Días de gloria: Real Oviedo 3-0 UD Las Palmas

Por desgracia, lo único que nos queda ahora mismo es vivir del pasado; el presente es deprimente y el futuro es una incógnita. Recordamos con melancolía tiempos felices y también lo haremos en Ovieditis; echar un vistazo atrás para no olvidar quiénes somos, para recordar que por muy larga que sea la tormenta, el sol siempre vuelve a brillar entre las nubes. Tenemos que sacar fuerzas de donde no las hay porque no llevamos nadando 6 años para morir a la orilla.

Inauguro esta sección con un partido que quizá para algunos no sea digno de destacar en la historia del Real Oviedo por tratarse de una promoción de descenso para mantener la categoría que nunca debimos perder, pero al fin y al cabo, la del 22 de Mayo de 1998 es la primera noche loca que recuerdo en el Carlos Tartiere; el partido en UEFA ante el Génova me pilló demasiado joven y el único recuerdo que tengo de la participación europea es la entrada guardada como oro en paño en mi habitación. Os animo a todos a que contéis cómo vivistéis este partido ante Las Palmas.


Era nuestra décima temporada en Primera División tras el ascenso en Mallorca, se había contratado a un entrenador con renombre como Óscar Tabarez, ex – Milan y actual seleccionador de Uruguay y la plantilla contaba con futbolistas de cierto caché como Paulo Bento, Viktor Onopko, Dely Valdés, Petr Dubovsky o Abel Xabier, además de gente de la casa como César, Esteban o el ahora odiado Berto. Todos ellos hacían presagiar una temporada tranquila, también una primera vuelta más que decente en la que navegábamos tranquilamente por la zona media de la tabla, pero ocho derrotas en los últimos nueve partidos de Liga nos condenaron a disputar la extinta promoción ante la UD Las Palmas, con ida en el Carlos Tartiere y vuelva en el también derruido Estadio Insular.

El antiguo Buenavista estaba abarrotado con la presencia de 23.500 guerreros azules que superaban la capacidad del Estadio, ambiente infernal que los isleños fueron incapaces de sacudirse durante los 90 minutos de partido. Llegaron los dos equipos a esta eliminatoria con bajas destacadas: Onopko, Paulo Bento y Pompei por lesión, Juanchi González por sanción y Esteban por estar en la concentración de la Sub-21 por parte azul; Bjeliça, Eleder, Kowalczyc y Sarasúa fueron las bajas canarias. No debemos olvidar que aquella UD Las Palmas estaba formada por buenos jugadores, como el ‘Turu’ Flores, Sanways, Orlando, Cicovic, Manuel Pablo, Walter Pico o Paqui, entre otros. Alineación de circunstancias la de Tabárez, obligado a reconstruir el centro del campo por las ausencias: Buljubasich; Moreno, Gamboa, César, Abel Xavier; Iván Iglesias, Jaime, Manel, Iván Ania; Dubosvky y Dely Valdés.


Los carbayones salieron a por el partido desde el primer momento; con esa actitud a lo largo del curso probablemente nos hubiésemos ahorrado ese último sufrimiento. Cuando no había transcurrido ni sesenta segundos de juego, Dely Valdés tuvo la primera oportunidad de batir a Cicovic pero su vaselina salió alta. Fruto de ese dominio el gol no tardó en llegar, en el minuto 9 Herrera derribó a César dentro del área y el penalty lo anotó un Iván Ania pletórico durante todo el choque. La mejor noche del ‘Príncipe’ como jugador azul, esperemos que no sea la última porque sigo teniendo confianza en él.

Seguía el dominio azul, el 1-0 sabía a poco ante la vuelta en tierras canarias y el segundo gol se buscaba con ahínco. Las Palmas no entró en el partido, estaban ante su oportunidad tras diez años en Segunda y la presión pudo con ellos. En el minuto 32 Gamboa cuelga un balón desde la línea de mediocampo, Dubovsky la dirige de cabeza hacia portería, Dely Valdés no llega al remate pero el rechace tras despeje de Cicovic lo aprovecha de nuevo Iván Ania para hacer el 2-0 desde el borde del área pequeña. Estallaba el Tartiere, rugía como pocas veces le he visto rugir.

Todo de cara, los insulares se quedaron en inferioridad por expulsión de Paqui y Petr pudo incrementar la ventaja antes del descanso, también Dely Valdés pero el panameño erró con todo a favor. En el inicio de la segunda parte la dinámica cambió ligeramente, los hombres de García Remón se sacudieron los temores y crearon dos o tres ocasiones de cierto peligro ante la meta azul. Pero cuando mejor estaban los canarios llegó el tercer gol del Oviedo: jugada en banda derecha entre Joyce Moreno y Dubovsky, el lateral centró desde el costado y Dely está vez sí acertó con el cabezazo, el balón besó las mallas de la portería rival y nosotros abrazábamos la salvación tras unos meses de mucho sufrimiento.

A pocos minutos del final también nos quedamos con un jugador menos, Gamboa fue expulsado por doble amonestación como también lo fue en la vuelta (pudo jugar gracias a que el Comité de Competición le concedió la suspensión cautelar). Nada pudo aguar la fiesta, el resultado era inapelable y el Viejo Tartiere un clamor. Tres días más tarde se sufrió en el Insular a pesar del tanto inicial del propio Gamboa, Las Palmas se quedó a dos goles del ascenso pero los últimos 25 minutos de partido los vivimos los carbayones con el corazón en un puño. El Oviedo jugó a la ruleta rusa y se salvó, pero la suerte no siempre está de cara y años más tarde vivimos la decepción de un descenso que aún estamos pagando.


Para unos este artículo será una losa; para mí, echar una vista atrás, repasar esos nombres, recordar esos momentos de gloria son un estímulo más para no dejar de luchar. Se podrán perder muchas batallas, pero las guerras son largas y lo importante es no desfallecer nunca, levantarte cuando te derriban una y otra vez. Grandes hay muchos, gigante sólo hay uno: algún día podremos decir a nuestros hijos y a nuestros nietos que nosotros sobrevivimos al paso por los barrizales, que estuvimos con el Real Oviedo en los peores momentos de su historia. Y tened por seguro que ese día llegará, aunque nos cueste sangre, sudor y lágrimas.

Oviedistas, ¡¡volveremos!!