Primer paso

El primer paso para optar a la victoria es el de aprender a competir; e igual que no se puede aprobar un examen sin estudiar, no se puede competir sin actitud. El problema del Real Oviedo en los anteriores partidos no era futbolístico, sino de mentalidad, por lo que es justo reconocer que Raúl ha sabido dar en la tecla durante la semana para conseguir que los jugadores saliesen ante el Atleti B con una actitud muy distinta de la mostrada semanas atrás.

Saltos a cabeza, rechaces, disputas en la segunda jugada, forcejeos en el 1vs1: situaciones en las que ayer salimos victoriosos y no derrotados como en Lorquí y Guadalajara. Jugadas que no aparecen en los resúmenes pero que muchas veces son decisivas en el juego y en la dinámica del mismo.

Futbolísticamente hubo pocos cambios pero bastante significativos: el más claro, el intercambio de posiciones entre Miguel y Rayco, pasando el primero al puesto de segundo punta por detrás del canario, que tuvo total libertad para buscar el desmarque de ruptura a la espalda de los centrales aprovechando la valentía del filial al adelantar la línea defensiva. Miguel, por su parte, en función Kanouté, con un doble papel: en defensa, tapar la salida de balón del central hacia el pivote colchonero anulando así la superioridad numérica local en el centro del campo; en ataque, dar una salida franca a Curro y Rubén tras recuperación de balón, ser la referencia de Gonzalo y Jorge Rodríguez cuando se jugaba en largo desde atrás y sacar a uno de los centrales rivales de sitio para que Rayco tuviese más espacios para aprovechar su punta de velocidad. Notable el partido de Miguel, tal y como reconoció Rivas en rueda de prensa; y es que no se puede crucificar a un jugador por fallar una clara ocasión o por ser el recambio del ídolo del oviedismo.



También fue reseñable respecto a otros partidos la titularidad de Iván Ania, muy participativo en banda izquierda y manejando un amplio abanico de recursos. Supo cuándo era el momento de buscar el centro para darle salida al balón, cuándo encarar a su lateral y cuándo dar amplitud y ensanchar el campo. Defensivamente estuvo muy sacrificado, cerrando bien, replegando cuando tocaba y atento en las ayudas a Javi Barral. Poco más se puede pedir: le sigue faltando algo de chispa y prueba de ello es que duró una hora sobre el campo, pero va por el buen camino. Será diferencial cuando alcance el grado de forma óptimo, igual que lo será Xavi Moré, que se estrenó en Liga como azul y que parece no tardará en alcanzar la titularidad visto que Jandro sigue sin mostrar todo lo que lleva dentro.

Tenía otra reválida el Oviedo con la pareja de medioscentros, examinados con lupa ante la ausencia de Pelayo vista su supuesta incompatibilidad. Pasaron la prueba con nota. Buen entendimiento entre ambos, alternándose en las labores de vértice según la zona en que discurriese la pelota, generosos en la presión y ofreciéndose continuamente a la hora de sacar la pelota. En esta última función, mejor Curro que Rubén ya que el ex de la Cultural sigue abusando de la conducción y del pase hacia atrás, aunque es cierto que ha reducido considerablemente el número de pérdidas de balón. Ambos sabían que no era el momento del lucimiento sino del sacrificio y cumplieron con creces en un partido difícil que de haberse perdido hubiese dejado al Real Oviedo en zona de promoción de descenso.



Y destacable a su vez el papel de una defensa que debe afianzarse con el paso de los partidos y donde, al contrario que en los puestos atacantes, no debe haber rotaciones para que los cuatro de atrás se compenetren y cojan confianza en ellos mismos y en sus compañeros. Correcto papel de todos ayer, ninguno excelso pero todos cumpliendo y sin errores, que a fin de cuentas, es lo que se les debe pedir. Ya llegará la hora de exigirles más a la hora de sacar la pelota desde atrás, tanto a los centrales (que no abusen del patadón como Jorge Rodríguez) como a los laterales (que se incorporen al ataque con más alegría y den una salida alternativa a los centrales en la creación). Atrás quedaron las lagunas de concentración a balón parado, los errores de marca y la apatía que se mostraron en los dos últimos desplazamientos. Queda trabajo por hacer, es cierto, pero ayer se puso la primera piedra de lo que debe ser la Reconquista.

Pero que el equipo mejorase no quiere decir que todas las cosas se hiciesen bien, y es ahora, en la victoria y con un poco de tranquilidad, cuando se deben revisar y analizar los fallos. No se le debe dar vida a un equipo con renta de un solo gol, y eso que ya nos pasó algo parecido ante el Toledo. Los cinco primeros minutos de la segunda parte fueron un monólogo del Atleti B en los que el gol no llegó de milagro. No se puede ceder la inicitiva, replegar líneas y renunciar por completo a la posesión ante un filial, conjuntos que destacan por su calidad técnica e individualidades. Unos minutos de desconcierto pueden costar muchos puntos y no es la Segunda B una categoría en la que se ganen con facilidad.



Y por último, reconocer el acierto de Raúl tanto en el planteamiento inicial como en los cambios. Ha sido una semana difícil para él y ha salido vencedor, así que espero que siga en esta senda. Acertó de lleno con el cambio de Manu Busto, y debe saber que en los puestos ofensivos tiene muchas alternativas que pueden dar grandes alegrías al oviedismo si desde el banquillo se sabe llevar la situación con mano izquierda.