Alcorcón 2-0 Real Oviedo: los regalos se pagan

Nuevo palo, el Real Oviedo sigue sin ser capaz de dar el paso adelante cuando tiene la oportunidad de reafirmarse entre los candidatos al ascenso. Nueva visita al campo de un líder y nueva derrota, mucho más dolorosa la de hoy por la forma en que se produjo que la sufrida en Las Palmas ante el Universidad.

La diferencia entre unos y otros fue simple. El Alcorcón sabe competir, los carbayones no. Poco importa hacer méritos, de nada sirve salir con la mentalidad adecuada y dispuesto a asustar al rival si en su primera aproximación hacemos dos regalos para que rubriquen el 1-0. Primero Rubén González le deja un espacio precioso a Ernesto para que cuelgue la pelota desde el costado, algo que seguramente le dijesen ya en alevines que no puede permitir nunca. Después laguna de concentración y error en la marca: Dani Hedrera bien como hombre libre en el primer palo, el desajuste viene después; Jorge Rodríguez sin marca y Javi Barral cubriendo al punta y sus 190 centímetros de altura. Lo que pasó lo sabemos, Ernesto centra desde la izquierda y David Sanz remata sin oposición en el salto desde la frontal del área chica.

Un regalo para ir a contracorriente el resto del partido. El Oviedo apretó, se hizo con el control del balón mientras el estado del ¿césped? lo permitió. Buenas llegadas por banda derecha de Xavi Moré, también por la izquierda en combinaciones de Javi Barral (señor partido hoy del lateral zurdo) y de un Iván Ania activo que fue de gran ayuda en estos primeros minutos a la hora de aguantar la posesión y mejorar la circulación. Nos topamos con Juanma, gran portero con experiencia en Primera en un Atlético de Madrid devorador de futbolistas. El Alcorcón no hizo la más mínima concesión, los de Pichi Lucas tuvieron que ganarse cada metro en el campo de Santo Domingo.

Podemos dar gracias de que el árbitro le perdonase la expulsión a Rubén González cuando no iba ni media hora jugada. El lateral no está a la altura de sus compañeros, la voluntad no es suficiente y en todos los partidos cumbre queda en evidencia. En dirección inversa va Dani Hedrera, que aun estando por debajo del nivel de Gonzalo y Jorge va cumpliendo sin alardes en las últimas semanas. Al jerezano le está pasando factura el mal inicio de cara a la luz pública, pero su partido en Alcorcón fue más que correcto y debe ser una opción más a tener en cuenta a la hora de confeccionar un once.

Desaprovechamos las acciones a balón parado una vez más. Llevábamos las de perder en todas esas jugadas por la inferioridad en centímetros, pero sin poner bien el cuero en el corazón del área las conclusiones no son más que hipótesis. Ni Curro ni Manu Busto fueron capaces de superar el primer palo en saques de esquina, tan solo Iván Ania en el primero que se botó. El Alcorcón daba sensación de peligro en cada córner, aunque después en la práctica no remató ninguno a puerta; el Real Oviedo no asusta, para el rival un saque de esquina o una falta lateral es un alivio. Mal que se viene repitiendo a lo largo de la temporada, sólo dos goles en jugadas de estrategia, ni siquiera se ven movimientos ni jugadas distintas independientemente de que la pelota acabe o no en la portería.

Tampoco funcionaron los cambios
. Obligado el primero por una mala elección del once titular, invertidos en orden los otros dos. El partido no estaba para Rayco, no rodaba la pelota por abajo y no teníamos espacios a la espalda de los centrales. Nos pasamos los segundos cuarenta y cinco minutos pateando al juego directo pero fue el canario el elegido y no Miguel. Con el avilesino, esté más o menos entonado, hubiésemos tenido al menos una baza en los últimos 30’. Con Rayco lo único que se consiguió fue alejar del área a Jandro y desperdiciar casi un cuarto de hora mandando pelotazos a los dos pequeños y a Iván Ania, que bastante tuvo con proteger la pelota y forzar faltas en zona de 3/4.

Algunos pondrán el grito en el cielo, pedirán cabezas y saltarán las alarmas de que este equipo no está hecho para ascender. No hubo diferencia entre Alcorcón y Real Oviedo más que la concentración máxima, la misma que nos faltó ante Toledo en el Tartiere, en Cerro Reyes y en Vecindario. Tres regalos, seis puntos que nos penalizan para entrar en puestos de privilegio, que nos obligan a nadar a contracorriente durante toda la temporada. Habría que añadir el presente de hoy porque el 2-0 llegó en el descuento con el equipo volcado y con la balanza decantada a un lado.

El equipo fuerte es aquél que no concede
, al que para ganar se tiene que sudar. Hasta que el Real Oviedo no comprenda esto, no podrá no sólo ascender sino meterse en puestos de playoff. Cuando lo haga, si es que lo hace, será tan candidato como el que más porque los dieciseis equipos que peleen por el ascenso en Junio estarán capacitados para ello. Los detalles decidirán las eliminatorias y si los azules los dominan podrán ser caballo ganador como cualquier otro.