Tres puntos, victoria importante de cara a la clasificación pero sobre todo de cara a aumentar la confianza de la plantilla: es la primera vez en lo que va de temporada que se encadenan dos triunfos consecutivos. Quizá el afortunado gol de Xavi Moré en Valdebebas sea el inicio de algo grande como lo fue el tanto de Xavi Hernández en Zorrilla para el Barça salvando la cabeza de un Van Gaal que después conquistó el título. El Real Oviedo debe ir partido a partido, el Domingo visita al Villanovense, no debe ser utópico pensar en sumar una nueva victoria.
Pichi Lucas retocó ligeramente al equipo en la primera mitad. No varió los nombres pero sí la disposición sobre el terreno de los mismos, sobre todo cuando hablamos de fase ofensiva. Ayer no vimos a Curro bajar a recibir la pelota entre los centrales en ningún lance del partido, si no que tanto Jorge como Gonzalo tenían la responsabilidad de sacar el balón desde atrás con la ayuda de un Rubén García que hacía las funciones de pivote en el centro del campo. Curro se colocaba 15 metros por delante, en línea de 3/4 para generar superioridad a los lados de los medioscentros cántabros, algo que veníamos reclamando durante varias semanas desde Ovieditis. El dibujo sobre el césped era un 4-1-3-2 en ataque, con Jandro de ‘9’ desempeñando una función similar a la que solía desempeñar Miguel hasta su lesión; Rayco con libertad para moverse como segundo punta, y las bandas para Moré y Manu Busto formando esa línea de tres con Curro.
En defensa el dispositivo volvía a ser el de siempre: 4-4-2 con la variación de que los dos puntas presionasen 2vs2 la salida de los centrales, o bien que uno de ellos se descolgase unos metros por detrás para tapar la línea de pase hacia uno de los medioscentros rivales. Si tras pérdida de posesión la Gimnástica lanzaba la contra sin tiempo para que Curro recuperase posición, Rubén García sufría porque la línea de tres mediaspuntas cántabros le ganaban la batalla de la segunda jugada; sin riesgo no hay gloria, el rival tampoco apretó en exceso y no se pasaron apuros. La solución a ese mal era la entrada de Pelayo en la segunda parte por Jandro, pasar al 4-3-3 con Rayco arriba para matar con espacios, pero la expulsión de Alberto cambió el panorama y la superioridad numérica en centro del campo ya no fue necesaria, pudiendo ser Curro el damnificado en la sustitución.
El extremeño no es el de principio de temporada. No se le puede achacar falta de actitud pero la realidad es que parece estar pagando un alto precio por un verano exigente en lo físico y una pretemporada agotadora que le permitieron volver a tener un peso acorde a la profesión. Tampoco tiene confianza en sí mismo, así lo atestiguan los córners y faltas sacadas en las últimas semanas con la excepción del chut de la semana pasada que casi se le cuela a Adán; anoche Manu Busto tuvo que reemplazarle en los saques de esquina porque Curro es incapaz a día de hoy de botar un balón en condiciones. Necesita descanso, dosis de banquillo, ver el fútbol desde fuera para después aplicar la táctica a la práctica. Pelayo demostró en los minutos de los que dispuso que puede competir perfectamente por el puesto y que él debe ser la alternativa a los dos medioscentros titulares, muy por delante de Mario Prieto. Corpulencia física, función de pivote posicional, libera más a Rubén García y permite disponer de la figura de un tercer central; toca con criterio y es generoso en el esfuerzo, tanto a la hora de subir como de bajar.
Y si Curro no pasa por un buen momento, lo mismo podemos decir de Manu Busto. El cántabro no está rindiendo pegado a la banda izquierda, no tiene la condición física adecuada para aportar profundidad y desborde en ese costado, tampoco para buscar la jugada individual con recorte hacia dentro que tanto le gusta. Mucha fatiga en las piernas, falla en golpeos y chuts que normalmente serían un trámite para un jugador de su calidad, pero si el cuerpo no responde lo demás no importa. Juega porque no hay más, Iván Ania tampoco tiene físico para ser titular y Jandro es el ‘9’ provisional, quizá apostar por doble lateral izquierdo en esa banda sea una alternativa pero no parece ser una opción para el entrenador a día de hoy.
También es digna de destacar la línea ascendente de Armando Invernón, que siguió apuntando cositas como hizo la semana pasada en Madrid: subió con criterio, se ofreció en la salida y no pasó ningún apuro por su banda. No quiso estar en todos lados para no estar en ninguno, si no que supo racionalizar sus esfuerzos y progresar cuando tocaba. Dos asistencias de gol en los dos últimos choques, esperemos que siga en esta línea aunque yo seguiría apostando por Barral y Ernesto. Lamentablemente, del otro lateral del equipo no podemos decir lo mismo: Rubén González sigue demostrando que no tiene sitio en el Real Oviedo, es incapaz de ayudar lo más mínimo en la salida, rifa la pelota colgando balones continuamente a la olla y es un flan defendiendo el 1vs1; no extraña que la Gimnástica buscase la diagonal al extremo zurdo continuamente en la segunda parte, sabían por dónde tenían que atacar. Ambos participaron en el gol, ABC del fútbol de toda la vida: incoporación de los laterales, superioridad numérica en el centro del campo, cambio de orientación, centro al área y remate. Aún no se entiende cómo es posible que nos cueste tanto hacer algo que es tan sencillo.
En la segunda mitad pudo el miedo a perder antes que las ganas de ganar. Nos vimos con ventaja y renunciamos a la posesión por miedo al empate en lugar de buscar el 2-0 de la tranquilidad ante un rival en inferioridad numérica y que no había demostrado nada en ataque durante todo el partido. Debimos matar el choque a la contra pero la precipitación pudo en esas acciones, Rayco no supo esperar el momento justo para lanzar el desmarque a la espalda del central y no anticiparse al pase; fueron tres acciones para haber disfrutado de unos últimos 15 minutos tranquilos aunque quedase la cuenta pendiente del 1vs1 ante el portero.
Buena nota para Pichi Lucas, que supo leer el partido aunque se equivocó dando entrada a Nacho Méndez; el de ayer era el momento de Iván Ania como mediapunta con Javi Barral en banda izquierda aportando trabajo y recorrido en ese costado. Por fin se han visto ligeros retoques tácticos, intenciones de cambiar la dinámica y acabar con el hándicap que nos supone ver puerta. Podrán salir mejor o peor las cosas pero al menos se demuestra que desde el banquillo se buscan soluciones a los problemas del equipo.
Pichi Lucas retocó ligeramente al equipo en la primera mitad. No varió los nombres pero sí la disposición sobre el terreno de los mismos, sobre todo cuando hablamos de fase ofensiva. Ayer no vimos a Curro bajar a recibir la pelota entre los centrales en ningún lance del partido, si no que tanto Jorge como Gonzalo tenían la responsabilidad de sacar el balón desde atrás con la ayuda de un Rubén García que hacía las funciones de pivote en el centro del campo. Curro se colocaba 15 metros por delante, en línea de 3/4 para generar superioridad a los lados de los medioscentros cántabros, algo que veníamos reclamando durante varias semanas desde Ovieditis. El dibujo sobre el césped era un 4-1-3-2 en ataque, con Jandro de ‘9’ desempeñando una función similar a la que solía desempeñar Miguel hasta su lesión; Rayco con libertad para moverse como segundo punta, y las bandas para Moré y Manu Busto formando esa línea de tres con Curro.
En defensa el dispositivo volvía a ser el de siempre: 4-4-2 con la variación de que los dos puntas presionasen 2vs2 la salida de los centrales, o bien que uno de ellos se descolgase unos metros por detrás para tapar la línea de pase hacia uno de los medioscentros rivales. Si tras pérdida de posesión la Gimnástica lanzaba la contra sin tiempo para que Curro recuperase posición, Rubén García sufría porque la línea de tres mediaspuntas cántabros le ganaban la batalla de la segunda jugada; sin riesgo no hay gloria, el rival tampoco apretó en exceso y no se pasaron apuros. La solución a ese mal era la entrada de Pelayo en la segunda parte por Jandro, pasar al 4-3-3 con Rayco arriba para matar con espacios, pero la expulsión de Alberto cambió el panorama y la superioridad numérica en centro del campo ya no fue necesaria, pudiendo ser Curro el damnificado en la sustitución.
El extremeño no es el de principio de temporada. No se le puede achacar falta de actitud pero la realidad es que parece estar pagando un alto precio por un verano exigente en lo físico y una pretemporada agotadora que le permitieron volver a tener un peso acorde a la profesión. Tampoco tiene confianza en sí mismo, así lo atestiguan los córners y faltas sacadas en las últimas semanas con la excepción del chut de la semana pasada que casi se le cuela a Adán; anoche Manu Busto tuvo que reemplazarle en los saques de esquina porque Curro es incapaz a día de hoy de botar un balón en condiciones. Necesita descanso, dosis de banquillo, ver el fútbol desde fuera para después aplicar la táctica a la práctica. Pelayo demostró en los minutos de los que dispuso que puede competir perfectamente por el puesto y que él debe ser la alternativa a los dos medioscentros titulares, muy por delante de Mario Prieto. Corpulencia física, función de pivote posicional, libera más a Rubén García y permite disponer de la figura de un tercer central; toca con criterio y es generoso en el esfuerzo, tanto a la hora de subir como de bajar.
Y si Curro no pasa por un buen momento, lo mismo podemos decir de Manu Busto. El cántabro no está rindiendo pegado a la banda izquierda, no tiene la condición física adecuada para aportar profundidad y desborde en ese costado, tampoco para buscar la jugada individual con recorte hacia dentro que tanto le gusta. Mucha fatiga en las piernas, falla en golpeos y chuts que normalmente serían un trámite para un jugador de su calidad, pero si el cuerpo no responde lo demás no importa. Juega porque no hay más, Iván Ania tampoco tiene físico para ser titular y Jandro es el ‘9’ provisional, quizá apostar por doble lateral izquierdo en esa banda sea una alternativa pero no parece ser una opción para el entrenador a día de hoy.
También es digna de destacar la línea ascendente de Armando Invernón, que siguió apuntando cositas como hizo la semana pasada en Madrid: subió con criterio, se ofreció en la salida y no pasó ningún apuro por su banda. No quiso estar en todos lados para no estar en ninguno, si no que supo racionalizar sus esfuerzos y progresar cuando tocaba. Dos asistencias de gol en los dos últimos choques, esperemos que siga en esta línea aunque yo seguiría apostando por Barral y Ernesto. Lamentablemente, del otro lateral del equipo no podemos decir lo mismo: Rubén González sigue demostrando que no tiene sitio en el Real Oviedo, es incapaz de ayudar lo más mínimo en la salida, rifa la pelota colgando balones continuamente a la olla y es un flan defendiendo el 1vs1; no extraña que la Gimnástica buscase la diagonal al extremo zurdo continuamente en la segunda parte, sabían por dónde tenían que atacar. Ambos participaron en el gol, ABC del fútbol de toda la vida: incoporación de los laterales, superioridad numérica en el centro del campo, cambio de orientación, centro al área y remate. Aún no se entiende cómo es posible que nos cueste tanto hacer algo que es tan sencillo.
En la segunda mitad pudo el miedo a perder antes que las ganas de ganar. Nos vimos con ventaja y renunciamos a la posesión por miedo al empate en lugar de buscar el 2-0 de la tranquilidad ante un rival en inferioridad numérica y que no había demostrado nada en ataque durante todo el partido. Debimos matar el choque a la contra pero la precipitación pudo en esas acciones, Rayco no supo esperar el momento justo para lanzar el desmarque a la espalda del central y no anticiparse al pase; fueron tres acciones para haber disfrutado de unos últimos 15 minutos tranquilos aunque quedase la cuenta pendiente del 1vs1 ante el portero.
Buena nota para Pichi Lucas, que supo leer el partido aunque se equivocó dando entrada a Nacho Méndez; el de ayer era el momento de Iván Ania como mediapunta con Javi Barral en banda izquierda aportando trabajo y recorrido en ese costado. Por fin se han visto ligeros retoques tácticos, intenciones de cambiar la dinámica y acabar con el hándicap que nos supone ver puerta. Podrán salir mejor o peor las cosas pero al menos se demuestra que desde el banquillo se buscan soluciones a los problemas del equipo.