Bocanada de oxígeno

Pre-partido complicado por todo lo extradeportivo que rodea al Club, pero choque que no sirve para sacar grandes conclusiones por la debilidad del rival, un Cacereño que aún no conoce la victoria esta temporada y que huele a Tercera División aun estando a 31 jornadas del final.

Fermín apostó por el sentido común: cada jugador en su puesto natural salvo Javi Barral por necesidad, prioridad de abrir el juego a bandas como se reclamaba desde hace tiempo, y Manu Busto como enganche. El principal damnificado fue Rayco, que por primera vez tuvo que empezar el partido desde el banquillo y conformarse con el papel de revulsivo que por otra parte, le viene como anillo al dedo por sus características. Mención especial merece Ernesto en su debut con el primer equipo; no era el día perfecto para un estreno por la presión que habría en el ambiente en caso de complicarse el partido, pero estuvo impecable en defensa, notable en la salida de balón, jugando con facilidad sin errores en el pase, incorporándose al ataque en la medida de lo posible. Queda demostrado que mejora en prestaciones a Invernón y que está plenamente capacitado para ser titular y/o luchar por el puesto de lateral zurdo con Javi Barral.



Se le achacaba al Oviedo en anteriores jornadas que no salía a por el partido con ambición, que regalaba muchos minutos tanteando al rival y que estaba demasiado pendiente de no encajar en lugar de anotar. Hoy el choque quedó inclinado desde el primer minuto con el tanto de Miguel, que sirvió para comprobar que el equipo tenía ganas de victoria y también para apreciar que el papel de los volantes iba a ser más determinante que en anteriores semanas con Raúl en el banquillo. Jugada que inicia Rubén González, desborda hacia dentro desde su posición y abre a la derecha para Jandro, que centra desde la línea de fondo al primer palo para que Miguel haga valer su 1’96 en el área. ABC del fútbol: desborde, apertura, centro y remate.

Pisar la cal y llegar a línea de fondo, primer objetivo del equipo
: al pie a Iván Ania, al hueco a Jandro, cada uno aprovechando sus características en pos del equipo y de ellos mismos. Preciosa la jugada del segundo tanto e impecable la volea de Iván Ania, que estalló en la celebración disfrutando de un momento que deseaba vivir desde hace 8 años. Ensanchar el campo permite que el rival no acumule hombres en el área, y si a ello sumamos la inferioridad numérica del Cacereño en el centro del campo y la presencia de un gran Manu Busto entre líneas obtenemos como resultado un 2-0 a los 15’ y varias ocasiones de gol para el Real Oviedo. Juego fácil, pecando en ocasiones de lentitud y conducción por la comodidad del resultado, pero control del juego y aproximaciones a portería al fin y al cabo. No se pasaron apuros en ningún momento y la calma se apoderó del Tartiere contra pronóstico.

También tuvo que ver en la mejoría del juego el hecho de que en un 90% de los casos el Oviedo intentase sacar la pelota desde atrás jugando en corto y sin apenas recurrir al pelotazo buscando la cabeza de Miguel. Factores que influyeron en ello hay unos cuantos. En primer lugar, que tanto Curro como Mario Prieto estuvieron bastante sueltos, sin marca individual y sin un rival encima que les agobiase a la hora de jugar a uno y dos toques. En segundo, que el Cacereño tiró las dos líneas defensivas muy atrás y apenas presionó en 3/4 zonas de campo, por lo que los azules tuvieron mucha facilidad para tocar hasta llegar a 25 ó 30 metros de porteria. Y por último, que por primera en lo que va de temporada los laterales se involucraron en la salida desde atrás, y tanto Rubén, como sobre todo Ernesto, se ofrecieron, combinaron y se incorporaron a mediocampo.



Tras el descanso, error repetido que urge solucionar ya: relajación en los primeros diez minutos con el partido por cerrar y ocasiones que le dan alas al rival y que en cualquier momento pueden costar un nuevo disgusto, como pasó ante el Toledo o ante el Guadalajara. Sirvieron estos momentos para apreciar la figura de Aulestia, que salvó con dos paradas a bocajarro el primer gol extremeño. No es nada fácil intervenir de esa manera en frío, tras salir de vestuarios y tras pasar la primera parte prácticamente en blanco. Chapeau para el guardameta vasco que ya ha salvado unas cuantas veces al equipo en lo que va de temporada aunque el hecho de que los resultados no acompañasen minimizasen sus intervenciones.

Por lo demás, pocas conclusiones que sacar en esta segunda parte debido a la holgura del resultado y al carrusel de cambios. Si acaso, comprobar que los carbayones tenemos recambios para poder presentar cualquier once con cuatro o cinco variantes sin que el nivel se resienta. Curro, que cuajó un irregular partido (mejor en ataque, descolocado en defensa), volvió a marcar de penalty pero con un mal lanzamiento que hubiese supuesto un nuevo error de haberle salido cara al portero del Cacereño a la hora de elegir lado para tirarse. Sirvieron los últimos minutos para darle cancha a Nacho Méndez y para que Rayco viese puerta por primera vez como jugador azul en una jugada que debe ser una referencia en las segundas partes con marcador a favor y con el canario sobre el campo: desmarque partiendo desde el sector izquierdo, pase al hueco a la espalda del central y perfecta definición del ex del Navalcarnero, que demostró su calidad y su temple recortando a Vargas, parando la pelota y marcando a placer en lugar de chutar de primeras ante la salida del portero.



Probablemente durante el día de mañana se anuncie el nombre del nuevo entrenador. Sea quien sea, espero que haya visto el partido de hoy porque , aunque no se puedan sacar grandes conclusiones ni lanzar las campanas al vuelo, sí se han apreciado algunos de los que deben ser principios básicos del equipo si se quiere sumar de tres en tres y entrar en una liguilla de ascenso que está a tiro de victoria a pesar del mal arranque.