Retorno del Rey

Jugador defenestrado por la mayoría de la afición hace poco, en el punto de mira del club por una vida no acorde a su profesión. Muy pocos le veían recuperable tras el bochornoso espectáculo que dio en la eliminatoria ante el Mallorca ‘B’; pasado de peso, con una apatía alarmante y una evidente falta de motivación.

El verano sirvió para desintoxicar a un jugador con un rendimiento decadente fruto de la falta de competencia y de la tiranía del Real Oviedo en la Tercera División Asturiana. Quién sabe si por el hecho de jugar en una categoría superior, si por la amenaza de competidores en el puesto como Rubén García o si por el toque de atención de un Consejo de Administración que durante semanas sopesó la idea de la rescisión de contrato, pero el caso es que Curro poco tiene que ver con el que era la temporada pasada.


De lo poco destacable en este inicio de temporada, titular desde el tercer amistoso veraniego y reflejo de que en fútbol nunca puedes decir “nunca”.

Curro era un jugador sin sacrificio, sin desgaste defensivo y sin ninguna noción táctica, que repetía una y mil veces el mismo libreto: bajar a recibir la pelota colocándose entre los dos centrales, desplazamiento en largo a una banda e irrupción desde segunda línea al borde del área; en defensa, falsa presión en primera instancia para esconderse el resto de la jugada. Lastraba enormemente a Mario Prieto y a Pelayo, sobre todo al primero, incapaz de convertirse en pivote defensivo y que desempeñaba la función totalmente contraria, la de perro de presa en toda la zona ancha. Agujero oviedista en el centro del campo por desgana de uno e incapacidad de otro que no tuvo consecuencias por el bajo nivel de los rivales y por la jerarquía de un Gonzalo que hace mejor a todos los compañeros que juegan cerca suya.

Nunca salía desde el banquillo, no había rotación para él, pero no por mérito suyo sino por incomparecencia de rivales por la titularidad. Esta temporada el panorama es distinto: Rubén García o Pelayo pueden ser titulares en cuanto Curro baje el rendimiento, por lo que la exigencia es máxima para él en cada entrenamiento. Ha sabido coger responsabilidad, sabe que está ante su oportunidad de hacer algo importante y conseguir un ascenso a Segunda que ya logró con la UD Las Palmas.

Decía en un artículo anterior que el primer paso para poder competir es la actitud, y ése ha sido el principal cambio de Curro en estos primeros partidos. No es un especialista defensivo pero no se esconde en el repliegue, sino que recupera la posición y es capaz de colocarse entre centrales si su compañero en el mediocentro pierde el sitio en la presión. En un mes y medio le hemos visto más sprints de 30-40 metros para recuperar la posesión que en los dos años anteriores; es capaz de fajarse sin balón haciendo un desgaste increíble. Y cuando el Oviedo tiene la pelota sabe que su misión no es amasarlo sino ayudar a que el equipo, y no él, salga desde atrás. Ya no acapara la posesión sino que se alterna con su pareja en el centro del campo; no busca sistemáticamente el juego en largo sino que alterna con el desplazamiento en corto, se ofrece, se desmarca, quiere la responsabilidad en zonas comprometidas y no sólo en situaciones cómodas.



En la variedad está el éxito y Curro ahora mismo es capaz tanto de recibir a dos metros de Gonzalo como de buscar la pelota a la espalda de la línea de tres mediapuntas rivales (dejando el apoyo en corto a su pareja en el centro del campo) para girarse y encontrarse en situación de 2x2 ante los medioscentros contrarios si cuenta con el apoyo de Manu Busto o Rayco entre líneas. Para ello es necesario que nuestros centrales asuman responsabilidades y no se laven las manos dando pases a 2-3 metros o jueguen al pelotazo, sino que intenten, en la medida de lo posible, batir dos líneas rivales a la hora de sacar la pelota jugada.

Uno de los puntos a mejorar son las acciones a balón parado. Tiene un gran golpeo para la categoría pero debe comprender que no es el único lanzador de la plantilla, y que Iván Ania debería ser el primero en la lista de sacadores. Y al igual que Curro ha conseguido salirse de la rutina y la repetición en el juego colectivo, debe hacerlo también a balón parado porque siempre sigue el mismo sistema: en saque de córner, balón muy cerrado al segundo palo para buscar tanto olímpico, rechace del portero o cabezazo de Miguel o Gonzalo en boca de gol; las faltas, siempre por encima de la barrera al lado contrario del guardamenta, nunca intenta sorprender con disparo potente a su palo, así que si el lanzamiento es desde cerca de la frontal del área, el resultado es balón por encima de la portería o manso a las manos del portero; y los penaltys, a media altura a la derecha del meta, lo que ya costó un disgusto ante el Racing B tras tirar de la misma manera ante Mallorca B, Alcalá y Atlético de Madrid B.



En cuanto mejore a balón parado, el equipo le acompañe como debe y elimine definitivamente los regates innecesarios en campo propio en la salida de balón, podremos decir que estamos ante uno de los medioscentros top-15 de Segunda B. Capacidad para ello tiene, y tiempo también pues aún estamos en el comienzo y quedan mucha Liga que cortar. Si Curro lo consigue, el Real Oviedo tendrá más fácil el objetivo.