Días de gloria: Real Oviedo 1-0 Genoa CFC

Noche mágica, el Real Oviedo debuta en competición europea. Los anteriores formatos nos privaron de ello, en los años 30 y 40 hubiésemos sido habituales en los viajes por el Viejo Continente. Enfrente otro debutante, el Genoa CFC italiano.

Fiestas de San Mateo, Copa de la UEFA, 6000 tifosi apoyando a su squadra, todo estaba listo para que los carbayones viviésemos una noche inolvidable. Apenas recuerdo nada sobre el partido, con tres años que tenía por entonces sólo puedo degustarlo a través de las hemerotecas y las palabras de los que tuvieron el placer de disfrutar aquél partido. No tengo duda de que yo también viviré momentos así, es cuestión de tiempo.

Ciudad volcada, el ansia porque comenzase era latente, muchos años esperando ese día. Jabo Irureta tenía las bajas de Antonio Rivas y Gracan por lesión, así que el once azul fue el siguiente: Viti, Zuñiga, Luis Manuel, Jerkan, Gorriarán; Elcacho, Berto, Bango, Vinyals; Carlos y Lacatus. También dispusieron de minutos Paco y Jankovic durante la segunda parte; Zubeldia, Sarriugarte y Sañudo completaron la lista de 16 privilegiados. El Genoa también era novato pero contaba con grandes futbolistas como el checo Skhuravy, el ‘azzurri’ Eranio o el campeón canarinho Branco, que no pudo estar en el Tartiere por lesión. Formaron los italianos con Braglia; Torrente, Carícola, Signorini, Ferroni; Eranio, Ruotólo, Bartolazzi, Onorati; Aguilera y Skuhravy.

Decía Jabo en la previa que el objetivo era conseguir una renta de dos goles teniendo claro que “la eliminatoria se decidirá en la vuelta”. El tiempo le dio la razón, aunque a falta de un minuto para que se cumpliesen los 180 la eliminatoria estaba teñida de azul a pesar de Schmidhubber.



Comenzó el duelo con una espectacular demostración de los tifosi que puso en pie al Carlos Tartiere. La cordialidad entre aficiones fue un hecho, también en el partido de vuelta donde más de 1000 oviedistas acompañaron al equipo en el Luigi Ferraris. La primera ocasión del choque fue para los italianos, en un remate de cabeza de Skhuravy que se fue rozando el poste izquierdo de Viti tras centro de Aguilera. Pero no fue esa la tónica de la primera mitad, sino más bien al contrario. El Real Oviedo llevó la iniciativa y Carlos dispuso de dos claras oportunidades que el meta Braglia desbarató. Los de Jabo Irureta estaban bien plantados en el terreno de juego, controlaban la posesión y el propio Carlos y Vinyals por banda izquierda ponían en apuros a la defensa italiana.

Llegó el tanto azul en el minuto 44: córner botado desde la derecha por Lacatus, Gorriarán no llega al remate en el primer palo, pero Bango, tras un rechace, tiene el honor de conseguir el primer gol oviedista en competición europea. Un tanto que hacía justicia y que desató la locura en el Tartiere. Pudo llegar el segundo antes del descanso, Carícola cometió penalty sobre Lacatus pero el rumano, en vez de dejarse caer o proseguir con la jugada, se enzarzó con el defensa italiano en una acción que bien pudo costarle la expulsión.



En la reanudación se inviertieron los papeles. El Real Oviedo cedió la iniciativa, el Genoa se hizo con el control de la pelota y buscó el empate. Los primeros minutos fueron de acoso y derribo: en el cinco Viti salvó un chut lejano de Carícola, en el seis Vinyals sacó bajo palos un remate de cabeza de cabeza de Eranio. No conseguían los azules llevar peligro a la contra, el 1-1 parecía cercano y sólo Viti y la falta de acierto de los italianos impideron un empate que hubiese deslucido el debut europeo del conjunto carbayón. Los cambios no invirtieron la tónica, si bien las crónicas narran la buena actuación de Paco en la más de media hora que estuvo sobre el césped del Tartiere.

Al final todos contentos: nosotros conseguimos vencer ante nuestra afición, los italianos llevaron la eliminatoria abierta al Luigi Ferraris. La historia del partido de vuelta también la repasaremos, pero no ahora.

Supo a poco la única participación europea del Real Oviedo, todos tenemos la sensación de que aquél equipo debió llegar más lejos y también repetir en años posteriores, sobre todo en la 93-94 y la 94-95. No supimos valorar justamente en aquellos años todo lo que teníamos, no lo exprimimos al máximo. No caeremos en el error la próxima vez, tenedlo por seguro. Algún día el Genoa se cruzará en nuestro camino, ellos también pasaron por una situación parecida a la nuestra y vuelven a pasearse por Europa. Nosotros tenemos más obstáculos, más dificultades, tardaremos más tiempo, pero lo conseguiremos y la felicidad será mayor aún que la suya.