Nuevo fracaso, toca empezar de cero

Nuevo empate en el Tartiere, nueva decepción para la afición azul que ahora sí se ve obligada a mirar hacia abajo en lugar de hacia arriba y que cada vez tiene más presentes los fantasmas de la temporada 2006/07.

En las primeras jornadas los resultados no acompañaron, se apuntó a la figura del entrenador como uno de los responsables del mal juego (yo entre ellos) pero haciendo balance tras poco más de un mes vemos que el relevo en el banquillo ha servido de poco. Por el Real Oviedo pasan técnicos, jugadores, también directores deportivos y consejos de administración pero nada cambia, los cánceres siguen lucrándose a costa del Club desde dentro y los éxitos como el ascenso de Mayo son un oásis en el desierto por el que transitamos desde 2001.

La desilusión ahoga al oviedismo, un nuevo descenso probablemente supusiese el KO para una afición que está cansada de caer y levantarse, un golpe más puede ser mortal. La plantilla es la que es, como dije en su día hay que tirar con lo que tenemos porque aunque se esté demostrando que fue sobrevalorada y está descompensada, me niego a pensar que sea de las más flojas de Segunda B. Deportivamente hay o tiene que haber soluciones, quizá no para lograr el objetivo de la Reconquista pero sí para salvar la temporada, bochornoso que la meta a día de hoy sea esa.

Tanto Raúl como Pichi Lucas han optado por el 4-2-3-1 como esquema base con la variante de pasar a un 4-4-2 y el experimento del 3-4-3 de González ante el Racing B. La afición critica el jugar con un solo punta pero con las características de la plantilla el 4-4-2 rompe al equipo por la mitad; además, con la ausencia de Miguel jugar con dos delanteros es utópico porque sano sólo queda Rayco, que para más inri no es ‘9’ si no acompañante. La diferencia de un sistema a otro es de 10 metros, la del posicionamiento defensivo del jugador enlace; en ataque la ocupación del espacio siempre es la misma con estos jugadores.

Una posible solución que ya cité en el artículo anterior es pasar al 4-3-3, ganar superioridad en el centro del campo para acercar a los extremos a la portería contraria. Pelayo como pivote, Curro y Rubén como interiores con la variante de que sea el ex–Cultural quien se acerque a los dos centrales para sacar la pelota desde atrás. Esa misión no debe recaer en Curro porque la variación no serviría de nada, el equipo no tendría la llegada desde segunda línea que aporta el extremeño; buscar el gol solamente con extremos y el delantero centro es insuficiente. Alternativas hay pocas en la plantilla para estos tres puestos: Mario Prieto no es merecedor de vestir la camiseta del RO en Segunda B, a Manu Busto le falta fondo físico ya que el 4-3-3 exige desgaste de los interiores, también de los extremos si se repliega en un 4-1-4-1 con Pelayo como hombre escoba.



Arriba deben ser fijos Xavi Moré y Miguel, el primero en la derecha y el segundo como ‘9’: el catalán está siendo el mejor del equipo con Pichi Lucas en el banquillo si dejamos de lado al triángulo defensivo; al punta se le espera como agua de Mayo, la impotencia para crear situaciones de gol desde su lesión está demostrando la importancia de su presencia en el once. Jandro sería la alternativa a Moré, los encargados de dar amplitud en la derecha son ellos ante la incapacidad de Rubén González y el ostracismo de Ander Larrea. El objetivo, cargar el juego por el otro carril para que el balón llegue al extremo diestro con posibilidad de intentar el 1vs1.

La banda izquierda cuenta con varias opciones, Manu Busto, Rayco e Iván Ania. Los dos primeros a pierna cambiada buscando la diagonal: el cántabro anotó 18 tantos la temporada pasada con el Lorca desde esa posición; el canario tiene características para ese puesto. Ninguno de los dos pasa por un buen momento pero se les debe recuperar cueste lo que cueste porque estaban llamados a ser piezas importantes de este Real Oviedo. El ‘Príncipe’ tampoco encuentra su nivel, va a menos y a día de hoy es intrascendente en el juego, incluso a balón parado. Me duele horrores escribir esto porque Iván es un ídolo de mi infancia, pero ahora mismo no merece entrar en el equipo ni como titular (ausencia de fondo) ni como revulsivo (sin chispa). Confío en que encuentre el fútbol que lleva dentro porque con 32 años aún puede ser un jugador diferencial en esta categoría.

La amplitud en el costado izquierdo debe darla el lateral: Javi Barral, Ernesto e Invernón, los tres tienen capacidad para subir, todos están acostumbrados a pasar de la línea de medios. Por calidad, trayectoria y por lo que le dio tiempo a demostrar hasta desaparecer de las convocatorias, el puesto de titular debe ser para Javi Barral, un futbolista que hace meses fue reconocido como el mejor en su posición de toda la Segunda B precisamente por su proyección ofensiva. Ernesto es una alternativa muy válida, demostró en sus cuatro partidos estar perfectamente capacitado para ser el lateral zurdo del Real Oviedo … que lo extradeportivo se solucione cuanto antes porque perderle sería un error imperdonable como lo fueron las salidas de tantos otros.

La limpieza en todos los estamentos del Club es necesaria, desde los despachos al campo pasando por el Requexón. Mientras no se marque una metodología de trabajo que englobe a todos, y se dote al Real Oviedo de una identidad el problema seguirá ahí, las victorias serán pan para hoy y hambre para mañana. Si cerramos nuestra portería no llegamos a la del contrario, si se busca el absurdo del Brasil’70 el batacazo es terrible. Hay que resetear el disco duro, redefinir a lo que se juega y forjar un sistema en el que cada futbolista tenga rol asumido y posición. Será la primera piedra no hacer el ridículo en la 2010/11.