo inquietaba cuando Cedric era capaz en encarar en el 1vs1 a Rubén González, que más tarde completaría una muy buena segunda parte. Pero los regalos están a la orden del día, encajar a balón parado parece que también. Algo habrá que hacer en las defensas de estrategia porque la marca zonal no funciona, se encajan demasiados goles en saques de esquina y sin ese debe el Real Oviedo estaría peleando por el primer puesto. Este tipo de marcaje requiere una tensión y una concentración máximas de todos los jugadores, uno no puede estar esperando que la pelota le llegue sino que debe atacar él a la bola. Quizá la solución sea la marca hombre a hombre: garantiza la tensión de cada futbolista porque el que pierda la marca quedará retratado y será señalado como culpable. El Káiser Gonzalo se duerme en el primer palo e Invernón da dos pasos hacia dentro letales en el segundo poste, 1-1 y vuelta a empezar.
El Atleti ‘B’ consiguió quitarnos la posesión, estábamos a su merced y el Real Oviedo no sabe vivir sin el balón. Tan solo las galopadas de Xavi Moré por la derecha eran capaces de despertar del letargo a los azules, el descanso era necesario para resetear y recuperar las sensaciones de los primeros minutos. Pero en la reanudación segundo regalo, esta vez de un Jorge Rodríguez que lleva una temporada excelsa pero que acumula errores en los tres últimos choques ligueros. El contacto es ligero, quizá no suficiente para pitar penalty, pero existe; ya en la primera mitad estuvo a punto de cometer otro sobre Perea, y el fallo es suyo por arriesgar demasiado en el área.
Por fortuna, si algo está distinguiendo al conjunto de Pichi Lucas en los últimos tiempos es la capacidad de reacción, es capaz de crecerse en los momentos delicados. El Tartiere se vino arriba, empujó como nunca y cuando afición y equipo son uno, el rival debe ponerse en lo peor. Genial de nuevo Manu Busto, se desenvuelve a las mil maravillas como segundo punta, su asociación con Xavi Moré y Jorge Perona promete dar muchas alegrias a los carbayones. El cántabro es capaz de decidir con una acción individual o dando el último pase como hizo ayer; fue determinante en el segundo y tercer gol. Jugador de destellos, de apariciones, está dando la razón a quienes pedíamos para él tiempo y continuidad como ‘10’.
Con el 2-2 se acabaron las tácticas. Ambos equipos partidos por la mitad, moneda al aire puesto que el partido podía caer de cualquier lado por mucho que el dominio fuese azul; el Atleti podía machacar a la contra aunque Don Antonio nos hiciese un favor sustituyendo a Perea y cambiando a Cedric de banda. El centro del campo apenas existía, Curro y Rubén García intentando enlazar, la ayuda de los volantes desaparecía, la separación entre líneas de los dos equipos recordaba a un partido de colegio: cuatro arriba, cuatro abajo y dos en el medio a verlas venir. Mojó Jorge Perona, continúa el idilio con el gol que comenzó en la Sangonera, llegar y besar el Santo para el valenciano. Todo parecía cerrado, lo más difícil estaba hecho. Sólo quedaba alargar las posesiones, bajar revoluciones y dejar que pasasen los minutos ante unos cachorros sin empaque para manejar situaciones difíciles.
Pero llegó el tercer regalo de la noche. El Atleti ‘B’ hizo tres goles en el Tartiere haciendo intervenir a Aulestia una sola vez, ver para creer. Cesión correcta de Hedrera para Oinatz, se equivoca el vasco queriendo jugar en corto ante la presión colchonera cuando lo más seguro, y más estando el terreno como estaba, era despejar en largo. También se equivoca Jorge, que persiste en la idea de dar salida limpia a la pelota buscando a Javi Barral cuando debería haber optado por despejar por banda de primeras. No sabemos matar los partidos, no cerramos y eso nos hace vivir siempre en el alambre. Por fortuna hoy hubo suerte, otro día quién sabe.
Mismos males de siempre: los de Pichi Lucas tienen que sudar sangre para anotar cada gol, ningún rival regala nada sino que el equipo tiene que trabajárselo al máximo. A la inversa ocurre lo contrario, las concesiones son peligrosamente habituales, sobre todo en las últimas semanas dado el pequeño bajón individual de los hombres de atrás. Que nadie achaque el aumento de los goles encajados al entrenador: la diferencia entre antes y ahora es que se está demostrando que el triángulo defensivo es humano; hace meses parecían de otra galaxia.
Quedaba recurrir a la heroica, entró Miguel para tener una referencia y el avilesino cumplió peinando todos los balones que le llegaron. El único “pero” que se merece la afición es el trato hacia Miguel; que no olviden nunca que lo contrario a aplaudir es no hacerlo, no silbar. No benefician en nada los pitidos a un futbolista recién entrado con 3-3 a falta de cinco minutos para el final.
No se podían escapar dos puntos del fortín, el árbitro echó una manita (nunca mejor dicho) y Curro no falló esta vez desde los once metros. Respiro, alivio, liberación de tensión y celebración … da gusto vivir momentos así, el Tartiere era una fiesta y debe serlo en cada partido como local. Estamos sextos, a dos puntos del cuarto y cuatro del tercero teniendo pendiente la segunda parte de Toledo. Todo está de cara para entrar en puestos de playoff, también el calendario. Es el momento de dar el salto, de encadenar victorias y de decirle a todo el mundo que somos candidatos. Promete ser apasionante.
Fotos: Álvaro Campo
Comienzo de partido parecido al de Alcorcón, con el Real Oviedo enchufado y en busca de un gol tempranero que esta vez sí llegó. Excelente el golpeo con la izquierda de Xavi Moré: seco, pegado al palo. Gran actuación del catalán que reivindicaré más tarde. El mérito de ese tanto es una vez más de Jandro, de nuevo perfecto en su función de ‘9’, aguantando la pelota de espaldas a portería y jugando de cara con sus compañeros; perfecta función de hombre boya. Si sigue así habrá que dejar de verle como un jugador de banda para darle el rol de delantero centro con posibilidades.
El dominio era azul, el filial colchonero sufría sin la pelota y sólo inquietaba cuando Cedric era capaz en encarar en el 1vs1 a Rubén González, que más tarde completaría una muy buena segunda parte. Pero los regalos están a la orden del día, encajar a balón parado parece que también. Algo habrá que hacer en las defensas de estrategia porque la marca zonal no funciona, se encajan demasiados goles en saques de esquina y sin ese debe el Real Oviedo estaría peleando por el primer puesto. Este tipo de marcaje requiere una tensión y una concentración máximas de todos los jugadores, uno no puede estar esperando que la pelota le llegue sino que debe atacar él a la bola. Quizá la solución sea la marca hombre a hombre: garantiza la tensión de cada futbolista porque el que pierda la marca quedará retratado y será señalado como culpable. El Káiser Gonzalo se duerme en el primer palo e Invernón da dos pasos hacia dentro letales en el segundo poste, 1-1 y vuelta a empezar.
El Atleti ‘B’ consiguió quitarnos la posesión, estábamos a su merced y el Real Oviedo no sabe vivir sin el balón. Tan solo las galopadas de Xavi Moré por la derecha eran capaces de despertar del letargo a los azules, el descanso era necesario para resetear y recuperar las sensaciones de los primeros minutos. Pero en la reanudación segundo regalo, esta vez de un Jorge Rodríguez que lleva una temporada excelsa pero que acumula errores en los tres últimos choques ligueros. El contacto es ligero, quizá no suficiente para pitar penalty, pero existe; ya en la primera mitad estuvo a punto de cometer otro sobre Perea, y el fallo es suyo por arriesgar demasiado en el área.
Por fortuna, si algo está distinguiendo al conjunto de Pichi Lucas en los últimos tiempos es la capacidad de reacción, es capaz de crecerse en los momentos delicados. El Tartiere se vino arriba, empujó como nunca y cuando afición y equipo son uno, el rival debe ponerse en lo peor. Genial de nuevo Manu Busto, se desenvuelve a las mil maravillas como segundo punta, su asociación con Xavi Moré y Jorge Perona promete dar muchas alegrias a los carbayones. El cántabro es capaz de decidir con una acción individual o dando el último pase como hizo ayer; fue determinante en el segundo y tercer gol. Jugador de destellos, de apariciones, está dando la razón a quienes pedíamos para él tiempo y continuidad como ‘10’.
Con el 2-2 se acabaron las tácticas. Ambos equipos partidos por la mitad, moneda al aire puesto que el partido podía caer de cualquier lado por mucho que el dominio fuese azul; el Atleti podía machacar a la contra aunque Don Antonio nos hiciese un favor sustituyendo a Perea y cambiando a Cedric de banda. El centro del campo apenas existía, Curro y Rubén García intentando enlazar, la ayuda de los volantes desaparecía, la separación entre líneas de los dos equipos recordaba a un partido de colegio: cuatro arriba, cuatro abajo y dos en el medio a verlas venir. Mojó Jorge Perona, continúa el idilio con el gol que comenzó en la Sangonera, llegar y besar el Santo para el valenciano. Todo parecía cerrado, lo más difícil estaba hecho. Sólo quedaba alargar las posesiones, bajar revoluciones y dejar que pasasen los minutos ante unos cachorros sin empaque para manejar situaciones difíciles.
Pero llegó el tercer regalo de la noche. El Atleti ‘B’ hizo tres goles en el Tartiere haciendo intervenir a Aulestia una sola vez, ver para creer. Cesión correcta de Hedrera para Oinatz, se equivoca el vasco queriendo jugar en corto ante la presión colchonera cuando lo más seguro, y más estando el terreno como estaba, era despejar en largo. También se equivoca Jorge, que persiste en la idea de dar salida limpia a la pelota buscando a Javi Barral cuando debería haber optado por despejar por banda de primeras. No sabemos matar los partidos, no cerramos y eso nos hace vivir siempre en el alambre. Por fortuna hoy hubo suerte, otro día quién sabe.
Mismos males de siempre: los de Pichi Lucas tienen que sudar sangre para anotar cada gol, ningún rival regala nada sino que el equipo tiene que trabajárselo al máximo. A la inversa ocurre lo contrario, las concesiones son peligrosamente habituales, sobre todo en las últimas semanas dado el pequeño bajón individual de los hombres de atrás. Que nadie achaque el aumento de los goles encajados al entrenador: la diferencia entre antes y ahora es que se está demostrando que el triángulo defensivo es humano; hace meses parecían de otra galaxia.
Quedaba recurrir a la heroica, entró Miguel para tener una referencia y el avilesino cumplió peinando todos los balones que le llegaron. El único “pero” que se merece la afición es el trato hacia Miguel; que no olviden nunca que lo contrario a aplaudir es no hacerlo, no silbar. No benefician en nada los pitidos a un futbolista recién entrado con 3-3 a falta de cinco minutos para el final.
No se podían escapar dos puntos del fortín, el árbitro echó una manita (nunca mejor dicho) y Curro no falló esta vez desde los once metros. Respiro, alivio, liberación de tensión y celebración … da gusto vivir momentos así, el Tartiere era una fiesta y debe serlo en cada partido como local. Estamos sextos, a dos puntos del cuarto y cuatro del tercero teniendo pendiente la segunda parte de Toledo. Todo está de cara para entrar en puestos de playoff, también el calendario. Es el momento de dar el salto, de encadenar victorias y de decirle a todo el mundo que somos candidatos. Promete ser apasionante.
Fotos: Álvaro Campo